¿Frágil?

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Ese día Ochako tuvo una esperanza de que cierto rubio la quisiera, tal vez no como ella quería, pero algo había ahí.

Acá el causante de esto, una conversación entre el bakusquad unas semana después del festival deportivo en el salón de clases, en donde aún no llegaba nadie más. (después del incidente de las inseguridades).

— bakugo, ¿no crees que en el festival fuiste algo duro con ochako-chan? — preguntó el eléctrico, había esperado hasta ahora por el miedo a un golpe.

— ¿Frágil?, ¿dónde ves lo frágil en ella? — gruñó bakugo.

— pues... —

— escuchame, porque será la única vez que lo diga, ella no se rindió ni siquiera aunque no le quedarán fuerzas para seguir luchando conmigo, lo que menos hay en ella hay fragilidad — dijo mirando para otro lado el rubio.

Y justo en ese lado se encontró con la mirada de la castaña, y por primera vez la castaña dijo cierta palabra tan característica del cenizo.

— mierda — soltó la castaña, ese gesto hizo estremecer hasta a bakugo, a quien se le apareció un leve sonrojo, pero luego lo ignoro.

Y obviamente Uraraka se fue hecha un tomate hacia otro lado.

nunca volvería a esa clase, le daba mucha vergüenza verlo después de saber lo que pensaba de ella. En eso toca el timbre. Tenía que volver.

Caminó lento, no quería llegar, pero vio al pro héroe eraeser head y se le ocurrió una magnífica idea que seguro la salvaría de hacer contacto visual con el chico.

– ¡profesor!, tengo una pequeña duda con respecto a una guía de entrenamiento – dijo la castaña entrando al lado de su profesor, estaba confiada, quizás demasiado.

– te la responderé ahora mismo, ven –
Claro, se confió mucho y ahora era la única parada al lado del puesto del profesor, que por cierto, estaba muy cerca del puesto de bakugo. Lo bueno es que habían voces conversando aún, así que estaba un poco más tranquila que antes.

Mientras el profesor le explicaba algo que Uraraka ya sabía a la perfección, un mechón de cabello cae en su cara y al molestarle, llevó el mechón detrás de su oreja con su mano y sin querer vio por el rabillo de su ojo.

Cierto rubio la miraba. La pobre se sobresaltó.

– ¿entendiste Uraraka? – le preguntó a la castaña.

– ¡s-sí!, gracias profesor – prosiguió a irse a su puesto y a sacar su cuaderno.

Esa clase no pudo poner tanta atención.

Before. [kacchako drabbles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora