22. ¿Quién es Bosheit?

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Según dicen el café ayuda a relajarse y evita que el cuerpo sienta cansancio o ganas de dormir, pues justamente eso quería lograr en un fresco día de las nueve de la mañana, deseaba despejar mi mente de todos esos pensamientos insistentes que involucraban a Zayn Jones, en conclusión, quería olvidar aunque sea por un momento lo fregada que estaba al tener sentimientos por él.

Desde anoche no había podido descansar tranquila recordando con exactitud ese beso y todo lo que había causado en mi, por otro lado me entristecía saber que en mi había hecho demasiado efecto y quizás en él no hubo absolutamente nada.

Observaba el agua hirviendo fijamente, mantuve esa misma posición hasta que el timbre de la puerta principal sonó haciéndome reaccionar, me levanté perezosamente y caminé hacia la puerta con una mueca, estaba esperando a Grace, al menos la pasaríamos bien juntas.

Aprovecharíamos las horas que tendríamos que haber estado en la universidad, nos ahogaríamos con café y nos lamentaremos de nuestras penas.

Cuando abrí la puerta no había absolutamente nadie, fruncí el ceño desconcertada, iba a cerrar la puerta con molestia pensando que se trataba de alguna mala broma, pero cuando bajé la mirada hacia el tapete de entrada estaba un pequeño diamante.

Sí, estaba segura que era un valioso diamante, lo recogí al instante y cerré la puerta detrás de mi, lo analicé detenidamente viendo las pequeñas perlas brillantes que lo adornaban. ¿Qué hacía esto en mi entrada? ¿Alguien lo había puesto para mí? ¿O para mi mamá aunque ella no estaba? ¿Será que es algún mensaje de un asesino? ¿O cuánto dinero me darían por empeñar este objeto?

Callé mis tontos pensamientos cuando me di cuenta de que en el centro del diamante estaba perfectamente tallado la palabra Bosheit.

¿Qué demonios significaba eso? ¿Eso siquiera es inglés o algún otro idioma? ¿Podría ser la marca de una empresa?

—¿Hay alguien ahí adentro?

Me sobresalté completamente asustada al escuchar la fuerte exclamación proveniente del otro lado de la puerta, era una voz masculina, la había oído tan fuerte porque me encontraba recargada en la puerta analizando el nombre, y peor aún, reconocí al instante de quién era esa voz tan grave, de la persona que había estado intentando sacar de mi cabeza desde ayer.

¿Qué hacía en mi casa? ¿Quería hablar conmigo? ¡Zayn estaba aquí!

Abrí la puerta desesperadamente, mi plan era ver su hermoso rostro y luego cerrarle la puerta en la cara, pero mis pies se enredaron entre sí haciéndome caer al suelo boca abajo sobre el tapete, específicamente frente a los pies de Zayn, no quiero siquiera imaginar el estrépito de mi cuerpo estrellándose en el suelo.

Mi rostro comenzó a tornarse rojizo, y ni hablar de la vergüenza, fue demasiada que ni siquiera la puedo expresar. Cuando subí la mirada encontrándome con la de él desconcertada, rió sarcástico.

—Tú no cambias —murmuró.

Bufé fastidiada y me levanté al instante rechazando su mano extendida hacia mi dispuesto a ayudarme, cuando estuve más o menos a su altura crucé de brazos enfrentándolo, él tampoco había cambiado mucho que digamos, ni siquiera por lo que había pasado ayer.

—¿Qué haces aquí? No tienes nada que hacer en mi casa, no quiero verte, es más, no...

—No me interesa si quieres verme o no, vine por una razón importante —interrumpió groseramente.

—¿Es por lo del beso? Pues te advierto que...

—¿El beso? —volvió a interrumpir incrédulo—. ¿Tú crees que eso es una razón importante? ¿Acaso no me expliqué bien?

¡Asistente! © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora