◐Ocho

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—Esto irá aquí —explica acomodando una pequeña maceta cerca a la ventana.

—¡Eres increíble! —admite mirando a su alrededor —Este lugar nunca se había visto hogareño como ahora.

—Tal vez porque no había nadie más que tú.

Joel carraspea tratando de olvidar.

—Pero llegaste a mi vida, Er —dice acercándose lentamente —Y la estás cambiando —confiesa.

Erick baja la mirada avergonzado ocultando una sonrisa en sus labios.

—¿Qué hiciste para cenar? —pregunta agudizando su voz.

—Es una sorpresa.

Erick abraza a Joel de repente. Es más una muestra de su amor que agradecimiento.

Los días que pasaron hicieron que sus corazones se reconocieran.

...

Una fuerte tormenta cae durante la mayor parte de la noche.

Joel despierta a media noche por el estruendoso sonido de un rayo. Mira a su alrededor un poco asustado hasta que un leve apretón en su mano lo hace girarse al costado derecho e inmediatamente una sonrisa se forma en su rostro.

Erick está ahí.

Siente cálido en su pecho.

Él duerme aún así que es cuidadoso cuando lo jala más cerca de él y lo abraza.

En noches como esta ya no está solo.

...

—¿Cómo dormiste? —pregunta entrando a la cocina —creo que llovió demasiado porque el pasto está aún mojado.

—No camines sin zapatos o vas a resfriarte —le indica dándole una taza con mate.

Erick forma un puchero y reclama —Es cómodo estar sin zapatos, no me regañes.

—¿Qué quieres hacer hoy?

—¿Viste el invernadero? Claramente tenemos que seguir trabajando con las verduras.

El rizado abraza a Erick por la cintura y lo levanta hasta que sus pies no tocan el suelo. Lo carga hasta la cama donde lo deja sentado y se arrodilla frente a él.

Erick lo mira con ternura mientras Joel le coloca los zapatos.

—Ahora vamos afuera.

El ojiverde lo sigue pero apenas llega al borde de la puerta, escucha disparos.

Erick se queda estático, en cambio Joel reacciona rápido, corre hacia él y lo envuelve entre sus brazos guiandolo de nuevo hacia adentro.

Los disparos no cesan.

Ese no es el único día que se escuchan disparos. Se oyen explosiones y truenos.

La lluvia tampoco cesa.

—Tranquilizate bebé, mañana será mejor —pronuncia dandole palmaditas en su espalda mientras lo acurruca sobre su pecho.

Erick le teme a los sonidos de guerra.

Pero esos sonidos no cesarán porque la guerra ya se desató.









Muy tarde, muy corto y algo aburrido, lo siento. Gracias por esperar.
Comenten lo que quisieran que suceda.

El día después de mañana >Joerick<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora