Al cabo de un rato Vergil se detuvo al darse cuenta que no encontraba otro lugar por donde llegar a lo alto del risco, necesitaba subir y traspasar la cima nevada, pero no daba con el camino correcto y empezaba a fastidiarle la vida.
—Supongo que no has tenido tanta suerte como pensé— oyó la voz de aquella mujer a sus espaldas.
Que molesta era esa humana. No había duda que ella sabia el camino y usó su conocimiento para burlarse de él.
—Luces irritado, pero creo que eso no importa ahora. Hay una forma de subir a lo alto y es por aquí— _______ caminó lentamente y empujó una de las rocas por un lado, al hacerlo Vergil logró ver una entrada en forma de espejo.
________ la cruzó dejándolo atrás y Vergil no tuvo de otra más que seguirla. Aquella era una entrada peculiar, en cierta forma era similar a los portales que él abría con Yamato.
Al llegar al otro lado, encontraron con un muro grande, y unos jeroglíficos que Vergil no había visto antes.
—Será mejor detenernos— le dijo ________ observándolo fijamente— hay un grupo de soldados por el camino principal, no sería bueno que se percaten de nuestra presencia.
Vergil caminó siguiendo la dirección para observar si era verdad lo que la mujer le dijo y terminó por serlo.
Un grupo de soldados se encontraban armados y lucían preocupados. Seguramente se encontraban de guardia, supuso Vergil quien buscó con los ojos otra ruta, pero no dio con ninguna.
Enojarse en ese momento no era apropiado y matar a los soldados daría evidencia de que alguien habia estado en ese lugar.
—¿Y ese libro? — preguntó al ver a ______ leyendo mientras se apoyaba en la pared.
—Lo tome de la biblioteca.
Vergil no insistió, pero observo de reojo el título, no lograba verlo muy bien, más le provocaba cierto grado de curiosidad.
Vergil continuó vigilando precavidamente y al cabo de unos minutos, la pared donde se encontraba apoyada _______ empezó a emitir algo de luz.
La joven se separó sorprendida y él inmediatamente empuño la Yamato y entonces vio como las letras incrustadas en la pared se iluminaban lentamente en color rojo, aun así el hijo de Sparda no pudo leerlas.
—Bien, los soldados se han marchado. Es probable que tenga relación con lo que acaba de pasar— comentó la joven
—¿Qué te hace pensar eso?
—Es simple, la pared decía un conjuro para abrir otra pared. Ellos debieron de haberlo usado.
Vergil torció el gesto, su intriga se había disipado aunque no le gustaba que ella estuviera un paso adelante. Dio por hecho que _______ podia leer las letras y se atrevió a preguntarle
—¿Qué dicen?.
— No es algo que pueda decirte con palabras— la joven levanto la quijada con soberbia y luego caminó sin agregar más.
—Escucha, tendrás que ser sensata al hablar conmigo, nada de bromas o algo de ese tipo— ella le sonrió con picardía, se lamio los labios y sugirió
—¿Qué te parece un juego?— Vergil notó como ella lo había interrumpido, pero desestimo enojarse más
—No me apetece— soltó con desgano.No había tenido muchas opciones antes, por eso le pidió que ella lo acompañara, pero ahora… lo hacia querer arrepentirse de esa tonta decisión… ¿qué sabia ella? ¿Qué sabia ella, que para él fuera necesario mantenerla a su lado?
_______ lo observaba y Vergil se percato de aquello, era como si la joven le estuviera pidiendo permiso para admirarlo, como si le pidiera que aceptara su mirada y la correspondiera. Aquello alimentaba el ego de Vergil, curiosamente lo hacia sentir engreído y al mismo tiempo inmaduro, como un chiquillo que aun le teme a una mujer
—Encuentro a los juegos inútiles y no tengo tiempo para desperdiciar en ellos.
—¿Y si no fueran inútiles?— lo provocó. Vergil frunció el ceño y permaneció en silencio
—Y si ganas, el premio será toda la información que desees. Por ejemplo, la razón por la cual en esta isla alaban a Sparda.
—¡Ja! — soltó él con desprecio— ridiculeces.
Vergil le dio la espalda y caminó lentamente, dejando inconclusa la irritante conversación.
—Si hay algo que necesito saber, dudo mucho que alguien como tú pueda decirmelo— Vergil le apunto con la Yamato en un arranque — no tienes nada que me interese, humana. Eso es todo, la razón por la cual deje que vinieras es porque necesito una carnada, sé perfectamente que los soldados de esta Orden son persuasivos y esconden cosas que me podrían servir como también retrasar. En todo caso, lo que necesito es usarte para distraer. Así que, si tuviera vencerte en tu tonto juego, lo haría sin mover un solo dedo.
—Entendido, aunque en el estado actual de tu mente, luces desesperado por encontrar una verdad, algo que ni siquiera tú eres capaz de comprender, esa clave de tu supervivencia hasta ahora es por tu corazón… seas un demonio o no. Solo has sobrevivido hasta ahora gracias a tu corazón humano.
—¿Me estas fastidiando?
—Tómalo como quieras.
Acaso realmente aquella joven quería morir ¿Qué ganaba provocándolo?
—Si dices que los humanos somos inútiles, yo no te daré la razón, ¿qué puedes saber tú de nosotros? Hay tantos que han muerto creyendo en que alguien más los salvaría, muchas personas mueren todo el tiempo por culpa de los demonios, sé que la vida no es eterna y que todos nos moriremos algún día, pero ¿porque así? No te quejes, todo el mundo pasa por algo que no quiere, pero no anda creyéndose mejor que otros.
Vergil se sintió abrumado por sus palabras, intento empuñar nuevamente a Yamato y se dio cuenta que su mano no respondía a sus deseos. Hizo lo único que pudo, acorraló a la joven mientras una vena se le botaba de coraje en la frente. Escucho con claridad un suspiro de sorpresa, pudo notar lo cerca que estaban, podia ver con detalle como el pecho de la joven subía y bajaba al ritmo de su respiración acelerada.
—¿Te importaría leerlo?— pregunto en voz baja, suplicante y desesperado por no obtener respuestas. Solo necesitaba saber lo que decían aquellas marcas
—Las mejores pistas no son tan fáciles de revelar, pero serán inútiles si no las puedes comprender, lo que hacemos no es solo sentarnos o esperar hasta morir, lo que hacemos no es algo que puedas criticar.
—Bien— soltó Vergil con enojo, le estaba colmando la paciencia, pero aunque le costara admitirlo sabia que la necesitaba —deja de darme indirectas y comienza a traducir.
—Con un “por favor” estaría bien— _______ levanto una ceja indignada, desafiándolo con la mirada
—Por favor— soltó Vergil con irritación.
—Mucho mejor.Aqui el cuarto capitulo. Gracias a helenmekhiya por ayudarme con este fic. Espero que esten bien!!
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Moonlight (Vergil y Tu)
FanfictionUna historia sobre el primer amor de Vergil. Hecho en colaboración con @helenmekhiya, creadora también de la portada. Feb 2020