—Sus ojos son como dos bonitas lunas. Sus cabellos son albinos como la nieve.
—Luna que has eclipsado a la Noche.
—Ahora que por fin estás aquí.
—No volveré a dejarte ir.
El joven de cabellos oscuros parecidos a sus dos orbes pintados de oscuridad se dejó caer en su cama luego de huir de su madre.
—Ahh... -un suspiro escapó de sus labios, mientras desde sus mejillas hasta sus orejas se coloreaban de un intenso carmín.
Mientras que su mente era nublada por los dulces recuerdos.
De como la Noche...
Cubría a la Luna con su oscuridad...
Haciéndola brillar...