Miedo

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A la distancia, en aquel cielo estrellado, uno podría perderse sin problemas gracias al número tan elevado de luces que había. Millones de estrellas formaban un conjunto de constelaciones que daba rienda a la perdida de los ojos en esos lugares, brillando estas con una elevada potencia, bastante más grande que en cualquier otro lado del astro en el que se encontraban. El suelo, hecho de piedra, mostraba dureza y un sentimiento frío, distante y molesto, aunque no había estado mucho tiempo sentado en aquel lugar pues ahora había decidido retirarse para acomodarse mejor en el borde de un precipicio.

¿Acaso deseaba alejarse de su propia vida? Aunque la idea hubiese rondado muchas veces su cabeza, ya había perdido el significado poético que alguna vez quiso darle. Revelarse contra su propia naturaleza y deseos para alejarlos con una simple acción, aunque agradable, no resultaba ya un ideal noble para defender, al menos así podía verlo él ahora.

Dejo que sus cansados brazos se acomodasen en sus rodillas, curvando lentamente su espalda hacia delante y, nuevamente, precipitándose demasiado hacia la nada que había debajo, seguido por una pared cuyo final era imposible de averiguar. Se podían llegar divisar rocas con puntas afiladas salir un poco, y a simple vista parecían lo suficientemente fuertes para resistir el impacto de un cuerpo pesado sobre ellas. No quiso comprobar la teoría que ahora su mente tenía, siquiera era lo más sensato del mundo pese a su gran resistencia.

Examino una última vez el cielo, aun no decidido sobre sus deseos o del porque su amigo lo había logrado convencer para hablar tranquilamente en un lugar alejado donde nadie podría molestarles. Era meticuloso y siempre mantenía un cuidado enorme respecto a donde iba, que decía, al igual del como expresaba sus ideas, motivo que lo hizo ser alguien reservado pese a que la gente lo malinterpretase como simple timidez o una falta de sociabilidad.

Suspiro, resignado y fatigado por la enorme cantidad de pensamientos que su mente comenzaba a tener. No sabía que hacer, pero podría entender que jamas escaparía del lugar a menos que su amigo apareciese... estaba ahí, de hecho, y él mismo se dejo sorprender por su falta de memoria.

Había olvidado que Ink, el protector de todo lo existente, era un niño y estaba jugando al escondite, resguardándose dentro de un bote enlatado, con colores brillante y que él poseía en el momento. No hizo un movimiento brusco, nada de acciones negativas o que pudiesen llevar a otro de los muchos enfrentamientos que ambos habían tenido. Error, con suma calma pero dudoso jugaba con el frasco, elevándolo unos metros para dejarlo caer en su palma, dejando que el silbido de la lata cayendo sobre su mano formase un eco. Ahora debía recordar porque estaba ahí, y quizás así podría liberar a Ink de la pequeña prisión en la que se puso el idiota.

...

Error había asumido que ambos se encontraban atrapados en el momento.

Fatigados por sus ágiles movimientos, cansados debido al excesivo uso de sus habilidades en el combate antes realizado y movidos por el cansancio, Error e Ink ahora estaban sentados en el suelo, con dolores en su cuerpo, muy decididos a no intentar luchar en un tiempo pronto. Había resultado una lucha bastante intuitiva, de movimientos creativos contrastados con la brutalidad que Error solía dejar ver cuando una batalla comenzaba. Y, aun así, había sido el primero en cansarse debido a su falta de juicio al usar tanto poder.

—Eso no resulto como yo hubiese deseado.—Ink se mostró, plausiblemente, más molesto de lo normal. Quizás era por el cansancio presente, no estaba seguro.—Pero al menos ahora que estamos cansados podemos simplemente hablar sin que intentes hacer algo... aunque se la opinión que tienes con respecto a lo que hice.

Error no reacciono. Todo su cuerpo estaba manchado de una sustancia líquida que estaba presente en su cabeza, bajando por su cuello mientras manchaba su bufanda, la chaqueta negra y finalizaba por desplazarse hasta el brazo derecho suyo, finalizando con una gotera de tinta. Por supuesto, y era innata su reacción, estaba molesto por haber acabado ensuciado gracias a la creatividad de Ink, pero tampoco deseaba hacer nada contra este... porque no podía, ya no quería y necesitaba descansar. Por el momento escucharía a Ink, aunque eso no significase que fuese a responder con mansedumbre todo aquello que escapaba de la boca del creador. De hecho acabo cerrando el puño con una rabia contenida que fue expulsada en un golpe al suelo, manchándose por accidente por los restos de la batalla... tierra en sus manos, tinta en sus nudillos.

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2020 ⏰

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