17. Prohibido trabajar con Heart Stone

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Desperté sobresaltada al escuchar un ruido proveniente de la planta de abajo, parpadeé un par de veces tratando de recuperar la estabilidad, me sentía un poco desorientada y me dolía la cabeza, observé a mi alrededor e inmediatamente fruncí el ceño, pensé que estaba en mi habitación, no reconocía nada de lo que veía, era una habitación con paredes azules y muy masculina, un momento...

Había estado aquí en algunas ocasiones, ladeé la cabeza desconcertada, estaba segura que era la habitación de... ¡Zayn!

Observé desesperada hacia todos lados pero fue un grave error, en ese momento comencé a sentirme mal, mi cabeza dio tantas vueltas que me sentí mareada y el dolor de cabeza aumentó, me quejé nuevamente pero guardé silencio cuando observé a Zayn profundamente dormido en el sofá de la habitación, estaba acurrucado con una sábana frágil, se veía muy mal a decir verdad.

Intenté recordar lo que había sucedido la noche anterior, sólo recordaba que había estado en el restaurante y lo último fue la pelea con Amy Smith, no tengo ni la menor idea de como llegué a la mansión, ni como terminé durmiendo en la habitación de él, pero al menos estaba muy segura que seguía siendo virgen por sí las dudas.

¡Me había emborrachado, embriagado, yo que sé!

Me levanté desesperadamente y salí de la habitación, no sin antes echarle un vistazo a Zayn durmiendo, se veía muy pacífico y sereno, corrí bajando las escaleras, pensaba salir de la mansión pero escuché un ruido desde la cocina. Me dirigí ahí a toda prisa encontrando a Liam preparando el desayuno, él me miró y sonrió, yo simplemente me acerqué.

—¿Qué demonios pasó anoche? —pregunté alarmada.

—A mí no me preguntes, no tengo ni la menor idea —contestó haciéndome fruncir el ceño—. Anoche te quedaste con Zayn en el restaurante y nosotros nos fuimos, él te trajo a casa en la madrugada.

—¿En la madrugada? —pregunté sin aliento.

—Así es, estabas muy borracha.

Dios mío, que vergüenza.

—¿Qué hora es? —pregunté.

—Aproximadamente... —musitó viendo su reloj—. Las siete de la mañana.

Sí, la hora exacta para estar en la universidad. ¡Carajo!

—¡Oh no! —exclamé—. ¡No llegaré a tiempo!

Liam me miró preocupado.

—Zayn puede llevarte, estoy seguro que aceptará.

—¡No! —exclamé rápidamente haciendo que frunza el ceño—. Digo... No quiero despertarlo, ya tuvo suficiente conmigo anoche como para seguir molestando, me iré sola.

—¿Estarás bien?

Asentí.

—No te preocupes por mí.

—Muy bien, te veo en la tarde.

Excelente, además de eso debía trabajar durante la tarde, quizá le pediría a los chicos que me dieran la tarde libre, podía ser una oportunidad de descanso y reponerme para el siguiente día, porque sinceramente siento que moriré si sigo un segundo más de pie, además no quería ver a Zayn, estaba segura que anoche había pasado algo más que lo que Liam me había dicho.

Sentía que había algo más y no recordaba, pero desde el fondo algo me decía que era muy malo, para ambos. Sin darme cuenta, mis pies estaban corriendo a toda velocidad hacia la salida, no podía seguir perdiendo más tiempo, encontré a Arturo limpiando la limusina en la calle.

¡Asistente! © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora