La vida cotidiana en la superficie era innovadora para los más jóvenes monstruos, que se aventuraron afuera de aquella montaña gigante. Nadie negaría el avance que eso trajo, las malas noticias que vinieron seguidas de unas que resultaban, por lo pronto, esperanzadoras para el futuro que ambas razas ya habían planeado. Un tiempo guiado ya no por el rey Asgore —aunque por supuesto que este haría todo en su poder para mejorar todo lo que pasase— sino por la mano de cada monstruo viviente. Algunos lo llamaron un regreso a las antiguas costumbres, de un tiempo incluso más lejano que los reyes con tronos dorados mientras derrotaban dragones, un pasado tan remoto como fantasioso que lograba el crecimiento de la imaginación de los oyentes.
La guerra no fue aquello que más mato a ambas razas, sino la desconfianza que hubo hacia las fuerzas mayores que pretendían aun liderarlos, ademas de las perdidas sufridas por enfermedades insistía la voz de la mujer, en un pésimo esfuerzo por intentar que la clase que había ido con ella se concentrarse en algo que en las típicas charlas adolescentes que, con el tiempo, hacían que la concentración o la pasión de los adultos fuese arrojada por la ventana con rapidez. Aunque en menor medida que la resta de sus compañeros, el monstruo de color amarillo se encontraba perdido en sus propios pensamientos mientras observaba los labios rosadas de su profesora moverse, sacando palabras que no escuchaba y saliva que no veía pero sabía era expulsada por la boca de la mujer.
El crecido Kid se mostraba más pasivo que cualquier otro presente, vistiendo con el mismo suéter amarillo de rayas marrones que ocultaban cualquier brazo que posiblemente tuviese para protegerlos del frío. Contrario a cuando era joven su hocico se había estirado levemente, las garras visibles en sus pies se alargaron al punto de que la posibilidad de tener unos zapatos era una que nadie deseaba experimentar y las aletas detrás de su cabeza se habían mantenido igual, una de las pocas cosas que se mantenía del cuerpo antiguo que el monstruo tenía. Con pocas más diferencias que similitudes al cuerpo infante que antes poseía, Kid suspiro al verse perdido en los recuerdos de la niñez que le pertenecía, con cierta orgullosa guerrera bramando al unísono de los golpes dados por ella misma en su armadura. Si, una lejana vida.
Vida que, pese a dejada en su mente como un recuerdo, volvía a esta con la facilidad de las ruedas de un tren golpeando los raíles. Algo fresco como el aroma del río chocando contra las paredes rocosas, el eco lejano de las celestes flores repitiendo aquellas peticiones dadas por los monstruos... aun incluso llegaba recordar, ya más atrás en su memoria, el recuerdo cálido de un fuego rodeado por ladrillos rojos, encima de este unos calcetines verdes. La voz suave de una mujer llamándole con el olor a galletas, sus sollozos al caer cuando tropezó con la alfombra, los quejidos de su padre cuando le cargaba con su mandíbula. Kid amaba ese recuerdo, la calidez y fragilidad que sentía eran indescriptibles, eran gigantesco el amor que veía en aquellas sonrisas.
Los rostros serenos se deformaban en sombras negras. La cara calmada de Kid comenzaba a arrugarse viendo como se retiraban. Venga pequeño, tú puedes, le decían con un tono que sonaba más distante aun que la posición en la que se encontraba en ese momento. Corre pequeño, corre. No podía correr, sus pies no podían, no respondían a las ordenes que su cerebro le daba, sus pensamientos ya no los guiaba nada de su cuerpo. No nos dejes solos aquí, queremos verte. ¿Les estaría decepcionando? Se había quedado estático, quieto, con las pupilas dilatadas y un frío detrás suya.
Abrió los ojos. La luz era diferente, una solar y natural ademas de escuchar los cánticos alegres de aquellas aves que se posaban en un roble con ramas grandes, robustas, fuertes. La profesora le movió con suavidad en el césped en el que estaba, algunos compañeros seguían hablando entre ellos aunque no de aburridos temas y otros, sin embargo, se centraban más en la salud de su compañero. Aquella alta mujer de cabellos claro, de nombre Clara, suspiro notando como la vista gris de Kid se daba presente de vuelta. Nadie falta observándole, ni siquiera esa carmesí mirada que ahora tanto admiraba.
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Historias Del 16ARE y AU's alternos
RandomNada que decir, solo una corriente publicación que se irá actualizando conforme pase el tiempo con historias relacionadas a Undertale.