Vamp Yena ! [Yulyen]

D e s c e n d e n c i a

Yena sentía  la vergüenza recorrer su estómago e incluso su pecho, aún oculta entre sus manos ese sentimiento se volvía cada vez más fuerte.

—¿Entonces tendremos muchos bebés Yena? — Ahí estaba la razón por la cual llevaba más de 20 minutos sintiéndose así, su amada Yuri había tenido aquellos pensamientos desde que pasaron por varias tiendas de artículos para bebés. — ¿Serán mitad vampiro? ¿A quien crees que de la dos se parezca más? — Aún avergonzada la vampiro no pudo evitar imaginar un bebé con los rasgos de ambas, con aquellos ojos avellana de Yuri y sonrisa tan cálida como el sol, un suspiro escapó de sus labios. —Sabes que es físicamente imposible eso        ¿Verdad Yuri? — La mirada cristalina de la humana le hizo arrepentirse, gateo hasta el lugar en donde estaba la castaña y la abrazo. — ¿No quieres tener bebés conmigo?

Claro que quería pero eso bueno, era algo físicamente imposible, ella no tenía la forma de poder cumplir el deseo de su pareja o por lo menos no conocía alguno, aferro sus dedos en la estrecha cintura de Yuri y repartió besos por todo su cuello. —Si quiero Yuri, quisiera tener todos los niños que quieras pero sabes que eso es algo difícil para nosotras. — Sintió enseguida los suaves labios de la castaña sobre su mejilla, dirigió su mirada hasta ella con cierta tristeza como si  hubiera hecho algo malo.
Bueno, para Yena lo era, no podía darle aquello a Yuri por más que quisiera y eso la frustraba, quería ver siempre esa brillante sonrisa que salía de su pareja cuando llegaba con algún presente o hacia algo que nacía de su corazón.

—Esta bien Yena, tenemos la eternidad para pensar en eso.— Sin poder responder algo, Yena sintio los dulces labios de su pareja dar varios besos  hasta que se alejo y salió de la habitancion dejando una agitada y emocionada Yena. Enseguida la rubia se levantó y corrió hacia la cocina, ahí vio a Yuri comenzar a buscar algunas cosas para hacer la cena. —¿Lo dices enserio? ¿Toda la eternidad? — La castaña pareció jugar tímidamente con sus manitas, aún cuando llevaban meses juntas Yuri seguía poniéndose nerviosa con esa mirada, mordió su labio inferior y sólo pudo asentir como respuesta.

Para cualquiera podría parecer algo incluso apresurado pero Yuri quería pasar su vida con Yena, toda la vida que aquella transformación podria darle, sabía también cuales eran los contras al ser transformada e incluso los riesgos que correría pero todo valía la pena si era por aquella rubia, podría soportada todo si ella tomaba su mano durante todo ese largo camino.

—Yena, si no quieres no tienes porque...— La frase no pudo ser completada ya que los dulces labios de Yena lo evitaban, Yuri rodeo el cuello de la rubia y se dejó atrapar por ese mar de sensaciones que enloquecia su corazón y la volvían tan torpe. El suave y delicado contacto lentamente fue cambiando, la hábil lengua de Yena se paseo con descaro sobre los rojizos labios de su pareja, obteniendo un gemido ahogado en la garganta de la castaña que enrojecio como una manzana mientras sus labios lentamente se alejaban.

—Si quiero Yuri, cuando sea el momento te prometo que estaremos siempre juntas.— Yuri asintió torpemente y se abrazo a Yena, hundiendo su cabeza en el cuello de su pareja mientras una silenciosa promesa se formaba en aquella pequeña cocina.