Intentas liberar tu pie.
Respiras profundamente y comienzas a empujar la viga en un esfuerzo por levantarla. El dolor es insoportable a medida que ejerces más y más fuerza. Comienzas a sudar y te sientes mareado. No puedes evitar dejar escapar un grito ahogado de dolor.
Logras liberar tu pie, cuando de pronto escuchas un siniestro rugido gutural desde detrás de la única puerta de la habitación. Intentas mantenerte callado a pesar del dolor intenso y punzante que cala hasta tus huesos. La sangre brota de una profunda herida que se extiende desde el dedo gordo del pie hasta donde comienza tu pierna, empapando tus zapatos de goma y el suelo.
Escuchas aquel rugido de nuevo, esta vez más cerca, acompañado de un leve golpe contra la puerta.
Tus fuerzas se acaban. Tu piel adquiere un color pálido y tus ojos apenas pueden permanecer abiertos. Te recuestas de lleno en el suelo y pierdes el conocimiento.
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Tus ojos se abren de nuevo lentamente. El silencio vuelve a ser dueño del lugar. Te reincorporas y un hormigueo en tu pie herido te recuerda dónde estás. Todo está oscuro, la vela ya se ha consumido, solo quedan restos de cera seca muy cerca de tu brazo izquierdo.
Recuerdas que en uno de tus bolsillos llevas un encendedor. Revisas tus bolsillos.
Del bolsillo derecho de tus jeans apenas puedes distinguir un encendedor y las llaves de un auto. También, tocas la funda vacía dónde tenías guardada la pistola que se perdió durante la caída. Del bolsillo izquierdo sacas un paquete con dos cigarrillos que no son tuyos, un bolígrafo desechable pintado con caricaturas infantiles, y un clip grueso que no recuerdas cómo llegó allí.
Enciendes el encendedor sin hacer caso a la redundancia y rápidamente miras hacia la puerta. No se ha movido ni un solo centímetro. Respiras aliviado. Revisas tu pie y ves el gran charco de sangre que lo rodea. Has perdido mucha sangre, pero el brote ha disminuido.
Decides...
1. Tratar tu herida. P5
2. Abrir la libreta. P6
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Caracas Zombie | Historia interactiva
HorrorTodos avistaron el avión antes de que se estrellara en medio de la ciudad. Nadie hubiera extrañado un par de edificios, pero la aeronave traía consigo el aliento de la muerte, y repartió su putridez en las calles de la metrópolis que yacía en el fon...