Cap. 10

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Narra Erick

Saliendo del colegio, llegué al campus que este tiene, Christopher me estaba esperando parado al lado de un árbol, mirándose las uñas.

Dios este muchacho, come de montón, no engorda y no hace ni siquiera ejercicios, aparte de educación física, y aun así corre a pasos demasiados veloces

-¡Santo Dios Erick, llevo esperándote 5 minutos aquí!

-No es mi culpa de que a plena luz del día no quiera correr, para no sudar.

-Ajácomo sea, vamos.

-Oye y ¿mi mochila? – preguntó recordando que tenía un plan y en ese incluía mi mochila.

-Tranquilo, primero comemos, si todo sale como espero que salga, mañana me traes mis tres hamburguesas ¿ok?

-Ajá.

Empezamos a caminar directamente a la hamburguesería, y como era de esperarse estaba cerrada.

En mi mundo las hamburgueserías, estaban abiertas 24/7 pensé.

Por nuestra gran suerte, Christopher era sobrino de la dueña. Tocó 3 veces y en menos de 5 segundos ya estábamos adentro.

-Hola tía- saludó Chris.

-Buenos días señora- saludé estrechando su mano con la mía.

-Hola muchachos, ¿ qué los trae por acá?

-Vinimos, por que andamos con hambre, y no hay mejor hamburguesería que esta- responde Chris, con un cierto brillo en sus ojos, obviamente orgulloso de su tía, por tener un local de hamburguesas.

Jamás conocí a alguien tan tragón, como Christopher pensé.

-Exactamente, a esta hora deberían estar en el colegio, vuelvo a preguntar ¿qué los trae por acá?

-Bien- esta vez hablé yo- como usted, podrá ver, mis ojos rojos, nariz roja, por lo tanto, estuve llorando, entonces llegó Chris, me consoló, y al mismo tiempo le dio ganas de comer, y aquí estamos.

-¿Lo mismo de siempre? – preguntó ella.

Esta es la enésima vez, que venimos por lo mismo, aunque las veces pasadas, estuvimos castigados en el colegio, porque el plan de Chris, nunca salió

-Como puede notar, sí

-Ok chicos, ¡Elena! - llamó.

-¿Sí, señora?

-Por favor, prepara la mesa número 7 para ellos y la comida de siempre. – dijo indicándonos con su mano.

-En seguida señora, ¡Hola chicos! – saludó ella.

-Hola Elena – dijimos al mismo tiempo.

Chris y yo nos sentamos en nuestra mesa, esperando que llegara nuestro pedido. De pronto Elena se acercó. Ella es la ayudante de la tía Tela, y al mismo tiempo nuestra amiga.

-Perdonen la curiosidad, pero ¿van a querer hamburguesas podridas, por sus caras o desean las que nos llegaron hoy día?

Los tres comenzamos a reír, siempre era lo mismo.

-Por favor, las de hoy, no quiero amargar el día con olores en la casa. – dijo Chris, de un momento a otro, Elena y yo lo volteamos a ver con cara de asco- ¿qué? Me refiero a mi boca, ¡Asquerosos! – la risa inundó el local, vacío excepto por nosotros tres y los cocineros.

-Sí, claro- dije.

-Bueno, al menos ahora están de muy buen humor.

-Sí. Y espero siga así todo el santo día. No quiero volver a limpiar los baños, por culpa de Chris.

-¿Desean Coca o Fanta?

-Fanta.

-Igual yo. – dijo Chris.

-Bien, en seguida regreso. – dijo Elena marchándose.

-¿Estas mejor? – me preguntó.

-¿Y tú que crees? – le dije con una sonrisa, volteando a verlo- después de predecir que te tirarías gases comiendo hamburguesa pasada.

Carcajadas y más carcajadas se podían oír a nuestro alrededor.

Cuando llegaron las hamburguesas, Chris se echó encima todas las cremas, sobre todo ají, mientras yo solamente mayonesa y kétchup. No es que no me guste la mostaza, o la crema de aceituna, tan solo por ahora, creo que es conveniente no exagerar con la comida, empezando por las cremas.

Por más que me haya divertido estos últimos minutos, no tengo mucha voluntad de cambiar radicalmente sobre cómo me siento.

POR UN JUEGO //JOERICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora