IX

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—Dame tus cosas de valor y no hagas escándalo, o el pequeño lo pagará —ordena el sujeto frente a ellos con una voz áspera mientras le dedica una amenazadora mirada a Woo Hyun.

—De acuerdo, sólo no lo lastimes.

—¡Cállate y hazlo rápido!

Sung Kyu se tensa y el delincuente le acerca la navaja a la espalda. Woo Hyun se asusta de que su joven consorte salga herido, pero obedece. Kim se estremece y comienza a temblar, Woo Hyun lo mira de reojo y le susurra que se calme. El muchacho suspira profundo, pero logra escuchar al mayor y asiente despacio.

Woo Hyun se apresura a meter una mano al bolsillo trasero de su pantalón para sacar su cartera y no duda en entregársela al hombre que tiene enfrente. El sujeto frunce el ceño con suficiencia y le señala el costoso reloj de pulso con la mirada. Nam agacha la vista y, cuando intenta desabrocharlo, las puertas del ascensor que hay a unos metros de ellos se abren; un par de mujeres salen de pronto y, sin querer, observan la escena. Ellas gritan, asustando a los delincuentes y alertando al vigilante del estacionamiento; el asaltante jala la muñeca de Woo Hyun para arrebatarle el reloj y éste no se resiste, lo único que le importa es que Sung Kyu esté a salvo, así que vuelve a tomarle de la mano con algo de fuerza.

El sujeto comienza a correr con sus pertenencias, y justo cuando Sung Kyu cree que el hombre a su espalda también huirá, éste lo sujeta del hombro y lanza una puñalada. Sung Kyu grita y el delincuente corre segundos después, dejando la navaja a sus pies, manchada de sangre hasta la empuñadura. Kim ve con horror que su esposo le ha protegido, pues ha sido él quien ha resultado lastimado de gravedad. Entonces todo pasa en cámara lenta ante sus ojos, volviendo esos segundos en los más largos de su existencia.

Woo Hyun se deja caer al suelo, con una profunda herida en el abdomen. Sung Kyu apenas logra sujetarle mientras lleva una de sus temblorosas manos sobre la camisa de su esposo, intentando desesperadamente presionar la cortada, y un grueso y doloroso nudo le empieza a oprimir la garganta.

Las lágrimas del muchacho no tardan en mojar su rostro y comienza a temblar aún más cuando mira la ropa de Woo Hyun llenarse más de sangre. Sung Kyu se acomoda a su lado casi por inercia y su labio inferior no deja de moverse. Siente que la enorme presión en su pecho de un momento a otro va a volverle loco.

—S-Sung Kyu —jadea, haciendo un esfuerzo por mantenerse despierto.

Sung Kyu aprieta los ojos y más lágrimas brotan de ellos; continúa intentando por todos los medios detener el sangrado con sus palmas, pero su marido le sujeta de una muñeca con la mano temblorosa. El más joven lo mira a los ojos con angustia y el nudo en su garganta se hace aún más doloroso.

—No e-estás herido, ¿verdad? —El menor mueve la cabeza, negando con suavidad—. D-deja de llo-rar...

—¡Estás sangrando! —exclama con miedo y con los ojos rojos; sus lágrimas bajan por su barbilla y caen en el pecho de su esposo, pero aún y con toda la desesperación que siente es capaz de sacar su teléfono —el cual los ladrones no tuvieron oportunidad de quitarle— para llamar a emergencias y pedir una ambulancia. Woo Hyun estira más la mano y le acaricia una mejilla con delicadeza.

—Ya n-no llores...

—¡¿Y qué quieres que haga?! ¡Tengo miedo, no sé qué hacer y no quiero que te pase nada! —exclama con la voz entrecortada. Sus sollozos aumentan y se lleva una mano al rostro para tratar de limpiarse los ojos. Su respiración comienza a agitarse, y sin que Woo Hyun siquiera se dé cuenta, se inclina sobre él, acercando su rostro al suyo para dejarle un suave beso en los labios.

—Te amo, Woo Hyun —confiesa, dejando al mayor anonadado—. No sabes cuánto te amo, y lamento tanto haberte lastimado. Fui un tonto por no decírtelo antes. Fui un estúpido cobarde al no aceptar que me enamoré de ti. —Toma la mano de su esposo y éste no puede evitar dejar salir también sus lágrimas—. No me dejes, por favor. No quiero vivir esta vida sin ti.

Entonces todo alrededor de Nam desaparece, y piensa que no le importaría que su corazón se detuviera ahí mismo, porque Sung Kyu lo ha dicho; ha dicho que lo ama y eso es suficiente para que finalmente sea feliz, esperando dormir para siempre en los brazos de la persona que más ha amado en el mundo.

—Te amo, Sung Kyu... p-para siempre —murmura, curvando sus pálidos labios en una pequeña sonrisa, y luego, el menor observa con desesperanza cómo su esposo cierra los ojos. Nam ha quedado inconsciente, y Kim no puede hacer otra cosa más que volver a llorar por la desesperante impotencia y el cruel temor.

—Woo Hyun —murmura Sung Kyu entre sueños, removiéndose al sentir un suave roce es su mejilla—. Woo Hyun...

—Aquí estoy —dice su esposo, haciéndole abrir los ojos de golpe.

Sung Kyu se incorpora de pronto y su mirada se humedece cuando mira al mayor en la cama de aquella blanca habitación de hospital, sonriéndole con cariño.

—Woo Hyun —dice mientras le sujeta la mano con delicadeza y unas cuantas lágrimas recorren sus mejillas.

—No llores, por favor.

—Es porque creí que ya no despertarías —le hace saber entre sollozos antes de limpiarse el rostro con la manga de su suéter—. ¿Cómo te sientes? El doctor dijo que perdiste mucha sangre.

—A decir verdad, me siento de maravilla —menciona, y luego intenta levantarse.

—¡No te muevas! Se abrirá tu herida.

—Es que quiero abrazarte. Pensé que ya no te vería nunca más.

Sung Kyu le regala una media sonrisa y se levanta de la silla, siendo él el que rodea a su esposo con ambos brazos, envolviéndole en un amoroso abrazo.

—Te amo —pronuncia el mayor antes de recibir un tierno beso en los labios.

—Yo también te amo.

Y Woo Hyun sonríe, con todos sus sentimientos a flor de piel, porque Sung Kyu está con él, y sabe que tiene otra oportunidad para vivir y hacerlo inmensamente feliz.

Can't Get Over You | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora