Prólogo

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Miserable, miserable era su manera de ser, su forma de ganarse la vida. Miserable es también, arrastrar como un egoísta a la persona que más quería al mismo destino. Palabras sobran para describir su mal accionar, palabras faltan para justificarlo.

Era una mañana superflua de domingo y la decisión ya estaba tomada.

Recorrió el laboratorio y como de costumbre, empezó a desarrollar su denigrante labor.

Henry Schulze, era un alemán que trabajaba para el nazismo con odio y repugnancia. Su mujer, María Rubí, una judía, víctima de Alemania, con quien tuvo una hija que falleció dando a luz.

Su nieta Mía y él, trabajaban fabricando armas bacteriológicas.

Confeccionaban y preparaban diferentes patógenos, para que Alemania los utilice como bioarma en sus batallas.

Siempre consideraron esclavizante, humillante e hipócrita, desarrollar sus capacidades a favor de una política a la cual detestaban.

Eso explicó el accionar de Henry esa mañana de domingo, cuando se auto inyectó uno de los patógenos más letales alguna vez confinado en su laboratorio. Se trataba de un virus mortal en su porcentaje máximo, un microorganismo altamente contagioso.

Y allí se encuentra el foco de la pandemia, su nieta lo asumió como un acto de negligencia, pero sabe que su abuelo prefirió convertirse en un zombie antes que colaborar un día más con la Alemania Nazi.

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De tal manera se conforma esta historia, una chica con un pasado que desembocó en su presente y todas las consecuencias que conlleva.

Mía, una de las protagonistas, se cruzará con un hombre, que para su suerte o desgracia tendrá mucha interacción con ella.

La novela es rápida, atrapante, pasional, romántica, activa y algo bélica.

Se relatarán todas y cada una de las aventuras de Mía y David, cada uno en sus respectivos capítulos relatados en primera persona, detallando todas y cada una de las perspectivas de los personajes.

War, Love and Zombies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora