Vamp Yena ! [Yulyen]

M a s c o t a

Luego de salir de la universidad había recibido una llamada por parte de Yena, pidiendo que se vieran en un lugar fuera de casa pues tenía que decirle algo y aunque la vampiro dijo claramente que no debía asustarse pasó todo lo contrario, Yuri llegó al lugar con una expresión opaca e incluso triste creyendo que era algo malo cuando en realidad fue todo lo contrario.

—Es para ti Yuri.— La castaña recibió aquella bolita de pelos café entre sus manos, el gato le miraba con curiosidad mientras inclinaba levemente su cabeza. — Oh...— Las palabras murieron en la boca de la más baja, era tan adorable que simplemente se quedó observándolo. —¿Pasa algo? ¿No te gustó? — Yena miraba al gato y enseguida a la castaña que permanecía  con la vista fija sobre el animal. — Es tan... ¡Hermoso! — Unos suaves labios sabor durazno atraparon los de la mayor, recibiendo varios besos hasta que se alejo con el pequeño gato dispuesto a jugar con el.

Yena miraba como Yuri permanecía acariciando el pequeño animal, era sorprendente como aquella "bola de pelos" como le había apodado, sacaba un sin fin de sonrisas en su pareja, tal parecía que fue una buena idea regalarle una mascota luego de lo sucedido hace unos días. Los ojos de Yuri brillaban con la intensidad de un ámbar mientras miraba al pequeño gato que descansa sobre sus muslos, sus dedos se deslizaban sobre el suave pelaje hasta tocar el inicio de su cola, sin duda esa imagen estaría por mucho tiempo en la cabeza de la rubia.

—Es tan suave y dulce ¡Creo que ya la amo! — El gato respondió con un ronroneo que hizo reír a Yuri aunque fue todo lo contrario para Yena, ahora estaba en silencio admirando al gato como si de su rival se tratara. —Mhn... ¿Aun sigo siendo yo tu favorita?— Era tonto que se sienta celosa de aquel animal pero ¡Yuri era suya! 
—¿Verdad? —La castaña permaneció en silencio, con una pequeña sonrisa.
—¡Yuri dilo! — Abulto sus labios al no obtener una respuesta, no podía perder ante aquel animal, eso lastimarla su orgullo.— Tu siempre serás la número uno amor.— Y esas simples palabras hicieron tan feliz a Yena que no dudo en tomar el rostro de su pareja y besarla hasta que sintiera su corazón volverse loco.