El Origen De Una Foto

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Muchas sensaciones eran las que su cuerpo experimentaba al sentir las miradas contrarias sobre su cuerpo, aunque no les culpaba por esto, de hecho ignoraba estos claros sentimientos para continuar su camino por la luminosa ciudad de Boston como todos los días. Las diferencias eran pocas, las suficientes para que uno supiese que aquel extraño humano se encontraba como pez fuera de agua, alguien que ya había perdido su rutina y sentido de la orientación. ¿Acaso se había perdido en la ciudad donde llevaba viendo por años? Ni por asomo, solo que sus ojos no podían decir que en realidad alguien pudiese saber por donde iba caminando. ¿Y que estaba haciendo en esa parte de la ciudad, acercándose donde las vías de un tren comenzaba a sonar?

Simplemente deseaba darle la bienvenida a una persona importante, sentar algunas ideas en la mencionada ciudad. ¿Donde iban a resolver los conflictos? Evidentemente en la residencia donde habitaba el varón que caminaba por las calles habitadas por mucho tipo de personas, quizás incluso en un cercano parque donde sentarse y hablar del proyecto trabajado. ¿Que proyecto? Era tan simple y complejo que el humano se reía solo de recordar el nombre que le puso, pero lo mantenía en secreto para reírse solo él. El chiste no tiene risa cuando todos saben de que te ríes... aunque, siendo francos, quizás sería mejor que supiesen el porque antes de pensar otras cosas.

Las miradas de las personas eran difíciles de digerir. No, no eran molestas porque de hecho comprende del porque los ojos de tantas personas lo observaban y porque se hacían paso al extraño, alto humano que comenzaba a subir las cabezas. ¿Le juzgaba? Como antes se dijo no lo hacía. ¿Y porque no hacerlo, en un mundo los prejuicios eran bastante evidentes? Simplemente el problema estaba en su cabeza, o en la poca capacidad que alguien podía tener para ver un rostro detrás de aquella mascara de perro blanco con una sonrisa. De hecho le recordaba a su mascota, un perro pequeño y blanco, digno de usarse para calentar las manos en pleno invierno.

Era otoño, así que el calor corporal del perro resultaría algo no muy agradable. Las hojas rojas estaban en las escaleras, mojadas por la lluvia anterior. Su bufanda, de un color gris con algunas lineas verdes cerca del final, demostraba ser algo simple pero cumplía una función interesante... mantener su garganta caliente, alejada de las pequeñas brisas que movían los pequeños trozos de hojas. Freno delante de la linea amarilla en el suelo, un poco camuflada por otras hojas. Suspiro el humano, desganado y pensando que necesitaban nuevos limpiadores para realizar bien el trabajo.

Su movil sonó. Primero tuvo el instinto de rascarse la cabeza con su mano derecha pero luego elevo sus hombros mostrando relajación y acabo por sacar el movil de sus vaqueros azules. Varios mensajes aparecían como notificaciones, de unas horas anteriores y que no pudo contestar. ¿Porque? Mantenía eso alejado incluso de las personas que eran amigos suyos y de hecho la persona que iba a conocer... no la conocía como tal. Simplemente vio fotos de su persona. Sus esperanzas eran bastante bajas, temía caerle mal o que ella le cayese mal pese a que sus conversaciones eran interesantes y decididas. Fue él, de hecho, quien deseo conocerla así que sentirse temeroso no tenía sentido, ¿cierto? Sabía usar sus piernas para correr en caso de quien saliese por las puertas del tren fuese una loca asesina.

Se relajo, suspiro e incluso pareciese que su misma mente se tranquilizase. ¿Porque habría que pensar de esa forma? Cierto, no conocía del todo a esa persona, pero nadie ha muerto por conocer a otra persona. Incluso se atrevería a decir que vivir en una ciudad tan poblada le resultaba beneficioso por siempre tener algunos ojos mirándote, y con sus pintas deberían ser más de algunos... VARIOS, en todo caso. No sabía que era peor, pero al final movió su cabeza y alejo esos pensamientos por unos momentos.

"Dicen que el tren llegará en 5 minutos. ¿Seguro no me quieres adelantar nada del proyecto?"

Ese mensaje fue uno que nuestro humano pensó que era una especie de queja o berrinche digno de una niña pequeña. No le extrañaría que fuese una ya que su cara era bastante... interesante. Se golpeo más fuerte de lo que quería su cabeza, se quejo un poco para luego juntar sus dientes, fijando su mirada en las palabras que aun no contestaba. ¿Era buena idea decirle a Temmie que su proyecto secreto no sería tan secreto en unos años, cuando la DEMO se sacaría? No, deseaba pensar con claridad las palabras a decir, expresarse como quisiese sin la necesidad de un mensaje largo. Le gustaba dejar que sus palabras fuesen expulsada de su mente por su boca, no que sus dedos plasmasen sus ideas en la forma de un texto.

Historias Del 16ARE y AU's alternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora