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—Feliz cumpleaños, Kyu —dice el apuesto joven de cabello negro mientras lo abraza con alegría, y Sung Kyu no duda en corresponder el amoroso gesto de su primo.

Pasaron un par de meses desde la última vez que se vieron, y Sung Kyu tiene infinidad de cosas que quiere platicar con Myung Soo; pero su tío es un hombre demasiado ocupado, y sólo ha dejado ir al muchacho a su fiesta de cumpleaños con la condición de que regrese a su casa, en Hong Kong, ese mismo día.

—Gracias —susurra, separándose de él y regalándole una gran sonrisa.

Toma del brazo a su primo y lo lleva hasta una pequeña mesa donde están algunos de sus amigos y de quienes se ha hecho muy cercano. Todos saludan al pelinegro y Sung Kyu los presenta formalmente.

Ho Won, Dong Woo y Sung Jong.

Éste último causa una impresión diferente en Myung Soo, y no pierde la oportunidad para conocerlo mejor, sentándose a su lado enseguida.

De alguna extraña manera, Sung Kyu ha pensado que eso pasaría. Sonríe para sí mismo cuando se disculpa con sus amigos para ir a la mesa de los postres. Le encanta el pastel de fresa con chocolate. Un reconocido repostero ha preparado una gran variedad, dispersándolos sobre la madera al centro del salón, pero, uno en particular, le hace agua la boca.

Justo cuando piensa tomar una pequeña rebanada, una mano se le adelanta, tomando el cubierto para partir un trozo y servirlo en un hermoso plato de porcelana. El muchacho frunce el ceño y parpadea con sorpresa al mismo tiempo que gira su rostro en dirección del responsable.

—Felicidades por tu cumpleaños diecinueve, Sung Kyu —le dice el caballero que ha tomado el pastel, y Sung Kyu asiente, abriendo un poco más los ojos mientras le agradece.

El hombre frente a él le sonríe y busca un tenedor en la mesa, dándole al muchacho el plato que ha tomado con el postre y el cubierto. Sung Kyu se inclina un poco e intenta dibujar una sonrisa, pero de pronto ve a su padre acercárseles, y el semblante molesto de su progenitor lo desconcierta por completo.

—¿Estás bien, hijo?

—Sí. ¿Por qué no habría de estarlo? —responde con demasiada tranquilidad.

Su padre se instala a su lado para tomarle por los hombros.

—Nam Woo Hyun, sabes muy bien que no eres bienvenido en mi casa —revela el señor Kim con una mirada fría y cargada de resentimiento.

Sung Kyu entreabre los labios, admirado por la actitud de su padre, pero Woo Hyun sólo sonríe de lado y, antes de marcharse, le dedica una reverencia al cumpleañero.

—No se preocupe señor Kim, me iré enseguida. Nos veremos pronto, Sung Kyu —le hace saber Woo Hyun antes de caminar a la salida.

El padre del muchacho aprieta un poco más el agarre que tiene sobre él.

—¿Quién es, papá? —pregunta el más joven con bastante curiosidad una vez que ha perdido de vista al desconocido, y siente que su padre se tensa antes de contestar.

—Alguien a quien odio —aclara, demasiado serio para el gusto de su hijo, pero Sung Kyu sólo frunce el ceño por su respuesta.

Sung Kyu sale temprano del colegio y le pide al chofer que lo lleve a la compañía de la que es dueño su padre. Quiere platicar con él y sugerirle que lo envíe a estudiar a Hong Kong una vez que termine la escuela. Faltan pocas semanas para eso. Desea pasar más tiempo con Myung Soo y que los dos vayan a la misma universidad.

Así que el joven se encamina directo a la oficina de su progenitor con una gran sonrisa en los labios y, cuando llega a la puerta, hace alarde de la impecable educación que le dio su madre, saludando a la secretaria con cortesía.

Can't Get Over You | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora