Necesito un Mapa y una Brújula

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Narra Raquel

Me había despertado a las siete y media, las clases comenzarán en una hora, yo no uso despertador nunca lo he usado porque me despierto pronto por costumbre. Me senté en la cama mirando a mi alrededor para asegurarme de que no había sido un sueño.
Me puse el uniforme frunciendo el ceño, no es que no me gustará, al contrario me encantaba. Pero odio ponerme faldas, vestidos y cosas enteras rosas en mi ropa, lo sé, todo muy normal. Literalmente mi madre tiene que perseguirme y obligarme para que me ponga un vestido. Pero como la falda era parte del uniforme no me queda otra, pensé mientras suspiraba rendida. Me puse la chaqueta del uniforme encima intentando que se me viera la falta lo menos posible.

(Pensar que la chaqueta es hasta los pies y que también hay unas calcetas del color de la falda hasta por debajo de las rodillas y unos zapatos de vestir negros

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(Pensar que la chaqueta es hasta los pies y que también hay unas calcetas del color de la falda hasta por debajo de las rodillas y unos zapatos de vestir negros.)
Tenía clase de encantamientos con Ravenclaw a primera, clase de pociones con slytherin a segunda y clase de vuelo con los demás gryffindor a tercera. Después teníamos un descanso de 30 minutos antes de volver a clases. Cogí lo que necesitaba para las 3 primeras clases y fui andando hacia el Gran Comedor para desayunar.

Para mi desgracia, gracias a mi MAGNÍFICA capacidad de orientación, notese el sarcasmo, en menos de diez minutos ya me había perdido.
Silena- Hola cariño, ¿te has perdido?- yo me giré y vi a la chica a la que ayude a recoger sus libros en el Callejón Diagon.
Yo- Eso creo. Eras...¿Silena Stone?
Silena - Si. Veo que tienes buena memoria para los nombres.
Yo- Ojalá pudiera decir lo mismo de mi orientación, no recuerdo por dónde está el Gran Comedor y es el único sitio del Castillo en el que he estado aparte de la sala común.- dije con todo de niña pequeña a le que sus padres acaban de negarle una chuche. Oí a Silena reírse, me llamó la atención el que siempre estuviste sonriendo.
Yo- Ehhh... Silena.- la llame algo avergonzada.
Silena- ¿Si?- me dijo aún sonriendo.
Yo- Tú eres una Ravenclaw.- ella me miró fijamente- ¿Has visto a mi pri- prima?- genial, y ahora aparte de vergonzosa y tímida le añadimos tartamuda, pensé dándome un facepalm mental a mi misma.
Para mi suerte a Silena pareció enternecerle mi nerviosismo.
Silena- ¿Te refieres a la chica que estaba al lado tuyo en la selección?- yo asentí- Me parece que sigue en su habitación pero no creo que tarde mucho en venir.- dijo en tono tranquilizador, ahora entendía porque ella me había causado tanta confianza, ella a pesar de apenas haberme conocido había sido capaz de entender en unos segundos que Laura se había convertido en mi principal fuente de seguridad desde que llegué aquí.- Podemos ir juntas al Gran Comedor si quieres, después de todo, yo también iba hacia allí.
Yo- Gracias- le dije con una pequeña sonrisa.
Caminamos hacia el Gran Comedor hablando de cosas triviales mientras ella me contaba lo maravillosa que era la vida en Hogwarts.
Silena- Bueno, creo que aquí nos separamos, espero poder verte luego Raquel.
Yo- Adiós - dije mientras ella se sentaba en la mesa de Ravenclaw y yo me dirigía a la mesa de Gryffindor. Apenas había gente a esta hora de la mañana.
Empezé a comer mi desayuno en silencio, algo alejada de las pocas personas que había en la mesa.

Believe in dreams - El Comienzo a Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora