La cara oculta de la luna [Geraskier]

4 - Reflejos imperfectos: III

Geralt volvió a gruñir por cuarta vez en aquella conversación, taciturno, mientras escuchaba la petición de Piotr de Oxenfurt. Estaban en el salón de su ostentosa mansión y permanecían de pie aunque el anfitrión les había invitado a sentarse.

Una joven envuelta en un velo que le tapaba casi toda la cara, con la mirada gacha y temerosa, hacía un gesto cada cierto tiempo hacia los invitados, ofreciéndoles las copas que llevaba en una bandeja de cobre.

De nuevo la miró y con un gesto se negó a coger nada, a lo que la joven se giró hacia Jaskier, que hizo un aspaviento casi tan seco como el del brujo. No tenía sed.

Y la verborrea seguía. El brujo había perdido todo interés en los detalles, y miraba de soslayo al bardo, quien estaba extrañamente callado, con su nuevo laúd entre las manos, sopesándolo pero sin llegar ni remotamente a hacer el ademán de tocar una sola nota. Recordaba perfectamente la última vez que lo había visto así de serio y dolido, en su despedida. El brujo gruñó otra vez, aquello le llenaba de una desazón muy incómoda y le desconcentraba de la razón por la que estaban allí.

—300 coronas. — dijo finalmente Geralt, antes de girar el rostro para mirar a Pior, un hombre alto y robusto, aunque no tanto como él.

—Un poco caro por un simple fantasma. — se quejó, sobresaltándose al instante cuando Jaskier pellizco una de las cuerdas de su laúd haciéndolo sonar desafinado y ridículo. Geralt se apresuró a hablar, antes de que la mirada de Piotr se centrase en el bardo.

—Yo hago el trabajo, yo pongo el precio. — le respondió, observándolo con dureza. Sus ojos dorados veían más que gestos, intenciones ocultas. Piotr apartó la mirada, intimidado, pero de igual modo intentó hacerse el duro.

—Más te vale hacer un buen trabajo, brujo.

—En lugar de acabar con la dama, podríamos matar a su asesino. — dijo de pronto Jaskier, lanzándole una mirada desafiante a Piotr. — Es lo justo, ¿no cree? Y se ahorraría mucho dinero, aunque para lo que le serviría después...

—¿Acaso estás insinuando algo, bufón? — le encaró Piotr enfurecido, mientras se dirigía dispuesto a cogerlo del pescuezo. Geralt fue más rápido, se interpuso entre ambos, protegiendo a Jaskier con su cuerpo y agarrando la muñeca de Piotr con tal ferocidad que tuvo que contener un gemido de dolor entre los dientes.

—La mitad del pago ahora, lo otra mitad después. — dijo el brujo con aparente serenidad. Jaskier le tiraba del hombro para apartarlo, pero él se mantenía firme en su posición.

—¡Geralt, no aceptes el dinero de este hombre! ¡Es un...!

—¡Cierra tu enorme bocaza, Jaskier! — le gritó Geralt sin mirarlo. Solo Jaskier conseguía acelerar sus pulsaciones y hacerle perder la paciencia en tan poco tiempo.

—¡No lo haré! — insistió, también gritando, mientras se asomaba por detrás del hombro de Geralt para enfrentarse a Piotr. — ¡¿Cómo pudiste asesinar a sangre fría a la mujer que iba a ser tu esposa?! ¡Sveta te amaba! ¡La maldeciste!

Geralt soltó a Piotr para poder girarse y mirar con los ojos desencajados de sorpresa y enfado a Jaskier.

—¿Cómo sabes el nombre de la chica? Jaskier...

—¡Era una maldita bruja! ¡Parecía una santa, creí que sería una buena esposa, después de todo sus padres tenían muchas tierras! ¡La muy zorra se volvió loca, no podía soportar que prefiriese a otras!

Jaskier, al ver que no podía empujar a Geralt para apartarlo, lo esquivó y se fue a lanzar sobre Piotr, dispuesto a darle un puñetazo, pero el hombre agarró del brazo a la doncella que les había estado ofreciendo las bebidas. Las copas cayeron al suelo junto con la bandeja por el brusco movimiento cuando la puso delante de él y de un tirón le arrancó el pañuelo. La joven soltó un gemido lastimero de vergüenza. El bardo contempló horrorizado su rostro desfigurado, arrugado por las quemaduras.