prólogo

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La tarde estaba fresca, las hojas caían de los árboles y los pájaros eran testigos de que pronto, aunque más tarde que pronto, se unirían dos almas; ella con su vestido de puntos azules y unas zapatillas de princesa, el con unas de sus botas favoritas y una camisa a cuadro.

Ella corría tras su pelota, y el recolectaba algunas hojas; su pelota rodó muy lejos y las hojas más lindas no estaba de su lado del parque, por casualidad lo siguiente que el agarro no fue una hoja, y lo que ella encontró no fue su pelota.

Ella era lo más lindo que había visto, lo más lindo que pudiera ver una niño de apenas 8 años, era la primera vez que el quedaba hipnotizado. Sin embargo el era muy tierno, el corazón de ella por un segundo se sentía más cálido,"que lindo es" pensó la niña, lo que provocó que se sonrojara; el también se sonrojo.

Esa tarde ellos se sentaron baja un árbol sin decir una palabra, ella recolectó hojas para el, y el coloco su pelota en donde no pudiera escapar más; sus padres ya estaban preocupados, pues no sabían que sus hijos estaban siendo flechados por el mismísimo Eros, la tarde paso rápido para ellos, más no para sus padres que estaban preocupados, el escucho los gritos de su padre y supo que ya debía irse, " ella se ve más hermosa con la luz de luna" sus mentes inocentes no captaban que llevaban horas desaparecidos, pues el silencio juntos era mejor que el parque entero, el no quería separarse, ella estaba ajena a lo que sucedía; sus padres debían estar preocupados, pero la calidez del niño espantaba toda preocupación.

El estaba a punto de irse y dejar a su bella doncella, pero ella lo abrazo, aún con mente inocente ella sabía que nunca volvería a verlo, ella necesitaba ese abrazo, necesitaba su calidez,"esto es para el recuerdo, si siento tu calidez sabré después que no fue un sueño, que eres real y cuando te recuerde, será un recuerdo cálido" fue lo que ella pensó, más no lo que dijo, más bien ella no hablo en lo absoluto.

-i love you- dijo el niño, era las primeras palabras que intercambiaban, era la primera vez que el hablaba con tanto sentimiento, pero ella no respondió, sin embargo el abrazo tampoco terminaba, sus padres estaban más cerca, escuchaba las voces, aunque ahora eran más, no quería irse "que hechizo es este", comento el niño en su mente, sin saber que más allá Eros solo reía ante las ocurrencias del niño y veía a la lejanía "el amor esta tan gastado hoy en día que solo dos niños que no entienden el mundo pueden llegar ha amar completamente, sin ningún reparo o complicaciones"

Ellos ya debían irse, aunque ninguno estaba dispuesto a soltarse todavía- significa gracias- dijo el niño nuevamente en voz alta, aún que su hermano mayor le había dicho que significa esa oración, el prefirió mentirle, sus primeras palabras y a la vez, las primeras mentiras,¿Todos éramos así?¿Enserio tenía que mentirle a ella? Su doncella -i love you- está vez el niño había esperado una respuesta, ella no respondió, pero no importaba, tal vez ella no sabía que decir, a el solo le importaba el abrazo, el cual aún se mantenía.

Las voces aumentaban al igual que la preocupación de sus padres, todo el servicio de guarda bosques salió en su búsqueda, las voces se alejaron y el ya no se preocupo más, ella estaba segura que su hora de dormir ya había pasado, pero el era más cómodo, rompieron el abrazo por tan solo un segundo, se acomodaron bajo aquel árbol y volvieron a unir sus cuerpecitos en un abrazo de oso.

Eran las 12 am cuando los encontraron, estaban abrazados bajo un árbol, el vestido de ella estaba sucio y las botas de el arruinadas en barro, ellos estaban abrazados todavía y con una sonrisa en su rostro, ella jamás respondió a los "i love you" de el, y cuando despertaron no pudieron verse, ambos estaban en un hospital siendo revisados para asegurarse que estuvieran bien, ellos no se despertaron cuando los separaron, jamás habían dormido como esa vez, y ahora estaban en habitaciones diferentes; esa noche habían podido saber por primera vez que era estar en un silencio cómodo y que era mentir para un bien, habían aprendido una técnica humana común y valla que les faltaba un largo camino antes de que volvieran a encontrarse, pues sería la última vez que se veían en años.

No Sé Admiten Mentiras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora