El trabajo de un operador de la línea de emergencia es tan sencillo como complicado y confuso a la vez.
A veces, puede aumentar tu demencia; a veces, tu paranoia...
Tal vez ninguna de las dos, pero sí despertar un instinto extremadamente protector...
Cuando JiMin despertó y vio a su mejor amigo tendido en el piso, creyó que el menor había sucumbido al sueño y no le dio tiempo de llegar hasta su cama, pero al mover su cuerpo para despertarlo, este no respondía. Incluso, su respiración era muy lenta y entrecortada.
Park empezó a confundirse, así que lo intentó sentar y sintió algo pegajoso en la parte trasera de la cabeza de TaeHyung. Fue allí cuando se dio cuenta del charco de sangre que reposaba brillante en el pavimento.
La expresión del pelirrosa fue todo un caos. Gruesas lágrimas iniciaron a formarse en sus rasgados ojitos, su ceño se frunció y mordió su labio inferior con tanta fuerza que lo hizo sangrar. Sin poder decir palabra alguna, y respirando erráticamente, miró hacia los lados en busca de su celular. En cuanto lo encontró, tuvo que pedirle a su asistente de voz que llame a emergencia, pues la única mano libre que le quedaba temblaba tanto que hasta tiró el aparato electrónico unas tres veces antes de poder sostenerlo correctamente para pedir ayuda.
Entre sollozos e hipidos, trató de explicar lo que estaba sucediendo. La amable chica tras la línea intentaba entender las palabras del emisor, haciéndosele complicado debido a la desesperación en su voz. Por fin, tras unos minutos de tortura al no poder hablar con tranquilidad, JiMin se dio a entender. La fémina le avisó que ya había una ambulancia dirigiéndose a su destino.
Park abrazó el delgado cuerpo de su mejor amigo, volviendo a desestabilizarse y llorando a mares mientras apretaba al castaño con fuerza.
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Cierto pelinegro conversaba tranquilamente con sus compañeros de trabajo. Algunos de ellos contaban anécdotas sobre sus familias, otros de sus parejas.
—Oye, Kook, ¿cómo te va con tu novia?—inquirió sonriente un pelirrojo.
—Uh... No tengo novia, hyung...—respondió apenado JungKook.
Y es que ya tenía 22 años, se supone que debería estar en una relación, ¿cierto?
—Y, ¿estás en planes con alguien?—siguió preguntando HoSeok, curioso por saber si el corazón de su dongsaeng ya tenía dueña.
—No tengo mucho tiempo para salir, así que no...—contestó, lamiendo sus labios y desviando la mirada.
Este tema era un poco incómodo para el menor, pues preguntas relacionadas al amor se las hacían siempre, y él... Pues él no tenía nada con nadie. Ninguna persona había llamado tanto su atención hasta ahora. Bueno, quizás cierto castaño que conoció el día anterior sí... Pero solo sabía su nombre, ni siquiera eran amigos. Aunque, le gustaría conocerlo mejor y llegar a poder serlo.
Tal vez más tarde le pregunte a Lalisa sobre el chico.
—Chicos, buenas tardes...—saludó una rubia, entrando a la cafetería para sentarse junto a sus compañeros. JungKook agradeció internamente que llegara, pues había roto la pequeña burbuja que se había formado debido a la incomodidad del tema que habían tocado.