Hola a todas, espero que estén muy bien, antes de comenzar con la lectura quisiera darles las gracias por sus votos, por añadir la historia a sus listas y sus amables comentarios.
Quisiera comentar algo, esta no es una historia rosa, aquí no hay el "vivieron felices para siempre", aquí conoceremos la historia de una mujer enamorada, que ha perdido y que hace uso de lo que tiene a su alcance para defender y cuidar a las personas que ama con los medios que tiene a la mano. ¿Tendrá un final feliz? Podría ser, se lo merece por su sacrificio, pero tampoco será tan fácil, nos llevará tiempo, mucho amor, comprensión y por supuesto perdón.
Aclarado este punto, espero seguir contando con su grata compañía.
En cuanto a este capítulo en particular, decidí hacerlo en dos partes ya que estaba quedando tan largo que sentí seria mejor así. Sin más, espero que lo disfruten.
Tal vez, algún día
Capítulo 5
HARRIET
Rosemont Illinois, marzo de 1919
Después de tan dolorosos meses de recuperación anímica y corporal Candice y Neil Leagan llegaron al hotel Crowne plaza en la ciudad de Rosemont. Neil tenía algunos asuntos que arreglar con unos arquitectos y debido a que Candy había estado tan deprimida y encerrada en su habitación después de un aborto espontáneo seis meses atrás, el doctor le había recomendado salir de casa, aunque renuente a ello al final la rubia aceptó ir.
Neil salió a una reunión y la señora Leagan se quedó a descansar, sin embargo, inquieta como era salió a deambular por ahí, aburrida de estar entre cuatro paredes, cuando se hubo cansado de caminar se sentó en un cómodo sillón en el lobby, cerca de la ventana mirando hacia el jardín con un libro en la mano que había estado andando para todos lados, lo abrió y se perdió entre sus páginas, al menos, a la vista de todos era una persona enfrascada en su lectura pero si se prestaba atención podía ver la tristeza en los verdes ojos así como el reflejo de un rostro bastante conocido en el medio artístico, el rostro de Terry Graham, el cual se encontraba impreso en un pedazo de papel que había sido recortado de un periódico de reciente circulación y que permanecía oculto tras las hojas de un libro de poesías.
La rubia mujer se encontraba abstraída mirando el recorte, estaba triste, tocaba su vientre el cual hacía apenas unos meses estuvo ocupado por una criatura que aunque era de un hombre al que no amaba y al que tuvo que entregarle su cuerpo imaginando que era aquel de la fotografía, por un momento, fue una bendición, un salvavidas al que aferrarse, algo suyo, pero su mismo cuerpo lo había rechazado, como una enfermedad su cuerpo la combatió hasta que un día simplemente se curó, pero para ella que a pesar de todo daría lo que fuera por haber tenido en sus brazos ese cuerpecito cálido y dulce, haber visto crecer ese ser y darle todo el amor de madre que a ella si bien no le faltó tanto si anhelaba fuera sólo suyo ahora ya no estaba, estaba vacía, triste y sola.
Perdida en sus pensamientos y esa mirada azul tan profunda no escuchaba ni veía nada a su alrededor, sin embargo, un cosquilleo en la base del cuello alertó los sentidos de la joven rubia.
-Buenas tardes- hablo una voz gruesa y muy varonil- mi llave por favor- solicito el hombre alto a la persona en recepción.
-Buenas tardes señor Gra...
-Shhh- calló el hombre al recepcionista - no diga mi nombre por favor - solicitó.
-Sí, disculpe, aquí tiene - dijo el hombrecillo apenado al tiempo que entregaba un juego de llaves a su interlocutor.
Esa voz era inconfundible, más grave, más profunda pero inconfundible, la mujer rubia levantó la cabeza lentamente y desde su lugar vio con clararidad la figura masculina, estaba más alto, su espalda también había ensanchado, sus brazos fuertes que se remarcaba por debajo de la chaqueta marrón, las largas piernas enfundadas en un pantalón oscuro, el rostro apenas visible pues traía una bufanda igualmente oscura alrededor del cuello tapando la mitad inferior de su cara, el cabello que a pesar de llevar una boina se vislumbra corto y castaño, ¡Era él! Imposible confundirlo, ¡era Terry! El corazón de la rubia se aceleró, cerró su libro llevándolo a su pecho, apretando tan fuerte que los nudillos quedaron blancos, quería llorar, pero las lágrimas no salían, solo atino a verlo caminar hacia las escaleras, con ese andar firme, con ese porte aristocrático que no podía ocultar mientras el corazón de Candy Leagan se detenía por un largo momento.
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Tal vez, algún día
FanfictionLos años pasaron y muchas cosas han cambiado, Candy se ha casado con Neil, Terry se ha separado de Susana cada uno ha hecho su vida, pero acontecimientos misteriosos hacen nacer las dudas en Terry, ¿será posible lo que él ve o cree ver?. Lo que naci...