Capitulo 14

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Esa misma noche en el océano el rey y la reina se movían de un lado para otro, Kiko y Romina ya dormían. Les preocupaba saber dónde estaba su hijo, hasta que un guardia se hizo presente.
-¿Lo encontraron?- preguntó de inmediato Niurka.
-No majestad, tampoco encontramos a Sirius- dijo el guardia.
-Busquen por todos lados si es necesario.
-Lo haremos.
-En cuanto mi hijo aparezca hablaré con él- dijo Juan-. Tal vez cambie de idea.
Los rayos del sol comenzaban a entrar por la ventana pegando en el rostro de aquel chico que dormía en el colchón inflable, al abrir sus ojos notó que estaba en un lugar muy diferente al océano y al ver sus piernas recordó que estaba en casa de Joaquín. Se levantó para poder estirarse un poco y a su lado vio a Joaquín aun dormido, no podía dejar de admirar su hermosa carita angelical, esos lunares que resaltaban en su lechosa piel y esas pestañas que revoloteaban en sus ojos. Lo estuvo observando por un tiempo hasta que comenzó a despertar.
-Buenos días Joaquín- lo saludó.
-Buenos días Emilio, ¿dormiste bien?- le devolvió el saludo una sonrisa.
-Nunca había dormido tan cómodo, admito que mi cama en el océano es una roca y no es tan incómoda, pero no es nada comparado con el colchón.
Emilio continuó mirando a Joaquín como lo hacía hace unos momentos.
-¿Por qué me miras así?- preguntó sonrojándose.
-Llevo rato mirándote, además, no es la primera vez que te veo así.
-Te pasas Emilio.
Al decir eso Joaquín le arrojó una almohada que lo golpeó en la cara y él se lo devolvió iniciando una guerra de almohadas. Una vez finalizado el juego comenzaron a recoger el cuarto para después irse a desayunar.
-De verdad nunca pensé que las cosas que hacen los humanos fueran tan divertidas- dijo Emilio.
-Nada es aburrido, siempre y cuando encuentres un modo divertido de hacerlo- dijo Joaquín-. Oye, ¿vamos a caminar terminando de desayunar?
-Claro, quiero continuar caminando con mis piernas y conocer más el mundo.
Así fue como este par de amigos desayunó con la familia y compartió anecdóticas muy divertidas, Emilio siempre había soñado con que su familia fuera como la de Joaco.
Terminaron de desayunar y fueron a arreglarse, Joaquín se puso la ropa que siempre le encantaba ponerse (entre ello un crop top ya que la platica que tuvo con Emilio ya lo había hecho entrar en confianza) y Emilio se puso algo nuevo de lo que había comprado. Ambos caminaban por las calles, ya había gente por cuestiones de que esa era la hora en llegaban a la playa y Joaquín le platicaba algunas cosas sobre su personalidad.
-Eso suena relajante, pero a la vez me preocupa que mi aleta aparezca- dijo Emilio un poco preocupado.
-Realmente no lo había pensado, pero no te preocupes, encontráremos una solución- dijo Joaquín regalándole una sonrisa.
Continuaban caminando cuando un chico se detuvo al pasar a un lado de ellos.
-Hola bonito- le dijo a Joaquín-. ¿Qué hace alguien tan solito como tú?
-Disculpame pero, no vengo solo- dijo señalando a Emilio.
-Por eso no hay problema, ¿puedo llevarme un rato a tu hermano?
-Yo no soy su hermano, soy su...
-Es mi novio- respondió Emilio-. Así que lo mejor será que nos dejes solos y no te metas con nosotros.
-¡Uy está bien! Espero volver a verte guapo.
El chico se retiró y los otros dos continuaron su caminata, ninguno decía nada al pensar en la situación que vivieron hace unos momentos.
-¿Por qué dije eso y actúe de esa manera?- se preguntaba Emilio en su interior.

Amor bajo el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora