Otro día. Mierda, odiaba abrir los ojos y enfrentarme a la dura realidad de que seguía viva.-Solo…Inténtalo. ¿Okay?-Me dije antes de levantarme lentamente de la cama y dirigirme hacia el baño.
Al entrenar lo primero que hice fue mirarme al espejo y desear que esas ojeras solo fuesen rímel muy bien difuminado. Decidí tomar una ducha fría, ignorando que la temperatura era de 5 malditos grados. De todas formas no tenía otra opción.
Odiaba que mi madre gastara todo el dinero que yo ganaba trabajando para que vivamos decentemente, en alcohol y sus asquerosas y no menos malditas drogas, en lugar de pagar el gas o la comida.
Sí, tengo una obsesión con la palabra “Maldita/o”. ¿Pero qué puedo hacer?, si toda mi vida ha sido un MALDITA mierda…
Desde que mi padre nos abandonó cuando yo tenía 14 años, no tuve otra opción que crecer. Si, crecer. Mi madre cayó en una depresión que según ella, solo podía superar con otros hombres. Y así fue. Cada día mi madre traía hombres distintos a casa, con el pretexto de que ellos pagarían la comida que me alimentaría.
Ahora que tengo 17, no hay mucha diferencia, mi madre sigue con su “superación”. Y yo… bueno; intento “vivir”.
Trabajo en un pequeño bar a dos cuadras de donde vivo. Por suerte soy mesera y no una de las chicas que bailan o se acuestan con los clientes; Por lo que sé y por el trato que tengo con la mayoría de ellas, lo hacen por necesidad. Excepto Carmen, ella lo hace por gusto y porque su marido nunca le presta atención. Aunque omite la parte de que es un borracho sumamente agresivo.Ella es una señora como de unos treinta y siete años, pero baila… uff, que parece de dieciocho.
Me pagan lo suficiente como para poder sobrevivir, pero con lo que mi madre gasta en sus porquerías, pocas veces queda algo… Aunque siempre guardo un poco debajo de una tabla de madera floja en mi habitación. Ya saben, para alguna emergencia y un poco de comida.
No se crean, eh intentado sacarle sus mierdas, sus malditos vicios, pero si algo me ha quedado claro es que no importa cuántas veces lo intente… Ella siempre consigue lo que quiere, y supongo que eso es lo único en común que tenemos.
Bueno… Creo que no me presente de la mejor manera…
Soy Killian. Lo sé, suena a muerte, pero lamentablemente, aún no puedo cambiarlo y sinceramente creo que me he acostumbrado a él.
Como pudieron ver, mi vida no es un cuento de princesas, y yo tampoco soy una.
Solo queda decirles…
"Bienvenidos a mi verdadero CAOS" ... Y que disfruten de verme sufrir.
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Almas Rotas ©
Teen Fiction-¿Acaso me odias?- se podía sentir el dolor en mi voz. -Lo único que odio de ti es tu puta manera de controlar mis demonios cuándo nadie más puede...- soltó con rabia y ¿arrepentimiento?. -¿Pero sabes qué?- siguió, pero esta vez con la voz un poco t...