Anochecer

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Sonreí al sentir una pequeña patadita emanar de mi vientre, puse mi mano con delicadeza en el lugar donde mi hijo se estaba moviendo y sonreí cuando sentí otro golpe, abrí los ojos y me quedé viendo a Sasuke. Él se encontraba dormido, su respiración era lenta, su semblante relajado, hacía que me sintiera como si estuviera contemplando la noche, de un punto donde solo podía verle yo, de un pequeño lugar del planeta que solo me pertenecía a mí y eso me emocionaba un poco, era como mi pequeño secreto, un anochecer solo para mí.

Me pare en silencio y contemple por un rato el bosque silencioso, Kyubi se encontraba acostado cerca del pequeño río que cruzaba la propiedad, deje que de mis labios saliera un silbido bajo y vi cómo Kyubi se paraba rápidamente viendo hacia dónde me encontraba.

Últimamente el pequeño animal solo me obedecía a mí y eso a Sasuke le causaba gracia, decía que nuestras almas salvajes se complementaban y de algún extraño modo sentí que tenía razón.

La cama crujió y mí vista regreso a mi acompañante, le mire darse la vuelta y descubrirse un poco, y la sonrisa como siempre que le veía apareció en mis labios.

En una parte de mi vida donde todo lo di por perdido, que Sasuke me encontrara fue la manera de esta para recompensarme por tantos años de ataduras, o por lo menos ese pensamiento siempre asaltaba mi mente cuando le veía. Cada vez que él hacía algo que lograba detener mi corazón sabía que otro recuerdo de dolor era borrado para siempre de mis brazos.

Salí del cuarto cerrando la puerta y baje las escaleras, le abrí la puerta a Kyubi para que pudiera entra y me encaminé a la cocina, quería hacer algo para Sasuke, pagarle de algún modo lo que él hacía por mí. Esculque por la alacena y el refrigerador y una vez que estuve seguro que tenía muchos ingredientes para hacer un poco de pasta y pollo me puse a trabajar.

Comencé a cortar toda la verdura en pequeños cuadritos, para después seguir el mismo proceso con la carne, pare en mi labor cuando me di cuenta que no había sacado una olla para poner la pasta a cocinar, busque por los cajones de la cocina hasta toparme con uno muy grande casi al ras del suelo con doble puerta, lo abrí y saque una pequeña olla y un sartén, puse agua en la olla y después la coloque en la estufa para que esta se calentara, en otra parrilla puse el sartén con la verdura y el pollo.

Tome un par de platos y salí de la cocina para acomodarlos en la mesa, quería matar el tiempo mientras el agua para la pasta se calentaba y el pollo con verduras comenzaba a freírse, acomode unos manteles pequeños poniéndolos bajo los platos y una vez que encontré los porta vasos los coloque en la mesa. Un ruido me hizo correr a la estufa y vi como el agua comenzaba a llenarse de burbujas, abrí la pasta y la eche en la olla y al instante corrí por un trapo, el agua se había salido de esta derramándose por todos lados, le baje a la lumbre y puse el trapo sobre el agua para soltar un grito cuando la sentí caliente en mi palma. Me giré al lavamanos abriendo el agua fría para aliviar la quemazón. Un olor extraño comenzó a tomar posición del lugar y solté una maldición al percatarme de él darte con las verduras, cerré el grifo del agua para después apagar las parrillas de la estufa, mire mi tiradero y deje salir el aire lentamente.

-Tu padre es un desastre- dije al pequeño bebé que descansaba en mi vientre, sentí una patada a mi costado y sonreí, sabía que mi hijo me estaba dando la razón.

Sasuke llegó cuando estaba terminando de secar el reguero de agua y su gesto se frunció al verme agachado con la bola de trapos, le mire sin decir nada y después seguí en mi labor. Su mano fría tomo la mía que estaba enrojecida por la quemadura y sentí un poco de alivio deje de mover el trapo para verle.

-Yo secaré, no creo que sea bueno que estés en esa posición.- sentí su mano tirar despacio de la mía y no me negué a pararme de donde me encontraba.

El experimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora