11 de Febrero de 2020

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Cumpleaños de su esposa. 7 décadas. Él sabe que hoy tiene que portarse bien, más que nunca. Por eso, después de su ritual matutino, fue a llevarle el desayuno a la señora.

-Feliz cumpleaños doña!

John la llamó así sabiendo que ella odia ser llamada doña. Es muy coqueta aún.

-John! Jajajaja, pero mirá que sos un desgraciado. -responde ella, riendo.

-Soy bromista... Bueno, Cam diría que soy "troll" jajajaj.

-Vocabulario de gente joven...-dice ella, sentándose en la cama y recibiendo la bandeja. -No sé cómo vos te aprendes todo eso.

-Porque estoy en internet, además de trabajar en ciertas cosas, amo fijarme lo último en las redes sobre mi. Sobre lo que pasa en la vida, sigo prefiriendo papel... Bueno, tomate el té antes de que se enfríe.

-Ay John, ni cinco minutos te dura la buena onda -dice la mujer, tomando un sorbo del té. Está a la temperatura ideal para ella. Deja la taza en la bandeja.

-Lo suficiente -replica él, sonriendo maliciosamente.

De repente, alguien aparece en la puerta, gritando.

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS A MI MAMI HERMOSAAAAAAAAAA!

Cameron fue hasta allí para sorprenderlos por el cumpleaños de su madre. La señora se alegra mucho de ver la efusividad de su hijo menor.

-¡Aprende de él! -le dice ella, mirando a John, simulando estar indignada.

Ambos se abrazan muy fuerte, cuidando de que la bandeja no se caiga.

-Hijo, ¡qué bella sorpresa!!

-No iba a perderme de visitarte hoy... seguro tienes algún plan con papá más tarde - el joven le guiña un ojo a su padre- así que creí conveniente venir a la mañana y almorzar juntos.

Viendo cómo se acomodaba el joven para acompañar a su madre mientras ésta tomaba su desayuno, el anciano le pregunta a su hijo si quiere algo de comer. Sólo pidió una gaseosa light.

Cuando baja a la cocina, escucha el teléfono sonar.

-Hola?

-Hola Señor, le recuerdo que hoy tiene su cita con el médico clínico a las 13:30 horas. -responde la  secretaria del especialista desde el otro lado del teléfono. -Lo llamamos porque usted no confirmó la cita en el día de ayer.

-Lo olvidé completamente señorita, espere que anoto. -Saca su celular de su bolsillo y deja el tubo del teléfono en la mesita del teléfono. Abre la aplicación de alarma para poner una a las 12:00. Odia estar con el tiempo justo y el consultorio está un poco lejos de su casa. Guarda el celular de vuelta en su pantalón y toma el tubo de nuevo. -Perdón, ya pude anotar. Entonces, a las 13:30.

-Exactamente Señor. Que tenga unos buenos días.

-Buenos días.

Cuelga el teléfono, pensando que el almuerzo que ya estaba planificando en su restaurante de confianza se había cancelado. Al estar inmerso en sus pensamientos, casi olvida llevarle la soda dietética para su hijo. Además, decide prenderse un cigarrillo. "Seguramente el doctor va a decirme que deje de fumar tanto", piensa, mientras le da un pitido al cigarrillo y larga el humo.

Llega a la habitación con la soda.

-Finalmente has vuelto! -exclamó su mujer.

-Pasó algo papi? -preguntó su hijo.

Entregándole la lata de gaseosa al joven, anunció que tenía una cita médica, la cual había olvidado por completo.

-Podemos ir a comer de todos modos, pa - trató de levantar los animos el chico. -Buscamos un sitio cerca, y ya está.

-Ése es el problema. Cam, sabés que el consultorio está en una zona transitada... no quiero gente que me acose. No hoy. Bah... mucho menos hoy. -le da un pitido a su cigarrillo y mira hacia la esquina superior izquierda de la habitación, flexionando su brazo derecho pegado a su cuerpo y dejando caer su mano con el cigarrillo.- Después voy a ver en internet comentarios de que nos vieron a los tres juntos y van a empezar con su cosa melosa de familia feliz -larga el humo por la boca, volviendo a mirar a su esposa y a su hijo a la cara.

Verónica y Cameron se miraron y sólo atinaron a suspirar profundamente. Era de balde tratar de decir algo más al respecto.

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Un rato después, fueron en el auto hacia el consultorio. John le pidió si podía encargarse de la comida a Cameron. Ya que no podrían comer en el restaurante favorito de la familia (el favorito debido a su tranquilidad), entonces le pidió a su hijo que ordenara comida para llevar mientras él estuviera en su cita con el médico clínico. Mientras el joven se encargaba de eso, John entra a la sala de espera del consultorio con su esposa.

Después de unos diez minutos, el doctor llama por su apellido. El hombre ingresa al consultorio per se, con los resultados de unos exámenes cardiológicos y respiratorios en mano.

El profesional le extiende la mano en señal de saludo y le ofrece asiento a su paciente. Éste le entrega los resultados. Los examina cuidadosamente.

-Doctor, estoy mejor que hace unos meses, ¿no? -pregunta John un tanto impaciente.

-Señor, los resultados de sus exámenes salieron mejor del pronóstico que me esperaba. Pero eso no quiere decir que puede seguir con su vicio. Es imperioso que reduzca su consumo. Sé que utiliza el cigarrillo como calmante ante ansiedad y estrés. Por eso, le recomiendo que recurra más a las terapias psicológicas; o encuentre otra manera de conducir su ansiedad. Podría, no sé, volver a tocar bajo? Eso le puede ayudar. No le pienso recetar más pastillas de las que ya toma. En fin... siga cuidándose y tome las precauciones que le dejé. Lo veo en unos meses.

El pronóstico que se esperaba. El miedo que se esperaba. No puede desperdiciar esta oportunidad que le da la vida. "Keep yourself alive... ah. Ese lema sigue tan vigente en mi desde mis veinte. Hoy más que nunca", pensó mientras se dirigía a encontrarse con su mujer y su hijo.

-¿Qué te dijo el doctor, John? -preguntó la anciana.

-Eso no importa ahora. Vamos a celebrar tu cumpleaños. Cameron, ¿te encargaste de la comida?

-Sí papá. -y señaló unos paquetes de comida.

-Bueno, vamos a casa... no sin antes... -y saca algo de su bolsillo. Era un vale de la panadería por una torta. - Esto es para vos Vero. Feliz cumpleaños -dándole un beso en la mejilla izquierda de su esposa. Ella se ruboriza un poco.

Yendo al auto, John le invita a su hijo a quedarse el resto del día.

-Luke y Joshua tenían pensado venir un rato por la tarde, así que... -agrega, guiñando un ojo.

Verónica sonríe. Fue otra sorpresa.

¿Tiene problemas con los que lidiar? Sí. ¿Tiene cosas que quiere resolver de una vez? También. Pero el 11 de febrero no es el día. Hoy es un día para celebrar. Hoy es un día para descansar de todo lo que le agobia, para así, poder seguir manteniéndose vivo. Más que nunca.

Deaky's DiaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora