Querida hermana mayor 10

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Él día en él que ella conoció la amistad.. Y quizá él inocente amor.

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Sus mejillas dolían y así vez se entumecían de tanto sonreír, las hermosas jóvenes provenientes de otros clanes pasaban a su alrededor parloteando y halagando de cuan hermosa era la hija mayor del Rey Vampiro a pesar de no tener ningún parecido con él.

Se sentía extraña al estar con chicas de su edad, su socialización no pasaba más que tardes con sus hermanos menores que con él paso de los años y conforme ella crecía, estos se volvieron ocasionales casi nulos. Jamás había estado en contacto con alguien mas que no fuera su propia familia o los trabajadores de la mansión, gracias a esto miles de rumores fueron esparcidos por la misma servidumbre, rumores que decían que se trataba de una joven bastante misteriosa.. volviéndola bastante popular entre los clanes.

A lo lejos miraba a su padre hablando con los líderes de los clanes y otras personas de alto estatus. La charla se veía bastante seria y la tensión entre ellos se podia sentir desde su lugar. Era mejor no interferir.

—¡Señorita Sakamaki! ¿Usted ya tiene un prometido?

Ella sonrió por cortesía y negó. —Me temo que no. —Las damas suspiraron tristes y decepcionadas pero algunas aliviadas.

—¿Usted cree en el amor?— la pregunta lo tomo por sorpresa, era obvio que creia en él amor pero él amor familiar y ficticio, ese amor que solo había en él universo de lo libros e historias de hadas. El amor real jamas lo había experimentado realmente y no era como si quisiera hacerlo, él amor puede ser muy grotesco y enfermizo. La clase de amor que su padre y esposas se solían demostrar y que no quería experimentar jamas.

Reiko cubrió la mitad de su rostro con el abanico que ella cargaba, desviando la mirada en busca de algún rincón apartado del lugar. Desde hace tiempo Reiko visualizaba la mesa de postres, deseaba poder devorar esos pastelillos, acabar con todos esos apetecibles dulces puestos cuidadosamente sobre la mesa pero eso seria de mala educación. Miro a las damas y luego a la mesa.. —Oh, mis queridas señoritas me temo que estoy algo cansada y me gustaría tomar un poco de aire fresco, regresaré con ustedes mas tarde, lo prometo. — alzó su vestido para luego realizar una pequeña reverencia ante ellas. Pese a su pésimo intento de socializar, los modales en ella no faltaban pues habían sido inculcados por las tres esposas de su padre desde que tenia memoria, asi que estos estaban bien, basta decir que inclusive dejaron sorprendidas a las damas quiénes gustosas aceptaron. —Con su permiso.— y se retiró.

Caminó entre la gente, correspondiendo los saludos con pequeños asentimientos de cabeza o sonrisas intentando evadir cualquier plática. Solo quería descansar de todo él bullicio del lugar y liberarse aunque sea por unos minutos de los horribles zapatos de tacón que aprisionaban de forma tortuosa sus pies.

Miro él enorme salón de lado a lado, buscando cual ratón; una manera de escapar de esa trampa social que le abrumaba. No fue hasta que un chico que servía como asistente llamo su atención.

—Pss.. Señorita por aquí..— murmuró, haciendo señas discretas hacia ella las cuales captó enseguida. Miro ambos lados para luego caminar hacia el quien repentinamente la tomo del brazo guiándola por un pasillo semi alejado del banquete.

Los ojos de Reiko observaron con curiosidad al chico quien caminaba con ella de forma apresurada, no sentia ninguna mala intencion por parte de este y su agarre era gentil y delicado. No entendía porque hacia aceptado y ahora caminaba detrás de él a pesar de estar consciente de los rumores que se esparcirian después.

↠𝑄𝑢𝑒𝑟𝑖𝑑𝑎 𝐻𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑎 𝑀𝑎𝑦𝑜𝑟..↞|| Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora