VIII

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—Woo Hyun —lo llama Sung Yeol con la intención de excusarse—, yo sólo estaba...

—¡Cállate! —ordena, mirando a su supuesto amigo con desprecio mientras Sung Kyu siente que su corazón saldrá de su pecho en cualquier momento—. Lárgate de mi casa, y olvídate de nuestra amistad para siempre.

Sung Yeol bufa con algo de cinismo. Camina hacia la salida sin decir nada más y Woo Hyun observa de reojo a su esposo antes de seguir su camino a las escaleras. Sung Kyu traga saliva con ansiedad y se da la vuelta para ir tras el mayor.

—Woo Hyun —susurra el menor de inmediato con la voz entrecortada, pero su esposo no le hace caso alguno y continúa el recorrido hasta la puerta de la habitación de huéspedes en donde está durmiendo. Kim acelera el paso y le toma del brazo antes de que entre—. ¡Déjame explicarte! —pide, y su labio inferior comienza a temblar al momento de que su marido se deshace del agarre con brusquedad.

Nam no se molesta en mirarle y entra a la habitación, pero Sung Kyu no desiste y le sigue otra vez.

—¡Escúchame! —exclama, intentando sujetarle del brazo nuevamente, pero Woo Hyun se gira de pronto para encararlo y el muchacho puede notar la enorme decepción en sus cristalinos ojos.

—¡¿Qué me vas a decir?! ¡¿Qué te es imposible amarme por qué te gusta Sung Yeol?! —recrimina el hombre.

Y el temor y la incredulidad se apoderan de Sung Kyu porque es la primera vez que ve a su esposo tan molesto.

—Pero qué tonterías dices. ¡Estás equivocado!

—¡No mientas! ¡Ya no me lastimes más, Sung Kyu! —reclama Woo Hyun, y su joven consorte observa con consternación cómo su rostro es empapado por las lágrimas.

—Yo no quiero lastimarte. Es sólo que, esto... todo...

Kim se muerde el labio inferior porque no sabe qué decir. No sabe cómo afrontar la situación. No sabe si debe pedir perdón por algo que no fue su culpa, aunque sepa que él es el responsable de todo ese embrollo; de lo mal que se siente Woo Hyun, y de haber aceptado ser su esposo sin sentir nada por él. Sung Kyu no sabe qué debe hacer, pero de lo que sí está seguro es que nunca traicionaría a su esposo de esa forma.

—Voy a tramitar el divorcio —dice de repente el mayor, secándose las pequeñas gotas que quedan en sus mejillas. Kim abre los ojos con sorpresa y siente un nudo en la garganta—. Te amo, Sung Kyu. Te amo como nunca pensé amar a nadie, pero jamás imaginé que me harías tanto daño con tu indiferencia; con tus desprecios, y ya no puedo soportarlo más —explica Woo Hyun, apretando los ojos para que ya no escapen más de sus lágrimas mientras le da la espalda—. La próxima semana iremos con el abogado —le hace saber, y el muchacho le observa caminar hasta le baño y encerrarse en él.

Confundido, Sung Kyu aprieta los puños y su corazón late apresurado por la inquietud. Agacha la mirada un momento y no puede evitar soltar un gran suspiro.

Hubiera querido explicarle la situación a Woo Hyun; decirle que todo ha sido una confusión con Sung Yeol, que él nunca haría una cosa como esa, que todo ha sido un error, pero no puede. Está claro que no hubiera servido de nada. Todo lo que ha hecho en esos seis meses se ha acumulado en el corazón de su esposo, y finalmente Woo Hyun ha creído que nunca va a quererle; aunque Kim tampoco quiere hacerlo. Se lo ha propuesto antes de llegar a vivir a esa casa y ha conseguido que su esposo lo deje ir, pese a cómo sucedieron las cosas, pese a ese mal entendido, y, sin embargo, Sung Kyu no entiende por qué sus ojos se han humedecido, por qué su corazón se siente tan pesado y su pecho se ha llenado de frustración y desesperación. No obstante, quiere ignorar por completo todo lo que está sintiendo en ese momento y centrarse en que, tal vez, la decisión de Nam, es la correcta.

