Luego de invitarla a venir conmigo y que ella accediera, le abro la puerta e ingreso al vehículo. Una vez dentro, le ordeno que se abroche el cinturón de seguridad, yo también lo hago.
Manejo a Racom City con mucho cuidado.
Para romper un poco el hielo y conocer más a quien me acompaña, le hago una pregunta simple, a la que reaccionó bruscamente.
─¿A qué se dedica? , señorita.
Ella se queda callada, se notaba que estaba premeditando su respuesta. Me cuestiono en mis adentros qué ocultará.
—Trabajaba como ayudante y aprendiz en el laboratorio farmacéutico de mi abuelo. Tengo 19 años, el año entrante planeaba anotarme en la carrera de bioquímica, pero supongo que ya no...
Me llamó la atención su lindo acento alemán, su voz relativamente baja y suave.
─Ya veo, probablemente la Gestapo esté involucrada en esto. Con respecto a su carrera, creo que va a poder hacerla, seguramente toda esta área está en cuarentena, así que si logramos sobrevivir podrá seguir con su vida tranquilamente.
Intento tranquilizar su desesperanza y desmotivación con algunas palabras de ánimo, pero se notaba a lenguas que su estado emocional no era el mejor, más teniendo en cuenta la cantidad de tiempo que según ella estuvo varada y sola.
-¿No será inútil ir a la armería a buscar material de defensa contra algo que se expande más allá de las fronteras como una peste? ¿No es más conveniente alertar a la sociedad de ello?
Un claro e inteligente cambio de tema surgió de la boca de Mía. Mientras hablaba admiraba de reojo cada uno de sus detalles, más allá de la suciedad que llevara encima. Tenía gestos de niña pero hablaba formalmente. Su cabello, un poco despeinado, con tonos cobre y rojizos. El lunar en su brazo, sus largas piernas y aquel cutis, lleno de barro, pero aún espléndido.
Enseguida despejé cada uno de esos pensamientos, era tan sólo una niña que había rescatado.
—Tienes razón, ya intenté comunicar a mis superiores por la radio pero fue en vano, nadie a acudido a el código solicitado. Respecto a la expansión de la enfermedad, solamente sé que con un disparo en la cabeza se acaba con esas cosas. —Hago una pausa y sin dejar que conteste acoto que estamos cerca —Ya casi llegamos a Racom City.
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War, Love and Zombies.
RomanceUn virus, un microorganismo, un parásito, una causa de muerte, una pandemia, una guerra. Esa pequeña entidad biológica, que puede causar desde un resfrío, hasta la pérdida total de el raciocinio, es la protagonista de una historia de guerra, amor y...