Esta historia es Omegaverse, y este capítulo contiene intento de sexo sin consentimiento.
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La última clase del día recién terminaba, y las actividades del club estaban a punto de empezar. Había olvidado que el día anterior había dejado sus tenis en su casillero, así que en lugar de ir con Tsukishima, se apresuró a ir por ellos, pidiéndole que se adelantara.
Entró casi corriendo al espacio donde se encontraban los casillas y abrió la puerta del mueble. Cualquier otro día habría visto alguna nota de odio caer de ella, pero ese día todo era peor.
Ahí, sobre sus cosas, estaba su par de tenis, completamente mojados, y no sólo eso, cubiertos de lo que a simple vista parecía lodo, haciendo que todo lo que estuviera en contacto con ellos se estropeara también, así pues, sus libretas, libros, una playera y varios objetos que sus amigos le habían obsequiado estaban completamente arruinados. Ahora no eran solo mensajes de odio, ahora realmente se estaban metiendo con sus cosas.
Dirigió su mirada a la puerta, y ahí rayado con algún material decía "Aléjate de los Alfa".
Algo dentro de él se quebró. Mil cosas pasaron por su cabeza. Desde su relación con Tsukki, hasta el momento en el que siendo niño su madre le explicaba que lo hacía diferente de los Alfas y Omegas, recordó como su madre con un beso en la frente le prometía que nada de eso importaba realmente, que lo que importaba era lo que tenías por dentro.
Sintió ganas de llorar de rabia. Sentía que todo en lo que creía, ahora no eran mas que pensamientos ingenuos.
Por que sí, ocultaba su relación con Tsukki por temor a ser objeto de prejuicios, pero jamás pensó que alguien llegaría a agredirle por eso. Dentro de él sabía que lo que ambos tenían no estaba mal, aunque por fuera siempre quiso evitar aquello.
Tomó los tenis en sus manos y cerró la puerta con violencia. Limpió su rostro de algunas lagrimas rebeldes que habían logrado escapar y tragó saliva. Si esa estúpida Omega creía que intimidándolo y metiéndose con él y sus posesiones podía hacer que se alejara de Tsukki, estaba equivocada.
No iba a ceder ni un milímetro. Ya no le importaba que lo señalaran, si estar en una relación con un Alfa iba a ser razón para que le acosaran, no lo iba a hacer a escondidas, no iba a quedarse callado y sufrir en silencio.
Era el momento de enfrentar a la Omega.
No tuvo que llegar lejos, la chica estaba saliendo del salón de clases vacío, aunque parecía temerosa. Caminó a toda prisa y la tomó del brazo, haciéndole girar hacia él. Entonces vio terror en su mirada.
La Omega soltó un gritillo de terror.
-No fue...- empezó a decir-. ¡Es tu culpa! ¡No quisiste escuchar e insistes en estar cerca de Tsukishima-kun!
Yamaguchi no esperaba esa reacción, tenía la sorpresa estampada en el rostro, pero después de unos segundos se recuperó.
-¿Eres tú quién se ha estado metiendo con mis cosas?
La chica hipó, como si estuviera a punto de llorar.
-Yo no haría algo así...
-¿Entonces quién es? ¿Quienes están contigo en esto?
La chica lo miraba aterrada pero Yamaguchi no retrocedía, tal vez si la chica no hubiera hecho lo que hizo, le tendría un poco de pena.
-Tendré que reportar esto -le dijo.- Si no hablas ahora, serás la única culpable.
-Si lo haces, todos sabrán lo de Tsukishima y tú...
-Ya no me importa que otros se enteren de mi relación con Tsukki. Puede que lo que tenemos no sea del agrado de muchos, pero no es ilegal, no me expulsarán por ello, pero si se enteran de lo que has estado haciendo, sabes que...
-¡Yo no he hecho nada! -gritó la chica.
-¿Entonces quienes son? Si no hablas, eres cómplice de ellos.
La Omega parecía a punto de un ataque de pánico.
