Vuelta al pasado

Capítulo # 8

A pesar de que ambos nos encontrábamos compartiendo aquel beso, podía sentirse como cada uno lo cargaba de sus propias emociones apropiándose por completo de él. Pasión, enojo, anhelo, tristeza, necesidad, soledad... el ambiente se sentía embriagado por ese cóctel de sentimientos encubiertos por un velo de lujuria, calidez y regocijo.   

Sus manos recorrían poco a poco mi piel con tanta seguridad y habilidad, como si de alguna forma mantuviera en su el fondo de sus recuerdos cada centímetro de mi cuerpo y aquellos lugares estratégicos que me hacían estremecer bajo su tacto. Nuevamente me encontraba a su merced, era notorio que lograba embriagarme y atontarme como lo había hecho años atrás. ¿Qué clase de poder tenía este hombre sobre mi? Debía admitir que a pesar de no haber sido el único hombre de mi vida, me hacía sentir totalmente vulnerable, expuesta y atraída a él. Era sumamente ilógico, y llegaba a considerar que de no ser escéptica a la magia, esoterismo y ese tipo de cosas pensaría que él había lanzado un hechizo sobre mi. Debía hacer algo si no quería caer a sus pies, y si no salía ya de esa libidinosa situación terminaríamos rememorando viejos tiempos bajo mis sabanas.

Mordiendo suavemente su labio inferior me aparté poco a poco de su anatomía en un pobre intento de auto control, sonreí tímidamente admirando sus enrojecidos y entreabiertos labios, progresivamente mis incontrolables manos fueron llegando al final de su expedición deteniendo su vivaz andar sobre su pecho. Podía sentir con facilidad bajo mi tacto como su corazón latía con desenfreno — Fue como viajar al pasado... — solté en un desanimado susurro apartando mis manos de su ser aunque sin muchas ganas de hacerlo. 

— No creo que puedas comparar a mi yo actual con mi yo de aquel entonces — arqueo una ceja mostrando desacuerdo frente a mi comentario — Hoy día soy mucho más experimentado y habilidoso que en aquel entonces... eramos solo niños... — Sus manos se encontraban ahora aferradas a mis caderas, con firmeza y total naturalidad, como si no pretendieran apartarse de mi y tan solo se hubiese tomado un descanso para recobrar el aliento.

— Dicen que la práctica hace el maestro Min... — mencioné con un tono coqueto pero a la vez divertido — ¿tuviste mucha práctica desde entonces? desde que me fui tuviste años para practicar — negué con mi cabeza bajando la mirada y solté una pequeña risa seguida de un suspiro — seguramente enamoradas te habrán sobrado — rodee mis ojos recordando su séquito de admiradoras que en aquel entonces, las cuales más de una vez me habían hecho sentír sumamente celosa. Frente aquel recuerdo poco agradable inconscientemente retrocedí algunos pasos hacia atrás buscando apartarlo por completo de mi persona, estaba ebria pero no era idiota.

— Si lo analizo a la inversa me gustaría agregar antes de este momento pude ver tus años de práctica en tu video con Hoseok... se te veía tan animada, desinhibida, seductora, con un control total de la situación... realmente no hacía falta pasar por más para notarlo aunque... no voy a mentirte, disfruté comprobarlo en carne propia — soltó una pequeña risa socarrona y con su pulgar retiro cualquier rastro de aquel beso que habíamos compartido hacía tan solo segundos.

Aquel gesto sumado a su comentario ácido habían logrado molestarme. ¿Acaso había venido hasta acá solo por eso? ¿Sabía que yo me tiraría sobre él como una completa tonta? 

— Aja, claro... supongo que ahora es un gran momento para citarme a mi misma con la frase que usé hace dos segundos... "como olvidar lo tonto que eras si estás acá para recordarmelo a pesar del paso de los años"—   no tuve intención alguna de camuflar mi enojo y cruzando mis brazo murmuré — buenas noches Min — imité su gesto, el que tanto me había molestado retirando cualquier rastro del beso de mis labios, y dándole la espalda me encaminé a la puerta de mi hogar. 

Nuevamente con llave en mano intenté ingresar a mi casa aunque, antes de que siquiera pudiera quitar la llave del cerrojo, su mano se posó sobre la mía y el peso de su cuerpo me acorralo contra la puerta. Sorprendida y algo molesta me vi obligada a mirar por encima de mi hombro para observar su frío rostro. — ¿Podes dejarme Yoongi?, paremos ya con este juego que  no somos niños... necesito descansar mañana debo trabajar —