04

371 35 20
                                    


Eran besos que mientras más bajaban por su cuello, mas suspiros le provocaban. Aquellas delicadas manos recorrían su cuerpo de manera tan delicada que no podía evitar estremecerse cada segundo. Estaba excitada, y el roce con el cuerpo de su novia hacía que esa excitación subiera más.

Enfocó su mirada en esas piscinas profundas que la hacían perderse en miles de universos. Estaban dilatadas por el deseo y la lujuria y sin embargo, podía ver todo el amor que le profesaba.

Sus labios volvían a chocar con los suyos en un beso desenfrenado, mojado, lejos de la ternura que los caracterizaba a diario, sus manos cobraron vida propia viajando hasta el rostro de la mujer que rodeaba su cintura con sus piernas y que con desespero bajaba los tirantes del vestido que había utilizado en los premios de esa noche.

Wendy gimió cuando los dientes de Irene mordieron suavemente su labio inferior y tomando las riendas en el asunto cambió de posición.

"Señorita Bae" sonrió traviesamente ante la mirada coqueta que le lanzaba la mayor "Aquí yo soy quien manda, así que mi primera orden de esta noche es que usted va a gritar mi nombre cuando se corra ¿entendió?"

"Enséñeme cómo hacerlo, Señorita Son."

"Será" deslizó su dedo por toda la curvatura de sus mejillas "Todo un placer..."

Esa noche, ambas dieron rienda suelta a la pasión.

Abrió los ojos cuando la luz del exterior dio directamente en su cara despertándola de aquel hermoso recuerdo que empezaban a repetirse después de mucho tiempo. Bostezó, girando en la cama y enterrando su cabeza entre los cerros de cobijas y almohadas que tenía, no quería levantarse hoy. Sin embargo, el repique de su celular con un tono especial la hizo gruñir de fastidio.

"¿Qué pasó?"

"¿Vas a aceptar el papel para el drama o qué?"

"Por todos los cielos, te he dicho que no me llames tan temprano para este tipo de cosas, necesito dormir tranquilamente ¿tú crees que soy un robot?"

"Irene, vas a actuar con actores de primera mano... y el director te está pidiendo exclusivamente y no van a esperar más por ti ¿aceptas?"

"Te llamo en veinte minutos, todavía estoy dormida."

"Quince minutos y no más."

Beep, beep, beep

Maldijo por lo bajo mientras se levantaba de la cama.

No quería actuar por un tiempo, estaba agotada y lo único que quería en esos momentos era comer y dormir. Sin embargo, perder la oportunidad de actuar con famosos de gran calibre le cerraría las puertas para actuar internacionalmente y ese era uno de sus más grandes sueños, aun así si llegaba a aceptar nada garantizaba que todo saliera bien. Frustrada se miró en el espejo y pudo observar los primeros avisos de arrugas mostrarse en las esquinas de sus ojos, suspiró cansada, alterarse le sacaba arrugas. "No me altero, no me altero, no me altero".

Aceptaría, no le quedaba de otra. Seungwan sabría qué hacer.

No pudo evitar pensar en ella y se maldijo por lo bajo al haberla dejado ir, quien sabe cómo estarían ahora. Felices, enamoradas cada día más la una de la otra, quizás hasta casadas. Pero a quién quería engañar, la rubia no quería saber nada de ella; no obstante, el arranque de preguntas que le había hecho el otro día la dejó fuera de guardia, por un momento vio pasar por sus ojos un destello que ella muy bien conocía pero que así como apareció con la misma se fue.

everytime we touch / wenreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora