Tiempo.

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Porque kirishima se había dado cuenta de lo que Uraraka hacía, pero por más que intentaba acercarse a la pequeña, a su pequeña, está lo ignoraba.

Bakugou se enojó con Uraraka por sus acciones, sin embargo este era el que menos sabía de todo lo que pasaba.

Bakugou veía el sufrimiento de kirishima e intentaba animarlo a su manera, los sentimientos de kirishima seguían igual que antes.

Uraraka sufría, sufría más que nunca, por más alejada que este de bakugou, sus sentimientos no paraban de crecer, no podía estar diez minutos sin mirar a los ojos carmín que le robaban el aliento y dolía.

Ella sólo quería lo mejor para kirishima, porque amaba a kirishima como un hermano mayor, quería lo mejor para bakugou, ella no se sentía lo suficientemente buena para él.

Una tarde, cansada de llorar, cansada de estar lejos, cansada de guardar sus sentimientos y por primera vez pensando en ella misma, decidió decirle a bakugou.

– me gustas – decía sin reproches la castaña, sólo quería decirle y que fueran amigos de nuevo, pero tenía una esperanza de que fuera real lo que le dijo kirishima.

No hubo respuesta.

En ese momento Uraraka sintió las pisadas alejándose de su primer amor, mientras lágrimas empezaban a salir de sus ojos, dolía más de lo que pensó, no esperaba eso.

Corrió por toda la residencia y al llegar a un lugar lejano de las afueras de esta, gritó con su alma, no quería más dolor, no quería.

Después de estar cinco minutos mirando a la nada, escuchó la voz de kirishima, lo necesitaba más que nunca, cuando fue, se dio cuenta de que estaba hablando con él rubio y se escondió en la pared de al lado, odiaba ser así, pero quería saber lo que pasaba.

Lo que no sabía es que kirishima había visto todo.

– ¡¿Por qué, bakugo?! – le gritó el pelirrojo al rubio mientras sostuvo el cuello del mayor por unos segundos, estaba enojado con él mismo y con bakugou, la persona que le gustaba le había roto el corazón a su pequeña.

– ¿acaso no ves la mierda que hizo? No soy tan hipócrita como piensas – soltó el rubio, era una masa de enojo.

– yo sé la maldita razón por la que se alejo y es mi culpa – gritó kirishima.

Bakugou buscaba una respuesta en los ojos de kirishima, pero este no le dijo toda la verdad.

– le dije que tenía miedo de perderte si llegaban a estar juntos – mintió.

– ella es como una hermana para mí y se que se alejo para que yo no tuviera ese miedo, fue mi culpa, bakugou, no la culpes a ella – mentiras.

– sí piensas que eso arregla algo, equivocado estás – dijo caminando hacía los adentros de la residencia.

Al irse, pasó por al lado de la castaña y la miró, lo único que había en su mirada era rencor.

Esa tarde la paso llorando junto con un kirishima abrazándola.

¿Fin...?
no lo creo.

Before. [kacchako drabbles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora