Capítulo 7

54 7 5
                                    


1 de Junio, El día de mi vuelo. Una parte de mí me decía que no debería, que no debía. Pero la otra parte me gritaba que si no lo hacía me arrepentiría aún más. Hasta el último momento dudé. Pero por suerte una persona que odiaba lo que estaba pasando, no me dejó caer, por más que lo desease tanto ella como yo el quedarme, no lo autorizó, vio por mí, y sabía que era lo mejor. Yo también lo sabía, desde el momento en que reservé ese boleto, supe que en realidad deseaba irme.

Estábamos sentadas en un rincón del aeropuerto esperando la alarma que anunciara que mi vuelo iba a despegar.

-Oye.- Exclamó Linda a mi lado.

Apagué mi teléfono y la miré.

-¿Si?.

Tomó aire y lo dejó salir de una forma brusca.

-Lo odio.- Sus palabras no tardaron en causar una gran incertidumbre en  mi cabeza.

-¿Qué cosa?, ¿El aeropuerto? Yo también. Es tan tétrico y monótono que da pena. Y pensar que es lo último que ves antes de que el avión despegue. Sin saber si vas a volver. Dios.

-No hablaba del aeropuerto Killian.- la miré extrañada y prosiguió.- Hablaba del destino. Todo lo que pasamos, las vidas de mierda que tuvimos, el separarnos ahora, no sé. Me parece injusto.

Giré mi cabeza y pegué la mirada al suelo.

-Lo fue y lo es, pero no tiene que ser así para siempre. O tal vez si, y estamos destinadas a unas vidas llenas de fracasos y dolor.- Volví a mirarla y me di cuenta que me estaba observando, como preguntándome si era una puta broma. – Sabes que no soy buena con estas cosas, joder. Pero bueno, lo que quería deci…-

Mi voz fue opacada por otra voz femenina que provenía de uno de los grandes parlantes colgados en la pared. Esta anunciaba que mi vuelo, el 376 despegaba en 15 minutos.

-Bueno. Es hora.- Dijo Linda dejando su asiento y parándose frente a mí.

-Si.- Me levanté y decidí abrazarla. Cuando nos separamos sus ojos ya estaban hinchados, y las lágrimas ya empezaban a brotar. – O no, no te permito que llores. No me he muerto joder, solo me voy por un tiempo. – Intenté hacerla reír, pero fue imposible, tan imposible que sin darme cuenta yo también había comenzado a llorar.

-Me vas a llamar todos los días, ¿escuchaste?-Yo solo asentí, no quería hablar con la voz temblándome como una gelatina. –Es lo mejor, lo sabes, y yo también lo sé. Vas a estar bien, eres la persona más fuerte que conozco, y si me dices que no puedes  te prometo que compro el primer boleto y voy a verte. Sabes que soy capaz, asique si no quieres que deje de trabajar y quede en la bancarrota,  tienes que seguir así. Te quiero Killian…

Los besos, los abrazos o las simples caricias, tienen significados, emanan sentimientos que están siendo fundidos entre las personas. Combinación que sin dudas, muere en ese instante, cuando las almas se separan. 

-Yo voy a estar bien, te lo prometo. Pero quiero que tú también me prometas algo…-Esperé su reacción, y cuando vi que fue positiva con un asentimiento, proseguí.- Que vas a preocuparte más por ti. Olvídate de mí, sabes quién soy, y como soy, que voy a estar bien. Desde que te conozco haz sido como una madre, una niñera para mí, y ya es suficiente. Hay personas mucho más fuertes que yo, y una de ellas eres tú. No habría sobrevivido un día sin ti. Pero ya es suficiente mamá. Quiero que tengas una vida. Sal, diviértete, ama, ríe, y fuma en tu pequeña terraza a las 8am con un vaso de licor en la otra mano. Te pido que vivas. Que por una vez en tu puta vida me hagas caso, y seas feliz. Seas esa Linda alegre y libre que fuiste al principio cuando te conocí. Cuando habías dejado toda la mierda de lado, cuando por fin fuiste tú y solo tú. Pero no lo hagas por mi, joder, hazlo por ti.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora