夏休み (36)

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Estaba preocupada.
No podría estar este día con Félix y todo por la estúpida idea de Ruby de agendar mi sesión prueba justo el día de hoy.

Le mandé infinidad de mensajes al rubio, pero ninguno contestó ni vio.
Su última conexión fue ayer en la noche, unos minutos después de que yo llegara a la casa y le avisara que estaba viva.

—Genial— susurré molesta mientras veía las historias de Susan.

Todos estaban desayunando en una cafetería que conocía.
Estaba un poco lejos del hotel en donde se hospedaban, pero probablemente haya sido idea de los maestros.

En una parte apuntó a Félix y este estaba comiendo con tranquilidad.
No había rastro de que estuviera ocupando su celular ni que lo tuviera cerca de él.

Pasaron las horas y tenía que ir al lugar citado para la dichosa sesión prueba.
Ruby estuvo conmigo ayudándome a sentirme cómoda y no me pusiera nerviosa.

[...]

—¡Saliste genial Madison!

La ignoré y comencé a revisar mi celular ya que no me dejaron ni tocarlo en las cuatro horas de la sesión, más una hora y media del almuerzo con Ruby.

Nada.
De verdad ni un solo mensaje de Félix, y seguía sin ver los que yo le mandé justo desde que me desperté.

Comenzaba a sentir esa sensación extraña en el estómago, tal vez no debería de preocuparme tanto... o tal vez sí.

Lo llamé. Pero otra vez nada.
Me sorprendería si fuera él.
De seguro tenía miles de mensajes y llamadas perdidas mías.

Pero el rubio seguía sin contestar.
¿Se habrá enojado por que no pude salir con él hoy? Lo dudo mucho, él me lo hubiera hecho saber, siempre es así.

—Madison, ya subieron tus fotos— me enseñó la cuenta de Instagram de la agencia con la que tuve la sesión.

Asentí con una leve sonrisa —se ven bien.

Asintió mi hermana —¡Félix ya las vio!

Abrí mis ojos con asombro y le arrebaté el celular. Así mismo era, el perfil de Félix aparecía como si le hubiera dado me gusta a las fotos que la agencia subió, ya que me etiquetaron en la descripción.

Mis ojos se humedecieron al instante.
Le regresé el celular a mi hermana y me levanté del sofá de la sala para ir a mi cuarto.

Cuando cerré, busqué en las llamadas recientes para volver a marcar el número de Félix.

Nada, en serio que solo sonaba pero él no contestaba.

Quería llorar.
¿Por qué razón me estaba evitando?
No había hecho nada malo, ayer estuvimos de lo mejor y ahora me ignora como si no quisiera saber sobre mí.

—¿Maddie?— mi hermana asomó su cabeza por la puerta y sin escuchar algo a cambio, entró y cerró por detrás de ella.

La miré de reojo sin alejar mi celular de mi agarre. Tenía la esperanza de que me devolviera la llamada y me diera la mejor excusa que pudiera encontrar.

—¿Estás bien?— se sentó a mi lado justamente en mi cama, en una de las orillas.

Asentí sin decir nada y aguantándome las inmensas ganas de llorar.

Ella solo asintió —¿qué te pareció la sesión?— ¿en serio era lo único que le importaba ahora?

—Bien, fue agradable— dije indiferente.

—¿Quieres firmar el contrato mañana?— la miré atenta —podemos hablar con mamá sobre la escuela. Tratar de convencerla.

Hice una mueca —ya casi salgo Ruby, me falta muy poco.

Suspiró —es como un trabajo el que te están dando, pero solo tienes que hacer algo que te gusta... modelar ¿eso te parece algo que te pase todos los días?

Me encogí de hombros —no lo sé.

—¡Ya llegué niñas!— gritó mamá desde la planta de abajo.

—¡Ahora bajamos!— gritó ahora Ruby —piénsalo Maddie, hay que decirle a mamá— se levantó y salió de mi habitación.

