Capítulo 2.

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                          Todo esto comenzó aquél maldito día de primavera

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Todo esto comenzó aquél maldito día de primavera.

                         
Debido a que vivo algo lejos del instituto y a que mi querido padre arruinó el auto, NamJoon pasa todos los días por mí con "el amor de su vida" (como llama él a su adorado vehículo) y vamos juntos a la escuela.

                         
Pero ese día, como consecuencia de haber pasado toda la noche haciendo no sé qué cosa, NamJoon se quedó dormido. Y por su maldita culpa, tuvimos que ir muriendo de nervios y pánico en el auto. Y luego, correr como nunca lo habíamos hecho, cuando llegamos al instituto.

                         
Una vez que llegamos a nuestra aula, ingresamos a la misma de forma poco educada. Otra vez fue por culpa de NamJoon, quien abrió la puerta sin siquiera golpear previamente.

                         
Como era de esperarse, recibimos un regaño por parte del profesor y unas miradas llenas de burla de nuestros compañeros de clase.

                         
Luego de eso, nos dirigimos a nuestros respectivos lugares y saludamos con una seña a Seokjin y HoSeok, quienes estaban sentados en el pupitre que estaba delante del nuestro.

                         
Una vez que yo ya estuve sentado, recién ahí fue cuando me percaté de un pequeño detalle; habían dos chicos nuevos frente a todos, dos nuevos alumnos.

                         
—Hola a todos, yo soy Min YoonGi.

                         
—Hola, mi nombre es Jeon JungKook.

                         
Los miré atentamente, al igual que el resto de la clase; salvo NamJoon, quien estaba mirando con curiosidad el suelo, pensando en algo que yo desconocía.

                         
Mi vista se enfocó primeramente en Min YoonGi. Él era muy atractivo, debo admitirlo. La piel algo bronceada, su mirada tranquila pero intimidante y su cuerpo bastante formado, podrían hacer a babear a cualquiera. Y ni hablar del tal Jeon JungKook, de cabello castaño y una estatura de metro ochenta aproximadamente, y una sonrisa particular que lo hacía muy adorable.

                         
Esos dos eran unos dioses, unas obras de arte.

                         
Yo puedo asegurar que esos dos, solamente presentándose y sonriendo, provocaron que todas mis compañeras mojaran sus bragas y que más de uno de mis compañeros tuviera una erección. Eran preciosos.

                         
Por alguna razón, en ese momento, me imaginé a Seokjin y HoSeok babeando por aquéllos dos hombres. No me sorprendería que lo hicieran, sinceramente.

                         
—Oye, Tae-ah —el llamado de NamJoon me sacó de mi ensoñación. Posé mi vista en él y le sonreí, pero mi sonrisa se esfumó en cuanto vi que él me miraba con burla—. ¿Te han gustado esos dos, no?

Mistake (YoonJin/Hopekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora