𝕊𝕦𝕞𝕞𝕖𝕣 𝕍𝕒𝕔𝕒𝕥𝕚𝕠𝕟𝕤~ 夏休み 𝕃𝕖𝕖 𝔽𝕖́𝕝𝕚𝕩 [𝕊𝕂ℤ]

夏休み (39)

El día en la escuela transcurrió normal.
Hoy tenía un examen sorpresa por parte de la materia de biología y creo poder aprobar.

Después de todo esa materia se me da bastante bien.

En la salida pensaba irme en transporte público para llegar más rápido a casa y ver a Félix otra vez.
Pero no fue necesario porque justo cuando di un paso fuera de la escuela, me topé con su bella mirada buscándome entre la multitud.

Su cabello rubio resplandecía con los pequeños rayos de sol aunque el día estaba fresco, más bien.

—¡Maddie!

Me llamó y me acerqué rápidamente.
Estaba por abrazarlo, hasta que vi por detrás de él a Susan viéndonos con una sonrisa fingida.

—¿Cómo te fue, amor?— me quitó la mochila y se la puso en los hombros.

Trataba de buscar con la mirada al resto de los amigos de Félix. Emilio, Renata... pero nada.
Solo Susan, solo ella estaba aquí con Félix.

—Bien— susurré sin quitar la vista de aquella chica que se acercaba a nosotros aún sonriente.

—Hola Madison— dijo saludándome con la mano y ahora inspeccionó con la mirada mi escuela —así que aquí estudia la maravillosa Maddie...

Asentí sin quitar mi cara de seriedad.
¿Qué hacía ella aquí?

—Me encontré con Susan cuando venía para acá— dijo el rubio al darse cuenta de mi expresión —espero no te moleste que viniera, solo quería darte la sorpresa.

Dejé de mirar a aquella chica y miré a Félix quien tenía cara de un poco de arrepentimiento.

Negué con una sonrisa —no me molesta Lix, al contrario. Gracias— le di un pequeño beso en su mejilla.

Susan nos miró de reojo y aclaró su garganta —les diré a los chicos que les mandan saludos. Tengo que volver al hotel.

Asentí sin más.

—Nos vemos— sonrió el de pecas.

Aquella chica se fue y me quedé quieta viendo como Félix me miraba con una sonrisa increíblemente preciosa.

—¿Qué?— dije entre risas.

Negó con la cabeza, tomó mi mano para entrelazar nuestros dedos y comenzar a caminar —es que mi novia es hermosa.

Entrecerré los ojos —uhm...

—¿Qué pasa?— me miró de reojo.

—Nada, solo que... que coincidencia que Susan estuviera por estos rumbos ¿no?— dije sin parar de caminar.

Félix soltó una risita —vi en las historias de Renata que estaban por un museo cerca de aquí.

Me encogí de hombros —como sea...

Soltó mi mano para pasar su brazo alrededor de mis hombros y abrazarme de esa manera —que celosa es Madison. Ni cuando éramos más chicos te comportabas así.

Fruncí el ceño —cuando éramos más chicos no me gustabas, tonto.

Félix rió —pero ¿olvidas que eras celosa cuando pasaba recesos con otras chicas?

—¡Porqué sabías que no tenías que dejarme sola en la escuela!— dije riendo.

—Que tuvieras pretendientes que te acosaran no era problema mío, yo si quería pasar tiempo con mis pretendientes— no paraba de reírse de los recuerdos.

Me detuve en seco —¿ah sí? Pero si era tu problema porque eras mi mejor amigo— me crucé de brazos.

Suspiró e hizo un puchero —la chica que me gustaba en ese entonces me dijo que le gustaba, pero no podía ser mi novia sino dejaba de llevarme contigo— hizo una pausa —¿dejé de ser tu mejor amigo?

Negué con la cabeza.

—Entonces no digas que todos tus problemas son míos también, porque yo jamás te dejé cargar con los míos— sonaba sincero.

—¿Quién era?— dije desanimada.

Tal vez y si Félix hubiese preferido dejarme de lado en ese entonces, ahora su novia sería aquella chica y no yo.

Negó —no interesa.

Iba a comenzar a caminar, pero yo lo tomé de la muñeca —dime.

Suspiró —no tiene sentido, no la conoces. Solo estuvo medio año y se salió de la escuela. Fue en el tiempo en el que tú faltabas por hacer los trámites para venirte a Japón.

Los recuerdos en ese entonces eran borrosos.
Escuchaba los rumores de que había una chica nueva, mientras que yo faltaba a la escuela.

Decían que la chica era muy linda, y que traía algo con Félix mientras yo no estaba con él. Claro que no me ponía celosa en ese sentido, pero temía de que me quitaran a mi mejor amigo a pesar de que ya casi me mudara a otro país.

—¿Cuál era su nombre?— dije insistiendo.

Se veía nervioso. ¿En serio tan difícil era decirme quién era esa chica?

—¿Acaso esa chica me conoce?— dije comenzando a sospechar de tanta gente.

—Maddie... te molestarás si te lo digo— dijo en susurro —ella te conoce, tú no la conocías, hasta ahora.

Suspiré de forma nerviosa —¿quién es?

Suspiró mientras agachaba la mirada —de verdad... ¿no se te viene nadie a la cabeza?

Negué.

—Madison, solo no te molestes, te dije una pequeña mentira— hizo una pausa —lo que pasa es que en realidad, Émilio y Renata si son amigos nuevos que hice cuando tú te fuiste. Pero Susan... a ella ya la conocía, y ella a ti también.

No podía creer lo que había escuchado.
Por esa razón ella actuaba tan raro conmigo. Por eso sentía que cuando estaba con Susan y Félix, yo sobraba.

—¿Te refieres a que Susan es la chica que te gustaba?— dije casi sin poder pronunciar bien las palabras.

Asintió.

—Vaya...

[...]

—¿Estás bien?— dijo Félix por quinta vez, cuando llegamos a la casa.

Asentí —sí, por quinta vez, sí.

—Es que no me has dirigido la palabra desde que hablamos allá— dijo persiguiéndome hasta a mi habitación.

Suspiré —perdón, debo se procesar mejor todo— dije entrando.

Cuando estaba por cerrarle en la cara, Félix puso su mano en la puerta y entró haciendo que me rindiera, y cerrara una vez que él estaba dentro.

—¿Procesar qué?— me miró sin expresión.

Me encogí de hombros frustrada —procesar que la chica que quería con mi mejor amigo sigue en la vida de él, pero aún, ahora él es mi novio y ella no hace nada más que acercarse más a él.

Suspiró —Madison, eso ya es pasado.

Negué —no me vengas con eso Félix. No soy la única que ve como te mira Susan, y tú también lo haces, lo notas, pero no quieres aceptarlo.

Se encogió de hombros —no me interesa, es diferente. ¿Por qué le tomaría importancia a alguien del pasado cuando ahora tengo novia?— hizo una pausa —¿estás insegura de la relación?

Me quedé en silencio.

—Madison— lo miré —¿lo estás?

Entonces no pude evitarlo y rompí en llanto.
Lo estaba. No desde hace unos minutos, no desde hace unas horas, días o semanas.
Sino, desde hace meses que estoy así.
¿Tan difícil era pensar en positivo cuando se trataba de él, de la persona que me gusta?

Félix solo se quedó en silencio y se acercó para rodearme con sus brazos y comenzar a tallar mi espalda en un intento de consuelo.