-Dime quienes son y yo lo arreglaré.
-No -dijo con firmeza-. Si lo hago me molestarán a mi también.
-Tú les dijiste.
-¿Qué?
-Les dijiste de nosotros, sobre Tsukki y yo.
-¿Qué más podía hacer?
-¿Qué tal no meterte en la vida de los demás? -Estaba realmente molesto.
-Tsukishima es un Alfa, no tienes derecho acapararlo así. Y si él está en una relación con un Beta, por supuesto que todos querrían saber.
-Eso no te da derecho...
-Escucha...
Pero no pudo escuchar, había sentido un dolor repentino en la cabeza que lo destanteó y le hizo doblarse.
-¿Qué...? -empezó a decir, pero un grupo de personas lo rodeó.
De la nada sintió unas manos rodearle y levantarlo con violencia, escuchaba murmullos a su alrededor de donde sólo podía entender "Beta", "Alfa" y "Tsukishima".
Sentía un aroma a canela muy intenso que le pareció desagradable, pero había algo más que no sabía que era, algo que le impedía pensar claramente y entender lo que sucedía a su alrededor.
Todo se volvió oscuro y ese olor le perforó la nariz, tan cerca que le agobiaba. Sentía unas manos recorrer su cuerpo y una respiración sobre su oreja.
Intentó ser consciente de lo que sucedía pero no veía nada, estaba con el pecho contra una pared, apenas sosteniéndose con sus brazos para no caer, mientras alguien detrás de él le tocaba de una manera desagradable.
-Tú eres el Beta que está con un Alfa ¿no? -escuchó una voz directo en su oreja-. Así que ya debes tener experiencia en esto.
-Suéltame -dijo con media voz.
No entendía ¿era el golpe que había recibido lo que lo tenía de aquella forma? ¿O era ese insistente olor a canela que nublaba sus sentidos?
-No me molestaría estar con un Beta -dijo nuevamente, mientras sus manos bajaban hacia el botón de su pantalón.- Aunque yo hubiera jurado que eras un Omega...
-Suéltame -insistió mientras sentía esas manos entrar en su pantalón- ¿Por qué haces esto?
Una risilla se escuchó.
-Sólo quiero saber si eres tan espectacular como para preferirte por sobre un Omega.
Yamaguchi reprimió un grito cuando sintió la mano del otro chico directo en su entrepierna.
Unas lágrimas se escaparon de sus ojos y sintió una mano contra su boca, impidiéndole hablar. No sentía fuerzas para oponerse y no podía evitar pensar en Tsukki, en su madre, en lo débil y vulnerable que se sentía en esos momentos.
Sintió húmedo su cuello, el chico le estaba lamiendo aquel punto desde el que cualquier Omega emana su aroma, -ese punto que en él no existía, mientra movía su mano sobre su entrepierna intentando algo, pero que sólo le asqueaba. Sentía también el cuerpo del otro restregarse contra él, sentía el gran bulto entre sus piernas chocar contra sus glúteos.
-Sin duda tienes un aroma especial- dijo paseando su lengua por todo su cuello- ¿Es esto lo que le atrae a Tsukishima?
Yamaguchi se tensó al escuchar ese nombre y el otro rio aun más.
-Suéltame -dijo con esfuerzo por sobre la mano del tipo, intentando zafarse del agarre del otro.
-Quiero que tengas mi aroma- dijo el Alfa mordisqueando su cuello mientras le soltaba con una mano-. ¿Es posible marcar a un Beta?
El pecoso sintió un momento de lucidez cuando el otro se apartó un poco, todavía con una de sus manos sobre él pudo adivinar que se estaba desabrochando su propio pantalón con la otra.
En ese momento lo supo. Nadie iría a salvarlo, ni siquiera él sabía donde estaba, estaba aturdido y un Alfa estaba a punto de abusar de él. Con desesperación tanteó a oscuras la pared sobre la que el otro le mantenía dominado y encontró una repisa, debían estar en alguna bodega.