Sin falta y como sentenció, ese lunes por la tarde, Woo Hyun ya espera a Sung Kyu en la puerta de la universidad a la hora de la salida. Kim se queda sorprendido al entender que su aún esposo habla en serio, pero de igual forma se siente inconforme con lo que ha decido el mayor, y pese a ello sigue sin decir nada, aún sigue creyendo que es lo mejor.

Respirando profundo, Sung Kyu se acerca al auto para abordarlo. Su marido ni siquiera le mira o le saluda y en cuanto el muchacho se acomoda el cinturón de seguridad, Nam enciende el motor para marcharse.

Cerca de quince minutos después, Woo Hyun entra a un estacionamiento en un alto y elegante edificio para dejar el auto. Sung Kyu le mira de reojo, aprieta los labios por unos segundos y quiere decir algo, pero no sabe qué es lo que debería hablar con el mayor exactamente. Woo Hyun parece molesto, frustrado, decepcionado, pero sobre todo dolido, y eso es lo que Sung Kyu no puede soportar, aunque siga negando que no le afecta y que aquello es lo mejor para los dos.

Nam sale del vehículo y le da la vuelta al auto, se detiene al lado del copiloto, toma la manija de la portezuela y la abre para que su esposo descienda. El muchacho duda un poco, incluso imagina que el cinturón se atora y no puede quitárselo; también que su padre le llama y que posponen el asunto para otro día. Pero nada de eso sucede. Finalmente, Nam carraspea y le mira con el ceño fruncido.

—Vamos. El abogado nos está esperando —dice Woo Hyun con un semblante serio.

Sung Kyu suspira hondo y asiente antes de bajar del auto. Ambos dan un par de pasos y Kim entreabre la boca.

—¿En serio vas a divorciarte de mí? —pregunta el más joven, agachando la mirada. Woo Hyun se tensa y detiene su caminata.

—¿Creíste que era broma? Tú no me amas, así que prefiero dejarte libre para que hagas lo que quieras. Ya me has lastimado lo suficiente con tu rechazo. Esto es todo lo que puedo soportar —dice con firmeza, pero su voz y su mirada están cargadas de aflicción. Sung Kyu lo mira a los ojos con pena y comienza a negar con la cabeza.

—Woo Hyun, yo no quiero que... es decir... pienso que estás tomando una decisión precipitada. Si tan sólo escucharas lo que tengo que explicarte, tú podrías...

—Si lo que te preocupa es tu padre, no te angusties, le hice una promesa y yo soy un hombre de palabra. El trato era que te casarías conmigo a cambio del dinero, y lo hiciste. Si yo no pude lograr que me amaras, ya no es culpa tuya. No puedo obligarte; nunca lo haría. Yo te amo de verdad, y te lo voy a demostrar ahora, porque nos vamos a divorciar para que seas feliz con alguien más, y tu padre nunca me tendrá que regresar el dinero que le presté —explica con detalle y, enseguida, con suavidad toma de la mano a Sung Kyu para guiarle, pero antes de llegar a elevador, el menor se detiene y se suelta del agarre.

—Espera, por favor. No hagamos esto. Debe haber otra forma de resolver las cosas y...

—¡¿Revolver qué?! ¡¿Acaso no es lo que quieres?! ¡¿Acaso no quieres alejarte de mí para siempre?!

—¡No! —exclama, exasperado, y aprieta los puños—. ¡Eso no es lo que quiero! Tú no lo entiendes. Yo... yo necesito más tiempo...

—¿Más tiempo para qué? ¡Dime!

Pero Sung Kyu se queda mudo y Woo Hyun no sabe qué pensar, sólo ve las lágrimas del menor brotar y aquello le provoca más angustia.

—Pero, ¿qué tenemos aquí? —dice de pronto una voz desconocida que les toma desprevenidos, y de inmediato Sung Kyu se esconde tras su esposo cuando un par de extraños sujetos les rodean y uno de ellos saca una navaja.

Can't Get Over You | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora