En el camino de regreso no hubo conversación alguna entre ambos jóvenes.
_____ lucia callada y no se atrevía en lo mas mínimo a mirar a Vergil.
Él en cambio, seguía sin entender por que el incidente le preocupaba tanto, no tenia idea porque necesitaba saber si ella estaba molesta por lo que él había hecho, había sido iniciativa suya y hasta donde Vergil sabia ella lo había aceptado e incluso correspondido.
—Tan malo fue— murmuró para si mismo con intriga.
_____ y Vergil llegaron al lugar donde siempre se despedían. Ahí cada uno seguía por su lado sin preocuparse mas por el otro.
—Vergil…— susurró ella, finalmente dirigiéndole la palabra, él pensó que le diría algo mas y en cambio ella volvió a sellar sus labios
—Olvídate…— le dijo él ojiazul y se dispuso a marcharse del lugar
—¿Quieres tomar algo? — ______ lo interrumpió y luego agregó— no me vendría mal tomar algo ahora, yo invito.
Vergil no le respondió, al menos no directamente, pero tampoco se negó a acompañarla.
—Este es mi hogar— mencionó ella abriendo una puerta que se encontraba al lado izquierdo de los barandales, al parecer la joven vivía en un lugar no tan llamativo, sin muchos lujos y apenas unas cuantas comodidades.
Vergil la siguió sin opinar nada al respecto. Llegaron hasta donde se ubicaba un pequeño comedor de madera y él tomó asiento
—Y ¿Quieres algo de té o café? — le preguntó la joven. Vergil tuvo la impresión que estaba nerviosa. Lo suficiente para contagiarle aquel nerviosismo.
—Té.
Ella asintió y lo dejó solo en la habitación, junto a unos estantes y sillones. Vergil reconoció un par de libros, los había leído de niño muchos años antes.
El resto del lugar, era acogedor en cierto sentido. Agradable, cálido, era como estar en casa.
Vergil recorrió con los ojos su alrededor y noto un pequeño pasadizo, otro estante lleno de libros, unas cuantas fotografías pegadas a la pared, un florero sin flores, las dos puertas que daban a la cocina, justo por donde ______ había desaparecido segundos antes y finalmente vio unas escaleras.
Al poco rato el descendiente de Sparda se encontró a si mismo, sosteniendo la taza que la joven le entregó. Vergil tomó un poco y la dejo a un lado.
—¿Y tú no deseas nada de beber?
—No, yo estoy bien.
—Bien.
Vergil la observó mientras ______ dejaba la taza en la mesa. Y ella también lo hizo.
Ambos pensaban lo mismo, sin necesidad de dirigirse la palabra, sin compartir sus mas profundos sentimientos, se entendieron mutuamente.
Vergil se levantó de su asiento y se le acercó, tocó su espalda y la observó fijamente. Luego dirigió una de sus manos a su joven rostro y acomodó el cabello de ______ por detrás del oído izquierdo. La miró con detenimiento, incluso con devoción. Acorto un poco mas la distancia y la besó en los labios con suavidad.
El contacto duro un par de segundos. Vergil volvió a verla y ella no articuló ninguna palabra, lucia perdida en los ojos de él.
Vergil la contemplo para luego susurrarle.
—Yo creo que me encontraste.
Ambos se observaron fijamente, era casi como si ______ estuviese soñando. Sintió miedo, pero no de él, sino miedo de arruinar lo que estaba por pasar.
Nunca en su vida sospecho que ese momento llegaría, nunca se le cruzo por la mente. Siempre se había mantenido al margen y ahora, todos esos recuerdos se asomaban como ráfagas ante sus ojos, justo ahora realmente se había enamorado de él.
—Aún no— le dijo ella. Vergil la observó fijamente y se alejó un poco.
______ suspiró como si hubiese estado por ahogarse en ese momento.
—Descansa— le dijo él, y se marcho sin decirle nada más.
Al amanecer Fortuna relucía igual a como siempre había estado. Las mismas personas, el mismo clima, la misma rutina, siempre divagando.
—Sabes que la casualidad no existe ¿verdad?— comentó Vergil observándola fijamente otra vez.
______ parecía mas valiente que el día anterior y un poco mas repuesta, había tardado un poco en dormir, pero cuando finalmente concibió el sueño, no volvió a despertarse el resto de la noche.
—¿Cómo lo sabes? — le pregunto a Vergil, quien se mostró un tanto a la defensiva y ella no pudo culparlo. La manera en que se había marchado la noche anterior le dejo un sabor de boca amargo. Lo vio hacerle una mueca de mala gana y voltearse
—¿Qué fue lo que me hiciste?— cuestiono indignado
—Yo no te hice nada— replicó ella seriamente.
—Pues yo no actuaba de esta forma cuando llegue.
______ no respondió, estaba llena de indignación se aparto del lugar, lo dejó solo sin importarle a donde se dirigía. Y se puso en marcha completamente furiosa.
¿Qué le sucedía? En la vida ella haría algo, sabia perfectamente que Vergil se refería a la brujería, a un hechizo o un encantamiento y ella no era una bruja, solo estaba siendo amable con él, eso era todo y probablemente eso era justo lo que a Vergil le molestaba. Que finalmente alguien se interesara en él.
______ pensó que lo mejor seria volver a casa.
Y entonces la empujaron a un lado. Alzó la mirada aturdida por la repentina maniobra y vio el rostro de Vergil
—Escóndete— le ordenó.
Había un grupo de demonios al frente, ella se escondió detrás de las rocas y árboles, esperando que él acabara con ellos
______ tomó asiento en el pasto y disipo el enojo que sentía. Al poco rato, Vergil se le acercó y se sentó a su lado con un gesto victorioso. Ella lo observó con el rabillo de los ojos, a la vez que observó los arboles frondosos en lo alto. El color de sus ojos era fascinante, no como los de ella.
Vio a Vergil apoyarse en el pasto por completo e hizo lo mismo. El cielo era azul ahora. Era inmenso e hipnotizante. ______ sabía que había un mundo mas allá afuera. Lejos de Fortuna, un mundo que se moría por conocer, pero le faltaba valor, así como se acobardaba al estar tan cerca de Vergil.
—¿Si está bien? — preguntó él sacándola de sus pensamientos
—Demasiado— dijo ella ganándose una mirada por parte del joven.
—¿_______? — cuestionó llamando su atención y sonriéndole de lado.
______ lo observó, Vergil parecia un poco diferente, su rostro de cerca era diferente a cuando lo conoció ese día. Sus pestañas y nariz le provocan ganas de tocarlas y molestarle un poco, pero al final decidió besarlo.
Vergil esbozó una sonrisa burlona.
—Lo siento— se disculpo ______ levantándose para marcharse de una vez, sintió tanta vergüenza que no se atreveria a verlo por algunos minutos.
—¿Qué tal un té? — le preguntó él, haciendo que ella detuviera el paso y le dirigiera una mirada.
—Te costará— le aseguró _____ sonriendo de lado.
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Moonlight (Vergil y Tu)
FanfictionUna historia sobre el primer amor de Vergil. Hecho en colaboración con @helenmekhiya, creadora también de la portada. Feb 2020