28 de octubre de 1985, María al regresar a su departamento se encontró con varias represas, fue recibida con cariño por la dueña del Hostal y por su hija Consuelo, quienes le comentaron que sus amigos del trabajo le habían dejado muchos regalos para Miguelito, lo cual género en María una gran alegría ya que no se había esperado algo como aquello, subió a su alcoba y miro que en su cama se encontraban varias piezas de ropa de recién nacido y varios juguetes para el pequeño Miguelito. María no podía dejar de sentirse feliz, quería salir corriendo hacia su trabajo y agradecer a todos por tan hermosa bienvenida pero debía descansar ya que estaba muy débil aun por el parto y esforzarse demasiado podría traerle complicaciones a su salud.
María se quedó en cama todo un mes que su jefe le había dado como recompensa por ser muy trabajadora y eficiente, en este lapso de tiempo Consuelo le ayudo preparando los alimentos necesarios para su nutrición y con el aseo de su ropa, ya que ella no podía hacerlo. Consuelo se había encariñado muchísimo con Miguelito el cual era un niño muy alegre y juguetón, era raro escucharlo llorar lo cual hizo que las dos chicas pensaran que debía de tener algún problema con su voz, lo cual no fue así, ya que lo llevaron al centro de salud de la parroquia, donde un pediatra les explico que no era nada grabe y que no se preocuparan por eso, Miguelito era un niño sano y fuerte lo cual tranquilizo mucho a María ya que sentía mucho temor de que tuviese alguna enfermedad a causa del accidente que había tenido hace unos meses atrás cuando estaba embarazada.
Al terminar el mes de dieta María debía volver a trabajar así que dejo a Miguelito al cuidado de Consuelo quien muy amablemente se había ofrecido a cuidarlo y en recompensa María le regalaba unos cuantos sucres, los cuales Consuelo utilizaba para comprar tela y confeccionar prendas de vestir para ella y Miguelito, ya que era una buena costurera debido a que había estudiado en el centro artesanal Pedro Moncayo de la ciudad de Ibarra el cual era muy reconocido por enseñar educación textil, el trabajo no quedaba lejos así que María regresaba debes en cuando a darle de comer a Miguelito y de que llorara no debía preocuparse ya que como anteriormente dicho era muy raro escucharlo llorar.
Pasaron muy rápido los meses, mientras María mantenía la misma rutina y veía como su hijo crecía y se desarrollaba de una manera impresionante, algo que les había llamado la atención a María y Consuelo era que a Miguelito le gustaba mucho observar los trabajos que su madre realizaba y también aquellos que adornaban toda su habitación, se quedaba mirando fijamente con tal pasión y felicidad las obras; a la edad 8 meses Miguelito prefería jugar con la pintura que con juguetes y manchar con sus manos paredes y hojas que encontraba en su camino, lo que generaba en María una alegría indescriptible ya que su pequeño niño había nacido con la pasión del arte tal como ella lo había hecho.
A la edad de 1 año Miguelito se había convertido en un niño fuerte y alegre, le gustaba mucho salir a pasear por las calles de la ciudad acompañada de su madre, o mejor dicho, le gustaba mucho que María lo sacara a pasear, fue en este tiempo cuando a María le vendría una gran sorpresa, una tarde su jefe la llamo a su local ya que un hombre elegantemente vestido se había interesado mucho es sus trabajos y había decidido comprar algunos pero quería conocer a tal talentosa artista que los había creado. María llego rápidamente y se presentó al hombre con mucho entusiasmo quien respondía al nombre de José Antonio Sevillano Díaz, 30 años de edad, quien se describió en frente a María y su jefe como un coleccionista de arte que había llegado al país en busca de nuevos trabajos para su galería que estaba ubicada en Sevilla- España. José les comento que uno de sus principales gustos artísticos era la Escuela Quiteña, la cual tenía un gran renombre en su país, así que al escuchar sobre Quito e Ibarra 2 ciudades Ecuatorianas que se destacaban por esta escuela tomo sus maletas y sin pensarlo 2 veces se encaminó al nuevo mundo. Esta noticia hizo que María casi brincara de alegría ya que su oportunidad había llegado, desde su inicio su sueño siempre había sido ser una gran artista de renombre y seguramente con el apoyo de José podría lograrlo. Esa tarde José se llevó 2 trabajos de escultura y 1 de pintura, les explico que se quedaría en la ciudad un par de meses para poder conocerla mejor y encontrar las mejores piezas de arte para su galería. Desde un inicio José se había interesado en la técnica que utilizaba María para sus trabajos así que había decidido regresar 2 días después para que ella le enseñase todas las obras que tenía en su hogar, con las cuales se fascinó completamente, pero no solo se había fijado en su técnica sino también la belleza interna y externa que reflejaba la cual dejo sin palabras a José quien sin perder tiempo cuando tuvo la oportunidad la invito a salir.
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El espíritu del arte
Ficción históricaEn el presente libro se expondrá puntos fundamentales sobre el arte, como: la necesidad del arte, el artista, su mundo, el proceso creador y la obra, todo esto en base a lo espiritual, tomando como referencia el libro de Kandinsky, el cual aporto co...