Al día siguiente era el día,Alejandra vendría a comer a mi casa y allí conocería a mis padres. Estaba aterrorizada y a la vez emocionaba, todo tenía que ser perfecto.
Ella ese día lucia como nunca llevaba un vestido azul oscuro que le favorecia mucho y la hacía más perfecta de lo que ya era.
Al llegar a mi casa, les presente mutuamente, estuvimos muy cómodas, mis padres y ella se llevaron muy bien y eso me alegro mucho, a la hora de que se fuera Alejandra, nos dimos un beso sutil y penetrante.
Aquel día me sentí como un ladrón al declarar que había cometido el robo.
Me sentía genial conmigo misma, y no sabía como pero me había subido la autoestima. Al llegar la noche salí con Alejandra a dar una vuelta y nos congelamos en un beso muy dulce,el frio nos cubría la cara y el beso, el sentimiento caliente.
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Diario de una bisexual
RandomLeyre, una chica que apenas tiene 13 años va narrando su historia como adolescente y el descubrimiento de su bisexualidad