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Father to Son ~ // May //
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La sirena hace su conteo final junto al limpio sonido de otro instrumento nuevo y la escena cambia completamente, ahora comienza la verdadera historia que trasciende de padre a hijo. Uno le da la mano al otro y ambos, sentados sobre un tronco en el claro del bosque detrás de la capilla oculta y la plaza ya vacía, se inclinan para acortar el estrecho que los separa.
Mientras las guitarras continúan turnándose en tregua para tocar y detener la lucha que el lado blanco momentáneamente ganó, la intervención del bajo hace acto de presencia y el pequeño niño siente el murmurar de las palabras del atento padre en su oído. Debe escuchar con atención a partir del momento.
Siempre ambos han estado unidos, siempre han sido parte uno del ajeno ser. El padre luchó junto a su hijo, combatió a su lado incluso desde antes que naciera. ¿Sabría este tras esa sonrisa que plasmara en su rostro, al oír las susurrantes palabras, todo lo que significaban aquellas realmente?
Divertido es el alegre sonido de la melodía al fondo, en el claro del bosque de Rhye. Divertida es la compleja mezcla armoniosa de tantos instrumentos, batería incluida también, quizás fuera olvidado recalcarlo. Las palabras del padre se vuelven la lírica que conforma toda una canción con ese inimitable acompañamiento musical, una canción de padre a hijo.
¡Y su voz es tan clara! ¡Tan pura, tan limpia!, y además se mantiene durante allí una y otra vez. ¿Cómo no enternecerse ante el murmullo y sonreír? ¿Cómo no querer seguir en ese lugar, con el oído junto a la ajena boca, escuchando la leyenda que todavía prosigue? Bien, la leyenda podría haberse convertido ya en un consejo, o bien contener una admirable moraleja.
No destruyas lo que ves, es tu país, tu Tierra, naciste aquí y probablemente aquí morirás; ganarás mucho más al construir y reponer, en lugar de destrozar y causar estragos. Los reyes serán coronados, las palabras que dan paso al cuento de ellos en tu oído persistirán, por siempre se transmitirán de padre a hijo.
La sirena vuelve a irrumpir, no pretende callar enteramente aún, y los sonidos que junto a ella se hicieron presentes en un inicio, guitarras en guerra y bajo en un intento por causar la paz, unidos a la batería sólo después, regresan para introducir aquellas palabras que al alma te llegarán y después a llevarte van a los tarareos constantes entre frase y frase, conformando la estructura y el musical párrafo.
Aparecerá un último grito amplio, aunque delicado y gustoso al oído más tarde, para recitarte una última vez antes de dar protagonismo a la guitarra principal. De nuevo procederemos a hablar de padre a hijo, ahora con un regalo.
"Toma esta carta que te entrego", por supuesto que obedecerá. "Tómala rápido, apriétala fuerte", sí, obviamente asentirá y contra su pecho la sostendrá como si el mañana no estuviera dispuesto a aparecerse. "No entenderás ni una de las palabras que en ella se encuentran", como a lo largo de toda esta historia hecha canción. "Pero la escribirás completamente otra vez, antes de que mueras", y volverá entonces a asentir.
Disfruta del solo ahora, nada igual a aquella guitarra y sus acompañantes secundarios que tan bien se defienden igualmente a un lado suyo. Es extenso, al menos de manera relativa, pero mucho mejor mientras más extenso y fuerte para relajar los oídos de los consejos, la extraña carta que por ahora poco se dará a comprender y la leyenda que apenas empieza.
El padre se pone de pie, a pesar de que todavía sin marcharse, e invita a su hijo a seguirlo, apoyándose de la mano que sigue sobre la suya apoyada; todo eso mientras el pequeño mira su sonrisa traviesa con ojos de cordero confundido de rebaño y obedece a cada paso ciegamente, como la fé en la religión a veces a uno ciega.
No abandonarán del bosque y nuevamente las palabras susurrantes regresarán, aunque gracioso será el hecho de que el hijo ni siquiera escuchará una sola de esas palabras en su oído, por parte inconfundible del padre.
"Pero la carta que te escribí, se quedará a tu lado", no hay duda alguna de que en efecto ocurrirá así. "A pesar de los años, hasta que la soledad se vaya", un beso en la frente es testigo de la verdad y el niño asustado ya tiembla; parece que en el fondo ni su inocencia lo salva de entender la despedida.
Cantará luego si es capaz, el aire que respira vive su padre para entregárselo y ni siquiera se había dado cuenta de ello. Todo el coro se repetirá otra vez de padre a hijo, toda la historia de los reyes que coronados serán, del sonido que gracioso es.
Las palabras darán vueltas alrededor de la cabeza del pequeño que cierra los ojos, como a punto de sumirse en un profundo sueño, y de repente ve que su progenitor no se halla más al abrirlos de nuevo.
No hay desenlace en esta simple y a la vez compleja melodía. Los instrumentos acompañarán a las voces cálidas que repiten en distintos tonos lo mismo y dan paso así a otra historia blanca todavía más triste.
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Qѵεεɳ σƒ Rɦყεℓαɳ∂
Fantasy/lαժօ ճlαղcօ\: P̳r̳o̳c̳e̳s̳i̳ó̳n̳, escucha un solo instrumental, una historia que trascendió de p̳a̳d̳r̳e̳ a̳ h̳i̳j̳o̳. El triste cuento de su amor perdido, la pura r̳e̳i̳n̳a̳ b̳l̳a̳n̳c̳a̳, a̳s̳í̳ c̳o̳m̳o̳ c̳o̳m̳e̳n̳z̳ó̳ todo. A̳l̳g̳ú̳n̳ d̳í̳a̳,̳ u...