Querida Hermana Mayor 14

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“Estoy esforzándome al máximo por ustedes, Laito..”

Los ojos esmeraldas casi cristalinos del castaño de abrieron de par en par al instante. Aún tenía ese mal sabor de boca de aquel amargo sueño que hace unos instantes acaba de tener, aunque más que sueño se trataba más de un recuerdo del pasado.

La luz del amanecer que se infiltraba a través de las pesadas y oscuras cortinas que impedían la iluminación en la habitación del chico.

“Quiero que todos estemos juntos..”

Tomó su rostro entre sus manos, intentando ignorar y de nueva cuenta conciliar el sueño que parecía haberse esfumado. —Maldicion..— murmuró frustrado, dando vueltas sobre su cama mientras enredaba las sábanas entre su cuerpo. De pronto, lo que parecía ser ya un casi olvidado aroma llego a él de forma repentina, despertando viejas sensaciones y memorias en él; Rápidamente se puso en pie, preparado para salir de la habitación.

“Deseo tener una larga vida a su lado.. Pero debes escucharme bien..”

—..¿Reiko?..— Dejó salir su nombre en un débil susurro casi inaudible, una suave brisa movió sus cortinas color verde dejando entrar una larga y fina pluma blanca con negro, Laito se sorprendido levemente, parecía reconocerla.

“..No dejes que la oscuridad influya en ti, no caigas como tu madre..”

—..Tarō..— murmuró poniéndose tambaleante de pie. La pluma voló levemente con la brisa, saliendo por la puerta para deambular por lo pasillos.

Laito no perdió mas tiempo y salió intentando alcanzar dicha pluma.

“Debes mantenerte firme.. Por tu bien y el de tus hermanos..”

—¡Esto es tu culpa! ¡Tu maldita culpa! ¡Si tan solo hubieras cerrado la boca, si no hubieras metido tus narices en donde no—!

—..Es por tu bien.. Quiero lo mejor para ti, Laito. Lo que tu madre hace contigo no es..

—¡Callate, callate! ¡Ella no es mi madre, es MI mujer!

—¡Es tu madre Laito, no digas eso!

—¡Lo es, maldita sea! ¡Todo es por tu culpa! ¡Es por eso que estoy en encerrado en este lugar!

Una punzada en él lugar donde debía de estar su palpitante corazón le hizo caer abruptamente al suelo. ¿Porque ahora? ¿Porque esos recuerdos venían a él?

—..Perdonadme Laito, lo siento mucho.. Quiero lo mejor para ustedes..

—..Te odio.

—¿Eh?

—..Te odio.. ¡Te odio!

—Laito.. Yo no..

—¡Te odio! ¡Ojalá mueras pronto!

Aquella horrible conversación que mantuvieron durante el tiempo que estuvo encerrado en el sótano por órdenes de Karlheinz, regresaba a él, palabras que en su momento dijo sin pensarlo, sin saber el enorme peso emocional que llevaría en un futuro, ahora cargaban en su mente y dolían de solo recordarlas.

↠𝑄𝑢𝑒𝑟𝑖𝑑𝑎 𝐻𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑎 𝑀𝑎𝑦𝑜𝑟..↞|| Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora