Bulevar 27: Erase Una Vez Una Prostituta

Libertad

Y así pasaron los años de la adolescencia. Ya no era una niña cada vez estaba mas atractiva, con un aire triste. Salió con uno, con otro, pero nunca sufrió y nunca puso en juego su corazón, a   la promesa que había hecho la mantuvo.  En una  de tantas citas perdió la virginidad en el asiento entre los callejones y patios que tanto tenia el pueblo;  ella, cansada de ser la última virgen de su grupo de amigas, permitió que él la penetrase.  El chico fue tan torpe que con su chapuza  contrariamente a la masturbación, que la llevaba al cielo, aquello sólo la dejó dolorida, con un hilo de sangre entre sus piernas.

No tuvo la sensación mágica del primer beso, las garzas volando, la puesta de sol, la música... 

Continuo teniendo relaciones con todo el que quiso y  fue tal la rutina  de aprendizaje, para intentar entender a toda costa dónde estaba el placer del sexo con una pareja. No lo entendió; la masturbación daba mucho menos trabajo, y muchas más recompensas.   Eva empezó acreer que debía de tener algún problema sexual , se concentró aún más en los estudios y olvidó por algún tiempo esa cosas.

Terminó la escuela secundaria,  no encontró un buen empleo, nada era como se prometía al concluir la escuela, el álgebra, la infinidad trabajos y tareas de la escuela, la llevaron a trabajar en una tienda de comestible muy simple. Donde era frecuentemente acosada por los clientes de aquel lugar; pero Eva a esas alturas ya sabía cómo usar a un hombre sin ser usada por él. Jamás dejó que la tocase, aunque siempre se mostraba insinuante, conocedora del poder de su belleza.

Ella,  consciente de su propia belleza. Aunque casi siempre olvidaba los consejos de su madre, como siempre decía su madre: «Hija mía, la belleza no dura». Por eso, continuó manteniendo una relación ni cercana ni distante con todos y en especial con el dueño de aquel lugar, lo que se tradujo en un considerable aumento de sueldo 

Trabajó veinticuatro meses sin parar, pudo darles un mes de sueldo a sus padres, y ¡finalmente lo consiguió! Ahorró dinero suficiente para irse  a vivir a "Punta Cana" en la ciudad donde siempre es verano y sus fiestas son interminables.

Algunos se ofrecieron a acompañarla y a pagar todos sus gastos, pero ella mintió, diciéndole que la única condición que su madre le había impuesto era dormir en casa de una tía  que trabajaba en uno de los tantos hoteles.  Eva notó en sus ojos  que ya conocía: el fuego de la lujuria. Nada la sorprendió, porque para ella los hombres sólo estaban interesado en el sexo; sin embargo, ella seguía esperando ver lo contrario.  Dijo que iba a echar mucho de menos aquel empleo que tanto le gustaba, a la gente con la que adoraba convivir (evitó mencionar a nadie en particular, dejando el misterio en el aire: «la gente»,¿lo incluiría a él?), y prometió tener mucho cuidado con su cartera y con su integridad. 

La verdad era otra: no quería que nadie, absolutamente nadie,estropease aquella primera   libertad total. Le gustaría hacer de todo, bañarse en el mar,hablar con extraños, ver las vidrieras de las tiendas,y estar disponible para que un príncipe encantado apareciese y la raptase para siempre. 

—¿Pronto volveré, al fin y al cabo? —dijo con una sonrisa seductora, deseando estar equivocada—El tiempo de prisa, y pronto estaré devuelta

Algunos mas que otros quedaron, desconsolado, trataron de convencerla pero nunca acabó aceptando, pues para entonces ya estaba  tasados todos sus planes  y no quería precipitarse demasiado y estropearlo todo.

Esa noche ceno por ultima vez en su casa, nadie hablo demasiado, su madre sintió como parte de ella se alejaba. Su padre fue mas indiferente, solo le pidió que llamara y los mantuviera al tanto de su salud y por ultima vez la familia se reunión vieron el álbum familiar un libro muy viejo con fotos del pasado.  cuando todo era simple y su única preocupación era la hora de la comida.

Al día siguiente eran las  siete de la mañana cuando partió rumbo a lo desconocido!

... o como ella lo llamaba  rumbo a la liberta!