Era ahora o nunca. De la nada tomó el primer objeto a su alcance y con una fuerza que no supo de donde salió se dio la vuelta para golpear lo que él creyó era el rostro del tipo.
El Alfa pareció descolocado por el golpe y cayó hacia atrás. Yamaguchi no esperó, busco la puerta a tientas y abrió con dificultad, pero el otro ya estaba de pie e impedía que la abriera completamente. Fuera se escuchaban gritos que adivinó eran de los cómplices.
No iba a permitirlo, no iba a permitir que todo aquello sucediera.
Se dio la vuelta y pateó al Alfa lo mas fuerte que pudo en la tibia, haciéndolo caer por el dolor, abrió la puerta finalmente y le lanzó el objeto que tenía en la mano a la primera Omega que intentó detenerlo.
La luz le cegaba y no pudo ver la cara de las personas, sólo podía pensar en correr lo más rápido posible.
Con dificultad logró reconocer el lugar, era el edificio que servía de bodega de limpieza, al otro lado de la escuela, un edificio que siempre estaba casi vacío. Si hubiera estado lúcido se habría preguntado como habían logrado llevarlo hasta allá sin que nadie los viera.
-¡Yamaguchi! -escuchó y trató de enfocar la vista.
Corrió aun más rápido hacia esa voz conocida hasta que chocó contra él.
-¿Yamaguchi? -escuchó al rubio llamarle, a pesar de no verlo bien, sabía quien era.
-Tsukki, vámonos -dijo jadeante, intentando jalarle para que ambos se fueran rápidamente.
Yamaguchi estaba asustado, Tsukki era un Alfa, pero el resto le superaban en cantidad, además no sabía si fuera había otros Alfas. No quería quedarse en una situación donde pudieran lastimar a Tsukki. Sabía que el rubio lucharía, sabía que la fuerza de un Alfa podía duplicarse cuando sentía peligro, pero no significaba que ganaría, y no quería arriesgarse a averiguarlo.
Pero algo dentro de Tsukishima se había encendido. Detectaba el aroma de otro Alfa cubriendo a Yamaguchi, pero lo mas alarmante era que podía sentir el torbellino de emociones dentro del pecoso.
Intentó calmarlo, llamándolo por su nombre y haciéndole verle a los ojos. Veía el miedo a travéz de esos ojos olivas cubiertos de lágrimas. Sintió su aroma debajo de esa lluvia de canela, temeroso y débil.
Sintió mucho temor y furia a la vez. Sintió temor de que alguien pudiera haberle hecho daño, y una furia crecer inexplicablemente dentro de él.
Haría pedazos al desgraciado que se atrevió a herirle.
Escucharon unos sonidos, un grupo de chicos y chicas les habían alcanzado.
-¡Vámonos, Tsukki! -repitió Yamaguchi, pero el rubio ya no lo miraba a él. Sus ojos se clavaron en el grupo que se había acercado a ellos, fulminantes. Rápidamente detectó el aroma de aquel otro Alfa entre la mezcla de aromas que se había acercado.
Sus ojos ya no eran color miel, habían oscurecido al punto de verse aterradores. Los presentes parecieron sorprendidos y un intenso olor a cítricos los hizo ponerse en alerta.
Era el aroma de un Tsukishima amenazador, dispuesto a proteger a Yamaguchi. El mismo aroma que un Alfa emana al proteger a su Omega.
-Tsukki -Volvió a decir, pero sabía que el otro ya no le escuchaba.
-Voy a matarle -dijo el Alfa cerca de su oído-. A quien sea que te haya hecho esto, voy a matarle.
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Ámame
Ficción General-OmegaVerse- En esos días, ni siquiera Tsukishima sabía del instinto protector de los Alfas, no sabía si realmente él sería uno de ellos como sus padres aseguraban, pero sabía, al ver a Tadashi, que quería protegerlo como a nadie en el mundo, que qu...