Antes de ir tras de ella, miré otra vez la pantalla de mi celular. La encendí y miré que no tenía nada sobre Félix, ni mensajes y mucho menos rastro de que los haya visto.

[...]

Aclaré mi garganta y dejé el tenedor de lado —mamá.

Ella me miró sin dejar de comer y Ruby también lo hizo, pero ella estaba esperando a que prosiguiera.

—Quiero hablarte sobre la escuela— dije mientras agachaba la cabeza.

—¿Te está yendo mal?— dijo preocupada.

Negué —es que... uhm...

No sabía cómo decirle que dejaría la escuela para dedicarme a algo más. Modelaje en específico. Hasta yo misma me estaba preparando para que me dijera mis verdades. Que me dijera que eso era una completa locura.

—Adelante, dime hija— dejó de comer y me miró atentamente.

Tragué saliva y miré a Ruby para pedir ayuda.

—Madison puede firmar con una agencia de modelaje— habló mi hermana de manera rápida haciendo que la mirar sorprendida.

Mi madre la miró asombrada, luego me miró a mí y rió —¿es una broma?— hizo una pausa —el modelaje es mucho trabajo aunque no lo parezca. Sacrificas demasiadas cosas, entre esas el tiempo. Y con la escuela, ni lo pienses.

Mordí mi labio inferior y agaché la mirada.

—Maddie puede terminar la escuela en línea— Ruby seguía insistiendo y me daba miedo que agobiara a mamá y lo arruinara.

Mi madre frunció el ceño —¿estás diciendo que prefieres salirte de la escuela para ser modelo?— parecía molesta.

Asentí sin saber si era lo correcto hacerlo.

—Es un rotundo no Grace.

Okey... si estaba enojada. Sobre todo porque me llamó Grace y no Madison.
Ella siempre acostumbraba a llamarnos por nuestro segundo nombre cuando se molestaba bastante con nosotras.

Suspiré —entiendo ma-

—¡Pero mamá!— alzó la voz mi hermana —ella tiene futuro— hizo una pausa —no me vayas a decir que no heredó el físico de mi padre, ¡ella es hermosa y no solo lo digo porque es mi hermana!

Mi madre la miró furiosa —¡no me levantes la voz Chiara!— se levantó de la mesa —¿tú quieres sexualizar a tu hermana o qué?

Mi hermana la miró con el ceño fruncido y se levantó igual de su asiento —¿quien habló de sexualizar a Madison?— Ruby ya estaba bastante molesta, se notaba porque tenía roja la cara —tú no comprendes el punto mamá. Modelar no significa que tenga que ser con motivos sexuales o con poca ropa.

Mi madre se quedó callada.
Me miró y luego otra vez a Ruby.
Sus ojos brillaron un poco, se notaba que estaba por llorar.

—Te diré una última cosa ¿de acuerdo?— tragó saliva —no vuelvas a sacar a tu padre en las discusiones, él no merece que tú lo menciones.

Ruby también iba a llorar.

—Así que— me miró ahora a mí —a tu habitación Grace— miró a mi hermana —tú igual.

Yo me levanté y esperé a que mi hermana dejara de mirar a mamá con rabia.
Entonces ella me miró y se acercó a mi para irnos juntas por las escaleras.

El segundo nombre de Ruby es Chiara y todo gracias a que nuestra abuela paterna; la que le heredó esos grandiosos rizos dorados, se llamaba así, su nombre era Chiara.

La abuela murió cuando Ruby tenía tres años y yo dos, por lo que no recuerdo bastante sobre ella, solo logro recordarla gracias a los álbumes familiares.

Y la historia tras mi segundo nombre es porque mi abuela materna se llamaba Lucía Grace.
Decidieron utilizar el segundo nombre porque varias mujeres de la familia ya tenían el nombre Lucía.

𝕊𝕦𝕞𝕞𝕖𝕣 𝕍𝕒𝕔𝕒𝕥𝕚𝕠𝕟𝕤~ 夏休み 𝕃𝕖𝕖 𝔽𝕖́𝕝𝕚𝕩 [𝕊𝕂ℤ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora