Emma:
El autobús estaciona cerca de la entrada y siento la presión de otras personas que intentan bajar al mismo ritmo que yo, unos van apurados y otros simplemente se dejan llevar por la corriente, cuando al fin logro pisar el asfalto camino apurada para salir del embrollo de personas, unas vez me siento más liberada tomo un camino rápido hacia administración, la señora Mirian, la subdirectora de la preparatoria se encarga personalmente de entregar los horarios, hay una pequeña fila de personas, cuando al fin me logran entregar mi horario camino libremente por los pasillos.
Escucho los saludos efusivos de amigos que llevan todo el verano sin verse, veo a personas lanzarse sobre otras a manera de abrazos, en cierta manera era gracioso ver cómo incluso algunos se caían. Yo solo caminaba en dirección hacia la clase que me tocaba, no quería llegar tarde, no era bueno llegar tarde, durante unos segundos solo podía pensar que asiento se encontraba más cerca de la ventana, me gustaba ver por la ventana, tan solo ver lo que sucedía fuera, los asientos del medio, los primeros asiento quedaban terminando la ventana así que tendría que voltear y los últimos quedaban un poco apartados de las ventanas, además los asientos del medio eran suficiente para pasar desapercibida, no estaba entre los primeros, pero tampoco entre los últimos, siempre funcionaba, mis pensamientos se maquinan en mi cabeza para evitar cualquier situación posible.
Lentamente veo como el piso de acerca más y más a mi cara, al mismo tiempo que siento un empujón desde mi espalda y como último instante veo la cara de mi amiga cayendo junto a mi, el primer día de la preparatoria y me encontraba en el piso junto a mi amiga, quien me había tirado, ella estaba muerta de las risas, mientras yo solo me levantaba rápidamente y la ayudaba a levantarse, es curioso como una persona con tanta energía no podía simplemente saludar como yo lo haría "ella no es igual a ti", aunque en el fondo estuve esperando tener una bienvenida como todos los demás, ser un poco más común.
"Poder y querer van de la mano por el mismo sendero, pero jamás los confundas, por qué aunque se comparten nunca tendrán el mismo significado" yo quería ser un poco más normal, aunque que pensar de las personas que buscan la comodidad en lo común, más que en su propio deseo; ella y yo éramos totalmente distintas, pero ella estaba para mí cuando lo necesitaba y nunca preguntaba, simplemente no trataba de entender sino de estar para mí y eso lo valoraba, aunque ganar mi confianza se había vuelto difícil, ella había hecho lo posible y aunque no lo demostrará me hacía bien "nosotros no fuimos creados para estar solos en este mundo, siempre podemos encontrar a alguien en quien apoyarnos, solo busca, tal vez no sea igual a ti, pero tal vez aveces no necesitamos a alguien igual a nosotros".
Nadie nos prestó atención, ese día era común recibir saludos de este estilo así que más que molestarme solo le regrese el abrazo.
- aunque se que pocas veces te gusta el contacto físico, hoy tenía derecho- sin embargo no respondí, no quería decirle que no se apartará y que si me gustaba el contacto físico, solo que tenía miedo, miedo de que vieran con claridad lo que realmente pensaba, que de alguna manera llegarán a mis historias, tenía miedo de confiar.
- te extrañe...enserio me hiciste falta - está vez ella no dijo nada y solo mantuvimos el abrazo, era bonito sentir esto, sentir que alguien a quien extrañaste ahora está contigo, hace años que había perdido a la persona quien era mi mayor apoyo, ahora me daba cuenta lo nerviosa que estaba y lo bien que me hizo este abrazo.
Ella comenzó a relatar me todo lo que había hecho en el verano, me habló de sus hermanos y lo molestos que podían llegar a ser; me habló de los chicos lindos que había visto al llegar y me platico de los postres que había aprendido a hacer; yo escuchaba atenta mientras ella hablaba rápido para que cuando entrara el profesor a clase ya hubiera podido decir parte de lo que tenía que contarme, ella volvía a hablar de postres, Samantha tenía lo que su mamá llamaba manos bendecidas para la repostería "Aveces y solo algunas veces llegaba a sentirlo, la felicidad pura recogiendo mis venas, parecido a la adrenalina, pero sin la necesidad de hacer algo peligroso, sin necesidad de salir a algún sitio, era esa felicidad que me recorría por unos segundos, unos segundos alcanzables tan solo cuando me dedicaba a lo que realmente amaba."
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No Sé Admiten Mentiras
Novela JuvenilLas pequeñas cosas son aquellas que a veces más duelen. ¿Que dolor es más soportable según el alma que habita en nuestro cuerpo? ¿Cuántas decepciones eres capaz de soportar? A veces cuando las mentiras llenan, cuando el perdón no es suficiente para...