"Fuera de ser una estrella luminosa era un hoyo negro, aún más absorbente y peligrosa, a la vez de un misterio y un tesoro"
20 años atrás:
Sophia:
Tomar sin descontrol.
Tomar y perder el sentido del tiempo.
El ritmo de la música me distrae, tengo que seguir el ritmo mientras pierdo el sentido de mis pensamientos, esas son las canciones que amo, las que se introducen por mis venas y me hacen olvidar que está es la vida que no merecía, venir al sitio que te trae buenos recuerdos y pensar que es tu lugar en el mundo.
Colocan otra canción, pero está no me suena, el vaso está por la mitad así que lo vacío todo en mi garganta, la canción es desconocida pero eso no evita que siga el ritmo. Tal vez estoy sudada, destruida, mis movimientos no deben tener sentido, solo algunos contratiempos, el último sobre todo por el alcohol.
Cada sábado venir y disfrutar, perderme de la rutina, conocer a nuevas personas, ¿tan malo era? No, no era malo en absoluto.
Tal vez solo era malo lo que me pudiera pasar en este estado, pero ahora mismo eso no me importa, mañana en la mañana sería cuando me vería decepcionada en el espejo, cuando tenga la resaca a todo lo que mi cuerpo aguante y el alcohol busque salir de mi estómago, pero eso solo pasará cuando esté consiente y observé que volví a caer.
Tambaleando me acerco a la barra y pido otra copa más, el chico que se llama Matheo me observa como si estuviera loca, aunque siendo razonable puede que me vea así, Matheo era el chico de los tragos, era el único amigo estable que tenía y probablemente tiene que ver con el hecho de que es el hombre que sirve mis tragos cada vez que decido olvidar.
Una vez me sirven otro trago regreso a la pista, no importa que esté tambaleando me de aquí para allá, nadie le toma importancia, muchos más están igual que yo, siento una mirada en mi espalda, esa sensación que nos enseñaron a las mujeres desde muy jóvenes, ese sexto sentido que nos indica que alguien nos observa.
Sin embargo, cuando volteo solo es Matheo quien me observa fijamente unos minutos y creo que está pensando si venir a verme o seguir trabajando.
Entonces soy yo la que decido ir hasta él, algo tonto, ya que, vengo de allá. La pista me da vueltas y el único punto fijo que tengo en estos momentos es Matheo, comienza a reír cuando ve hacia donde me dirijo, por un segundo me mareo aún más haciendo que mis pies se tropiecen y caigo en el suelo.
La situación me da mucha risa, creo que tenía varios días que no reía con tantas ganas, pero está vez no puedo pararme, cuando lo intento me cortó con el vidrio del vaso que cargaba en la mano, el cual había olvidado por completo, la bebida está en todo mi vestido y hay varias personas que me esquivan, pero frente a mi hay una persona que se detiene, se agacha junto a mi y me ayuda a recoger los pedazos, recoje uno por uno y yo solo observó.
Matheo me da una sonrisa comprensiva y desaparece, a los minutos está aquí otra vez, yo aún estoy en piso, ahora hay unos curiosos que me observan tirada en el piso, algunos pasan de largo y solo me ven de refilón, Matheo me toma de los brazos y me levanta, mis piernas están dormidas y no me siento nada bien, Matheo logra llevarme al baño justo a tiempo cuando mi cuerpo expulsa para del licor que había estado tomando, el sujeta mi pelo y acaricia mi espalda.
A la mañana siguiente no recordaba casi nada, el cuerpo me pesaba y estaba en una casa desconocida, Matheo había cuidado de mi esa noche, había hablado con uno de sus compañeros que le cubriera el turno y me trajo a su casa.
Con el tiempo me di cuenta que después de eso el siempre estuvo ahí, ese día levanto los cristales, me levanto a mi, me apoyo cuando más lo necesitaba y cuando menos supe me impulso a seguir mis sueños.
Siempre estuvo ahí.
Siempre me apoyo.
Me levanto cuando estaba más profundo.
Me dio el amor nunca me habían compartido.
El fue y será siempre mi alma gemela.Pero también me dejó sola, dejó que cayera nuevamente en un hoyo aún más profundo, ese día que él murió se llevó una parte de mi con él.
...
Actualmente:
El teléfono sonaba desde hace rato, me dolía la cabeza y estaba a punto de tirar el teléfono, la migraña estaba acabado, la botella de vino estaba por la mitad y estaba buscando una pastilla para el dolor de cabeza, tenía meses que no probaba alcohol, hace mucho que había dejado las malas mañas, pero solo una noche no me haría mal.
El teléfono estaba que reventaba, pero yo seguía sin contestar, tenía al menos 10 minutos sonando, Emma probablemente estaba molesta, jamás le había gritado de esa manera.
Subí hasta el cuarto de Emma, su puerta estaba cerrada, así que toque, pero nadie hablo "ella debe estar molesta".
- Emma cariño... Se que estás molesta, yo jamás quise decirse esas cosas, solo... Estaba al borde, cariño estamos cayendo, estamos hasta lo más profundo y quiero hablar contigo, debemos resolver esto, somos una familia Emma, no importa que tan rota estemos, somos nosotras contra el mundo amor, se que desde que se fue papá todo a sido difícil, pero juntas podremos, juntas seremos fuertes - aún estaba cerrada la puerta, volví a tocar, pero Emma no habría - amor... Estás despierta? - cuando abrí la puerta el cuarto estaba vacío, la botella se me cayó de las manos, por un segundo no pude entender que pasaba, ahora tenía real miedo.
Estoy sola, estoy verdaderamente sola.
El teléfono sonó nuevamente, jamás llamaban tanto, "Emma".
Baje las escaleras y llegué a la sala, el teléfono aún sonaba, jamás había corrido tan rápido en toda mi vida.
- ¿Dónde está Emma?.
- En el hospital cerca del parque.
No escuché más, salí corriendo y tome las llaves de la casa y el auto, nisiquiera tenía tiempo de buscar mi cartera.
Espérame Emma.
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No Sé Admiten Mentiras
TienerfictieLas pequeñas cosas son aquellas que a veces más duelen. ¿Que dolor es más soportable según el alma que habita en nuestro cuerpo? ¿Cuántas decepciones eres capaz de soportar? A veces cuando las mentiras llenan, cuando el perdón no es suficiente para...