capitulo 1✨

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5 AÑOS DESPUÉS:

Ya tenía nueve años, era un día especial, hoy cumplía la abuela, ya tenía su regalo preparado, mi mamá había envuelto el regalo en un bonito papel, además de que le había puesto un laso enorme, estaba segura de que a la abuela le encantaría.

A ella le gustaban este tipo de cosas, las cosas a gran escala, los lindos vestidos como el vestido que ella cargaba ese día un vestido todo floreado,  unos zapatos blancos hacen un juego perfecto,  quería estar linda para mí abuela, "la apariencia es como la portada de nuestro libro, un libros con una mala portada no se vende" recordó las palabras de su abuela, hacía más o menos dos años que había dejado de utilizar vestidos a diario, pero hoy era una ocasión especial, la abuela ya cumplía 83 años, aunque su abuela no los aparentaba.

- Emma necesito que bajes - su madre la estaba llamando, ya era hora, bajaría por esas escaleras lo más elegante posible, como le había enseñado su abuela y comería mucho pastel, todo estaba preparado, hoy será mi día, "I love you" esas palabras siempre pasaban por su cabeza, las escuchaba siempre en sus sueños, casi todas las noches soñaba con esas palabras, muchos entornos, diferentes sitios con la misma persona repitiendo lo mismo.

Con el pasar de los años ya se había vuelto costumbre, un niño muy lindo, se calentaron sus mejillas al recordarlo, ella sabía que el era real, ella recordaba esa noche con mero empeño todos los días, de hecho mis padres le contaban a todo el mundo la historia de cuando me había perdido, me habían encontrado abrazada al niño, era un recuerdo muy lejano, pero verdadero, aún se sonrojaba cuando contaban esa historia, le daba vergüenza.

Años después se había encontrado con el en centro comercial, pero de no haber sido por sus padres no se habrían reconocido, fue hace un año cuando había pasado la mayor vergüenza de su vida cuando ambos padres había decidido empezar a hablar sobre el tema, sobre todo lo del abrazo, nunca en su vida había estado tan roja, sobre todo cuando le preguntaron ha ambos acerca del asunto; el también se había puesto rojo y eso me había parecido lo más lindo del mundo, sus padres habían notado que se habían quedado viendo al momento de la pregunta, a ellos les dio mucha risa al igual que los padres del niño, igualmente notaron que ninguno de los dos se habían dirijido la palabras, solo se observaban con curiosidad; el no había cambiado mucho de la última vez que lo había visto y eso de cierta manera le gustaba, aún que desde hace un año podía recordarlo con más claridad, ahora tenía una imagen más vivida, aunque seguían habiendo detalles que ella reservaba para sí.

Por fin estaba lista, se miro en el espejo por última vez inspeccionando que todo estuviera donde debería; iba bajando las escaleras lentamente, su mano agarraba el barandal y se deslizaba lentamente, hoy su abuela era la que estaba cumpliendo, pero igual le gustaba llamar la atención, poco a poco las personas que se encontraban al final de la escalera fueron subiendo la mirada para ver quién venía bajando, muchos al notar que simplemente era Emma habían seguido con sus conversaciones normales, otros nunca habían volteado.

Ella seguía bajando con delicadeza, hasta que su mirada se poso durante un segundo en el niño de sus sueños, el de los "I love you" se encontraba al final de la escalera, justo por dónde ella venía, durante un segundo detuvo su bajada, el también la observaba, ambos se habían detenido, más nadie notaba esto, todos estaban inmersos en sus conversaciones, pero al notarlo siguió bajando, el la esperaba abajo como todo un príncipe "¿entonces ella sería su princesa?" Ella ya conocía el significado de lo que el le había dicho y también sabía que el le había mentido, se supone que los príncipes no debían mentir, pero en todo caso ella tampoco era una princesa.

Ella ya casi terminaba de bajar las escaleras, los nervios a cada minuto iban subiendo, colocándose en cada célula, ¿El se acordaba de ella? Que vergüenza, el no debía acordarse, aunque el como la miraba decía otra cosa, sin embargo que más difícil que ver la verdad ante tus ojos cuando no quieres quitar la venda que los envuelve, ella no veía como el la observaba, ya solo quedaban unos escalones; está vez ella sabía el significado de lo que el le había dicho "está vez no sé admiten mentiras" .

Clark:

No quería salir, no quería y no quería, hoy debían llegar mis tíos y por ende mi primo, el había sido el único amigo que había tenido en mi otra ciudad, pero mis padres habían hecho planes con otras personas.

Me había puesto mi camisa de mala manera, el cumpleaños de una persona a la que ni conocía, ¿Abría torta siquiera?¿Tendrán dulces? Quiero muchos dulces, me pongo mis botas junto con mis pantalones, y cuando creo que estoy listo y estoy a punto de salir de mi cuarto, mi mamá entra vuelta una fiera, me recuerda mucho a la cara del abuelo.

- Clark todavía no estás? Ya tenemos rato esperando, cariño ni siquiera yo tardo tanto arreglando me -me tomo del brazo llevando me con ella escaleras abajo, mi papá ya se encontraba en el auto esperando pacientemente, mi papá jamás me había gritado, era siempre muy tranquilo, tampoco era conversar mucho, realmente casi nada.

No quería ir, mi mamá solo parloteava sobre llegar tarde, mi papá conducía, solo eso; en momentos como este me acordaba de aquella vez que me había perdido, dios todo fue tan tranquilo, ella era tan... Pacífica, no se que tenía, pero me gustaba, me gusta me corrige mi cabeza, me sonrojo solo de recordar lo que pasó hace un año, mis padres o mi mamá mejor dicho, no había dejado de hablar con los padres de ella, y yo no había aprovechado mi oportunidad, ella estaba tan cerca.

En esos pensamientos se habían ido los minutos y ya habían llegado a su destino, era una casa normal, no tenía nada en especial, realmente lo único que sobre salía eran la cantidad de personas que se encontraban a los alrededores de la casa, y los autos estacionados, mis padres se bajaron, claro mi mamá me había dicho que me comportara, había lanzado una de sus miradas que me ponían la piel de gallina, solo eso bastó, no necesitaba más advertencias.

Entramos sin tocar la puerta ya que está se encontraba abierta, había muchas personas, todos hablaban y reían, mi mamá me había prometido que había alguien para que yo jugará, pero todavía no lo lograba encontrarlo; ya llevaba varios minutos y solo había encontrado a niños irritantes, estaba más molesto que nunca, mi mamá me había mentido, no había nadie para jugar, me recosté de la escalera viendo a mis papás hablar con otras personas, estás me parecían conocidas pero no sabía de dónde, detrás de mí escuché a alguien bajando y volteo inconcientemente, era ella, venía bajando las escaleras y todavía no se había dado cuenta que yo estaba abajo justo por dónde ella venía, era como un ángel, me sonroje, jamás había visto a nadie igual, ella noto mi presencia, por un segundo creí haber visto que se había detenido, pero creo que fue solo mi imaginación, por qué ella seguía caminando como si nada, sentía que me veía igual de estúpido que mi hermano y su novia, el cual no había venido por que tenía tarea, malvado mentiroso, seguro estaría en casa usando mi Xbox, aunque ahora exactamente no me importaba.

Ya quedaban dos escalones, creo que me puse más rojo cuando llegó a mi lado, tuve que levantar un poco la cabeza para verla, ella era más alta que yo, ojalá todas las niñas fueran así, no me quejaría de ir a la escuela, otro silencio, otro ridículo silencio, "enserio no piensas hablarle, es tú última oportunidad" me acerque a ella y me alivie un mundo cuando ella no se alejo como las niñas de la escuela cuando quería pedirles algo, ella también se sonrojo, sentía mi corazón a mil.

- hola - fue lo mejor que se me puso ocurrir.

- i love you - escuché su que dijo y aunque suene imposible creo que mi cara se puso más roja aún, sentía mi cara caliente, además nunca en mi vida había sentido tal vergüenza, eso era lo que yo le había dicho hace cinco años y le había mentido sobre lo que significa, pero ¿que probabilidades hay de que lo recuerde?.
- ya se que significa y no es exactamente gracias.
Ahora podía decir que se sentía un paro cardíaco.

No Sé Admiten Mentiras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora