15 de julio de 1992, Ibarra, todo está listo, ese día Miguelito seria adopto y se marcharía con su nueva familia a su hogar en la Ciudad de Atuntaqui, también conocida como la ciudad textil. La despedida fue difícil para las madres y mucho más para Carmen quien era la que se había encariñado muchísimo más con él. Estaba claro que ellas echarían de menos levantarse cada mañana y disfrutar de un nuevo trabajo de Miguelito en alguna de las tantas paredes de la fundación, pero por otro lado estaban muy felices que su pequeño artista se marcharía a vivir en brazos de una familia que seguramente lo amarían mucho.
Era un sábado por la mañana cuando Miguelito dijo adiós a la fundación y salió de la mano de Fernanda quien sería su nueva madre, en el rostro de Fernanda reflejaba una hermosa sonrisa, al fin cumpliría su sueño de ser madre, Rodrigo había tenido un compromiso así que no había podido acompañar a Fernanda pero este había preparado una gran sorpresa para la llegada de Miguelito a su nuevo hogar. Todo el camino a casa Miguelito no había dicho una sola palabra, no estaba triste pero tampoco feliz, se mantenía neutro y analizaba detenidamente la situación. Cuando llegaron a Atuntaqui, Fernanda llevo a Miguelito a una heladería, estaba haciendo mucho calor y que mejor remedio que una rica ensalada de frutas que tanto disfrutaba ella. La dueña del establecimiento conocía a Fernanda y muy contenta fue a felicitarla, ella estaba muy feliz de conocer a Miguelito quien al sentir mucho cariño de parte de la señora se había puesto rojo de lo tímido que se sentía al ser cariñado continuas veces, terminaron de comer el postre, algo que a Miguelito le encanto demasiado, él no había comido mucho helado debido a que dentro de la fundación era muy raro que comieran postres ya que no contaban con dinero suficiente para esos lujos. Se despidieron de la dueña del establecimiento y continuaron su camino a casa, cambiaron algunas cuadras y llegaron a su hogar que estaba ubicado a dos cuadras del parque central de la ciudad, al entrar a casa Rodrigo los recibió con un fuerte abrazo y llevo a Miguelito a que conociera su habitación, la cual estaba adornada con muchos juguetes y materiales de arte que desde un inicio llamaron mucho la atención de Miguelito, él estaba muy feliz, se había quedado encantado por lo colorida que era la habitación y no podía esperar por registrarla completamente y conocer todos sus secretos. Rodrigo muy feliz dijo que lo esperaran un momento ahí que iría por algo que había comprado para Miguelito, él se quedó con mucha curiosidad y sus ansias por conocer que era el regalo que le tenía preparado, Rodrigo tardo como 5 minutos y volvió a la habitación llevando en brazos una hermosa guitarra que entrego a Miguelito y le dijo que con esa guitara podría crear las canciones que él quisiera, Miguelito estaba muy feliz pero no comprendía cómo funcionaba el instrumento, al darse cuenta de esto Rodrigo tomo la guitarra y comezón a tocarla, el sonido melódico que producía el instrumento dejo encantado a Miguelito quien no podía dejar de mirar fijamente a Rodrigo mientas entonaba una hermosa canción Andina llamada " El alma en los labios" la cual era un poema de Medardo Ángel Silva, un reconocido escritor Ecuatoriano representante de la generación decapitada. Al terminar la canción Miguelito pidió que le entregaran la guitarra y muy curioso comenzó a topar cada una de las cuerdas las cuales generaban sonidos que a él le encantaban, había puesto mucha atención en el movimiento de mano que realizaba Rodrigo así que quiso hacer lo mismo pero al ver que no sonaba igual se había quedado pensativo, Fernanda y Rodrigo se quedaron encantados al ver la fascinación con la que intentaba interpretar la canción, era algo muy hermoso, Rodrigo muy feliz se acercó a Miguelito y le dijo que poco a poco él le enseñaría como manejar el instrumento de forma adecuada para poder interpretar la canción, eran cosas muy complejas para un niño de su edad pero por alguna razón miguelito comprendía a la perfección lo que Rodrigo le decía, lo cual genero una gran emoción en Miguelito que no podía esperar para comenzar con sus clases de música.
Conforme pasaba el tiempo Miguelito se iba encariñando mucho más con sus padres adoptivos a quienes los había trataba de tío y tía, algo que a ellos no les importaba aunque tenían la ilusión que algún momento les llámese mamá y papá.
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El espíritu del arte
Tarihi KurguEn el presente libro se expondrá puntos fundamentales sobre el arte, como: la necesidad del arte, el artista, su mundo, el proceso creador y la obra, todo esto en base a lo espiritual, tomando como referencia el libro de Kandinsky, el cual aporto co...