II: La muerte del débil

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Damian se encontraba fuera de la escuela, mientras sujetaba un paraguas que lo protegía de la lluvia. Estaba esperando a que Tim saliera y que Alfred llegará a recogerlos, pero entonces un sonido muy leve captó su atención, parecía un pequeño chillido

-Alfred todavía no llega?- la voz de Tim lo hizo mirarlo por un momento

Damian se quedó viendo al mayor por un momento, hasta que nuevamente logró escuchar un leve chillido, y sin decir nada, comenzó a dirigirse a donde escucho el sonido

-Oye! A donde vas?- escucho a Tim llamarlo, y al no responderle, pronto lo escucho a su espalda siguiendo sus pasos

Damian se detuvo en el basurero que había detrás de la escuela, y pronto descubrió que el chillido provenía de una caja de cartón que parecía estar por deshacerse debido al agua, pero lo que había en la caja hizo enojar a Damian.

Un pequeño gatito gris se encontraba hecho bolita en la caja, mientras temblaba y lloriqueaba

-Pobrecito...- murmuro Tim mientras sujetaba su propio paraguas sobre la caja en un intento de evitar que el gatito siguiera mojandose

Damian se arrodilló a lado de la caja, y estiró su mano para tocar al gatito, estaba completamente helado, así que se retiró el suéter del uniforme e intento secar y cubrir al gatito con el

-No podemos dejarlo aquí Drake...- dijo Damian mientras tomaba al gatito entre sus brazos y lo pegaba a su pecho intentando darle algo de calor

Damian volteo a ver a Tim, notando que tenía una mueca en el rostro, como si no estuviera de acuerdo, como si quisiera decir algo

-Qué? Acaso no quieres que lo llevemos?- preguntó con el entrecejo fruncido

-No, no es eso- negó Tim con la cabeza mientras miraba a sus espaldas, buscando ver si ya había llegado Alfred

-Entonces? No pareces muy confirme con la idea- dijo el menor mientras se ponía de pie, el gato en una mano y el paraguas en la otra

-... No es nada- respondió Tim después de un momento de silencio

Damian sabía que Tim se estaba guardando, quería decir algo pero no lo hacía, más Damian no iba a seguir insistiendo y comenzó a caminar de regreso a donde Alfred iba a recogerlos, únicamente escuchando los pasos de Tim a su espalda pisando los charcos

Apenas llegó frente a la entrada de la escuela, cuando Damian vio a Alfred estacionar frente a ellos, a lo que Tim se apresuró a abrirle la puerta a Damian pues tenía las manos llenas

-Lamento la tardanza, me temo que la lluvia ha provocado algo de tráfico- les dijo Alfred una vez subieron al auto mientras encendía la calefacción

-Esta bien Alfred, no te preocupes- le resto importancia Tim mientras se retiraba el suéter para dárselo a Damian y al gato

-Se puede saber que llevan ahí? - les cuestionó el mayordomo mientras acomodaba el espejo retrovisor para verlos mejor desde el asiento de conductor

-Encontramos un gato, no podíamos dejarlo solo ahí bajo la lluvia- respondió Damian acariciando al pequeño gato que se acurrucaba contra su pecho

Alfred no dijo nada más, solo sonrió al ver la forma de actuar de Damian, y es que el más joven de los Wayne rara vez se comportaba de esa forma, tan delicada, cuidadosa y hasta cariñosa, y usualmente ese comportamiento estaba dedicado a los animales.
Alfred simplemente estaba feliz de ver al niño actuar como tal.

Llegaron a la mansión y ambos jóvenes se apresuraron a bajar y a correr al interior de la mansión para encargarse del pequeño minino. Empezaron por sacarlo y ayudarlo a subir su temperatura, cubriendo lo con mantas y acomodandolo junto a la chimenea, finalmente dándole de beber leche tibia que Alfred les había llevado.

El Diario del Robin PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora