Kurama

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Cuando mis pies descalzos tocaron el pasto del jardín mi cuerpo se estremeció ante la sensación, pisotee un rato sobre él y suspire de placer, la sensación era demasiado agradable y relajante, me senté sobre él y Kyubi se echó a correr sobre la gran alfombra verde de naturaleza.

Por más que trate de mantener los pensamientos de mi pesadilla a raya mi mente se negaba a darme tregua. Sabía que había una pequeña posibilidad de que el sueño fuera verdad, las personas de la empresa seguían buscándome y mientras las atrocidades que se realizaban en esta no salieran a la luz, mi bebé seguiría corriendo peligró, de pronto el chico de la camilla que gritaba por piedad invadió mi mente y sentí mi piel ponerse de gallina.

¿Él tenía un bebé también en su interior? Trate de recordar la escena de mis recuerdos pero no obtuve nada que me dijera lo que pasaba con esa persona, lo más probable era que sí, que el sufriera por su bebé, posiblemente él lo amaba como yo había comenzado a amar el mío. Posiblemente a él se lo arrebataron de la manera en la que me lo querían quitar en mi sueño, tal vez él no pedía la muerte para la liberación del dolor que le provocaba su hijo al tratar de nacer, a lo mejor él quería la muerte para ambos. Si eso era así no lo culparía, yo trataría de salvar a mi hijo de una vida como conejillo de indias, incluso si eso indicaba que en el proceso tenía que morir.

Mire frente a mí cuando sentí algo húmedo chocar con mi mano y me acerqué a Kyubi que se había acostado frente a mí viéndome fijamente.

-Oye Kyubi sabes... En mi interior está creciendo un bebé- dije poniendo mis manos sobre mi vientre y sonreí -Tienes que cuidarlo ¿entiendes? No dejes que nadie malo se le acerque, y si algún día llega a desaparecer tienes que encontrarlo.

Un ladrido estruendoso me ensordeció y Kyubi puso su pata sobre mi pierna, toque la extremidad del perro y sonreí.

-Entonces concluido, serás el guardián oficial de este bebé, no tienes que permitir que nada le pase ¿entendido?

Otro ladrido más y volví a sonreír, mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas y me abrace a Kyubi en un intento de calmarme ¿por qué de la nada todo me parecía tan triste?

-Me tienes que prometer que siempre estarás con él... Siempre le cuidaras Kyubi, serás el demonio Kurama personificado si alguien intenta hacerle daño.

Un pequeño ladrido seguido de un gruñido, hizo que mi llanto parara, confía en Sasuke y en su promesa de que todo saldría bien, de que ellos no me encontrarían, de que nada pasaría, pero saber que podía tener por lo menos otro respaldo me tranquilizaba aún más, incluso si este respaldo fuera un perro.

Sentí las manos frías de Sasuke envolverse sobre mi vientre y deje que sus brazos me jalaran lejos del animal, sus labios besaron mi nuca y yo pose mis manos sobre las suyas.

-¿me tengo que poner celoso?

-mmm, no lo sé... Kyubi es muy abrazable... Y mira sus grandes ojos.

Sonreí volteando mi cara para alcanzar sus labios y le bese dejándome caer sobre el tratando de profundizar mi beso, necesitaba sentir a Sasuke, y estaba dispuesto a seducirlo para que me tomara, me acomode arriba de él sentándome en su pelvis y sonríe las manos del ojinegro se posaron en mi cadera y yo me incliné para darle otro beso, abrí mi boca dejando que su lengua entrará en mi cavidad e imite el gesto, cuando Sasuke trató de separarse, yo pasé mi boca por su cuello y sonreí al sentir sus manos aferrarse con más fuerza sobre mi cuerpo.

-Naruto...

Deje mis manos vagar por su cuerpo y comencé a restregar mi trasero en su sexo, mi boca lamia con lentitud bajo su oreja y sonreí al sentir su erección.

El experimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora