Emma:
4 años después:
Tomé mi cuaderno rápidamente y lo guarde bajo la almohada, el televisor estaba encendido,al escuchar algunos pasos acercarse actúe como si tuviera toda la tarde en la misma posición, mi mamá entro a la habitación y me observo un segundo interrogante, a ella no le gustaba que escribiera, no podía culparla, pero tampoco podía dejar de escribir, hace 2 años había vivido una mala experiencia y no quería que se repitiera, ya tenía 17 años y realmente tenía que esforzarme por no ser descubierta al momento de escribir.
Era cómico pensar en como tenía que ocultar algo que amaba por el simple hecho de una mala experiencia, una experiencia que me había herido a mí y las personas que me rodeaban "como explicar que lo que más amaba hacer, era lo que en su tiempo más me había lastimado, al punto que querían defenderme de lo que en su momento me identificaba", tome mi cuaderno lentamente a la espera de que ella abriera la puerta sorpresivamente, como había hecho en otras oportunidades y en dónde más de una me había tomado de imprevista; tome el lápiz nuevamente y seguí escribiendo rápidamente para no olvidar la frase que tenía en mi mente "Habíamos pasado la línea de tiempo, la hora de nosotros se había agotado, pero tenía la certeza de que algún día, sin querer, sin ninguna prisa caeríamos por el otro", esa era tanto solo una pequeña frase de la que sería la sinopsis de una historia corta que estaba escribiendo, una historia la cuál estaba segura jamás saldría de mi habitación, así como otra tantas que tenía en cuadernos viejos, frases en pedazos de hojas y algunos pocos en la computadora, pero jamás tendría el valor de publicarlas, estaba muy segura.
Hace años que me había jurado a mi misma que jamás le daría de nuevo las armas a las personas incorrectas, para que cuando llegara el momento las usaran en mi contra "Así como la confianza puede durar más de tres meses en ganarse, puede durar menos de tres segundos en perderse" , otra frase que había logrado escribir en mi apuro, ya pronto necesitaré otra libreta, otra para llenar de palabras que no pensaba enseñarle a nadie o tal vez visto desde otro punto palabras que nadie deseaba escuchar; al sentir pasos fuera de mi habitación cerré la libreta rápidamente y regrese a la pantalla, aunque está vez la puerta no se abrió, hoy había escrito más de lo que había escrito en una semana, que de por sí ya era mucho, pero hoy era justificado, hoy estaba nerviosa, las manos me sudaban desde muy temprano y el reloj hacia mucho que sentía no se movía ni un pelo, las manecillas se habían logrado congelar en el tiempo, estaba asustada, tenía miedo "No necesito conocer a todas las personas del planeta Tierra para saber que la única que realmente siempre estará para mí, no era más que yo".
Una cosa que había logrado aprender por las malas, es que otra persona nunca entenderá que se siente estar en tu cuerpo, que se siente cada emoción, cada dolor es distinto y cada persona lo sufre de diferente manera, pero jamás deberíamos intentar entender a una persona, tan solo estar ahí para apoyarla, por qué el dolor que experimenta una persona es un dolor propio del alma y del cuerpo que solo el dueño puede comprender; mi dolor era muy mío para dejar que otras personas tomen parte de el, para que intenten entenderlo y al final solo sientan lástima "la lástima es un sentimiento que solo es aceptado por aquellos que tiene ideas erróneas y para aquellos que se hacen más daños a sí mismos que el propio dolor", y ciertamente sentía lástima de mi misma, pero como evitar un sentimiento que te inunda, como prolongar las emociones a tal punto que cuando logres sentir ya no te afecten, es casi imposible, es una misión que muchos han logrado, pero otros muchos no tienen ni la idea de cómo lograr.
Mañana empezaría mi último año en la preparatoria, en donde debía decidirme por qué estudiar, en donde y aún más importante ¿Dejaría al fin de escribir?¿Al fin tendría un descanso?, Por qué ciertamente lo necesitaba, aún que más que necesitarlo lo requería con urgencia, mi mente quería despejarse para poder analizar, ¿Qué voy ha abandonar?, tenía miedo como cada año, en cada día antes de iniciar la escuela, en cada momento en el que mis manos no podían escribir, pero al mismo tiempo el hecho de escribir, ¿Realmente se puede tener una vida si constantemente tienes miedo?, pues yo lo había logrado, vivir día a día con tus miedos pueden hacerte más fuerte o tal vez te pueden mandar directo a la locura, yo me había sostenido en un punto medio en donde tenía miedo y me volvía en mi contra, pero lo tenía que afrontar con valor y a veces, solo a veces con un poco de coraje.
...La alarma estaba sonando, pero ciertamente hacía ya mucho rato que me había levantado y me había quedado mirando el techo, torturando me con todas las posibilidades de hoy, con cada cosa que podía salir mal, con las personas que me encontraría y muy en el fondo tenía miedo de lo que yo pudiera hacer cuando todo me abordara.
Me levanté lentamente como si los pies y el cuerpo completo me pesara, una vez estuve frente al espejo me observé, vi pequeñas lágrimas provocadas por la impaciencia y la ansiedad, me limpie las lágrimas como cada año, tome mi cabello en una coleta alta como cada día y busque ropa en mi armario, nada extravagante ni fuera de lo común, pero tampoco como muchos describirían en los libros, no utilizaba ropa holgada, ni ropa vieja, era la ropa normal de otra chica común, por qué aunque los libros relatan como la chica rota viste mal la realidad es otra, no viste mal, se observa como cualquier otra persona, es la persona que recuerdas vagamente y muchas veces es la persona que ven como abusan de otra y no la persona a la que abusan, la depresión y la baja autoestima no es algo tangible, es más silencio y tranquilo, más común y menos sospechoso de lo que piensas, por qué la gente lo disfraza, las personas con verdadera depresión no te lo dirán en tu cara, si no que te darán una gran sorpresa al enterarte de las acciones que pueden realizar bajo los efectos de sentimientos que nublan la visión, es espantoso sobre todo cuando sabes que lo padeces, por que al igual que la gripe y la ébola es una enfermedad, pero es peor aún porque te atormenta a tal punto que tú enemigo es aquella persona a la que vez diariamente en el espejo y es aquella persona que te recuerda constantemente que no estás a gusto contigo misma.
Siempre es igual, luego de bajar las escaleras mi mamá me espera en la cocina con un buen desayuno, me da un beso en la mejilla y uno en la frente para la buena suerte, me habla de cosas comunes, como del jardín, el supermercado y cuánto más se acerca la hora de partir más ansiosa se pone, ella se pone más ansiosa que yo cada año ¿como lograr que algo irreversible desaparezca?, Probablemente era algo que ella se preguntaba diariamente.
Cuando ya es hora salgo consiente de que mi mamá me observa por la ventana, ella me vigila hasta que el desaparezco de su campo de visión y camino hacia la parada, "Una historia feliz no siempre tiene un final feliz y a veces simplemente no tienen final." 1..2..3..4 minutos esperando, el suelo parecía haberse convertido en mi entretención favorita, también había otras personas en la parada, algunos que estudiaban en mi preparatoria que aprovechaban estos segundos extras para hablar, para poder contarse todo lo que les había sucedido, yo conocía ha algunos de los que estaban parados a mi alrededor, algunos vecinos de años, con los cuales había estudiado varios años o simplemente había visto en la preparatoria, sin embargo no los saludaba, así como ellos tampoco me regresarían el saludo.
En ese aspecto me había vuelto reacia con los años, yo no tenía una clásica y ferviente amiga, yo no sobresalía en ninguna actividad física y tampoco era la nerd, era la clásica extraña, la del montón y hacia mucho que me gustaba ese papel "Como cosas grandes pueden llegar a marcar pequeñas cosas que creías tenías implantada en la piel", yo tampoco es que tuviera muchas cosas interesantes que contar, "si las tienes guardadas bajo llave, en libretas viejas y arrugadas, tienes miles de historias por contar" sabes esa sensación de cuando tú subconsciente te traiciona, es sensación de no saber si tu mente o tú corazón tienen razón, aunque a veces ambos están de acuerdo.
El autobús al fin llega y se estaciona frente a mi, la puerta se abre y el conductor pide que nos apuremos, tomo un respiro profundo y piso el primer escalón para subir, doy otro paso y ya estoy adentro, hay muchas caras, pero yo no busco una que me suene de algo, simplemente tomo el asiento junto a un chico con el que comparto clases de historia, nunca hemos hablado y hoy tampoco parece ser la excepción, simplemente nos mantenemos en silencio y vemos por la ventana, mi cuerpo siente un escalofrío por un segundo y volteo cuando siento una mirada, Clark me observa y me decida una sonrisa de saludo, aunque segundos antes era como más dudosa "probablemente no sabía sí eras tú" muevo la mano en señal de saludo y listo eso fue todo, eso ha sido todo por años, esto fue en lo que se convirtió todo, un simple saludo; el voltea si sigue hablando con la persona que tiene a su derecha, está vez yo volteo y miro hacía el frente, las calles van pasando al igual que los minutos, siento mis manos sudando, pero lo disimulo con el pantalón limpiando constantemente mis manos, reconozco rápidamente la calle, hemos llegado.
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No Sé Admiten Mentiras
Novela JuvenilLas pequeñas cosas son aquellas que a veces más duelen. ¿Que dolor es más soportable según el alma que habita en nuestro cuerpo? ¿Cuántas decepciones eres capaz de soportar? A veces cuando las mentiras llenan, cuando el perdón no es suficiente para...