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—JungKook, por favor...—pedía el castaño con suavidad—. No creo que sea necesario...

Jeon ignoraba olímpicamente las palabras del mayor, continuando con su objetivo mientras sostenía a TaeHyung entre sus brazos. Kim empezaba a preguntarse si era bonito cargar a un embarazado pesado, pues Jeon, al igual que su mejor amigo, lo había elevado sin su consentimiento.

—¡JEON JUNGKOOK!—chilló ya cansado, por fin logrando captar la atención del menor, quien, asustado por el reciente grito, observó al contrario con ojos de cachorrito.

—Tae, debemos hacer algo. Aquel tipo no puede salirse con la suya después de hacerte daño—habló con firmeza segundos después, presionando sus labios y frunciendo el ceño.

TaeHyung suspiró, abatido.

—Kook...—susurró, continuando al captar su atención—. No sucedió nada grave, ¿sí?, y te lo agradezco. Pero, creo que es mejor dejarlo así...—añadió, desviando la mirada mientras lamía sus labios.

Esta es la parte en la que nos damos cuenta que ambos chicos se complementan de forma perfecta. Kim detesta los problemas, verse involucrado en alguno. Prefiere mantener el perfil bajo y no llamar mucho la atención. Si podía evitar preocupar a los demás, lo haría a toda costa, incluso si terminara lastimado por ello.

Jeon es curioso en demasía, su presencia es claramente notable debido a su espíritu entusiasta y desvergonzado. Si había algo que lo molestara, no se cansaría hasta obtener justicia...

—Por favor...—murmuró el pelinegro, colocando al mayor en el suelo con delicadeza y mirándolo a los ojos.

El castaño notó de inmediato la tristeza en aquellos bonitos y oscuros orbes, preguntándose el porqué. ¿Por qué se preocupaba por él si tan solo llevaban conociéndose tres días...?

A pesar de ello, no pudo evitar sentir su corazón dar un vuelco, sus mejillas adquiriendo un leve tono rojizo.

—Supongo... que está bien—cedió ante la petición del menor, bajando la mirada.

—Gracias, Tae... Eres muy valiente—aseguró Jeon, tomando el mentón del castaño y elevándolo, regalándole una bonita sonrisa en la que sus dientecitos delanteros relucían.

JungKook sabía cuán difícil era una situación como esta. Una vez, mientras trabajaba, recibió la llamada de una muchacha, la cual, asustada y con la voz temblorosa, contó que sentía que alguien la seguía desde hace un buen rato. El azabache, como buen operador, trató de calmarla, diciéndole que se refugie en algún lugar lleno de gente que pueda auxiliarla mientras este llamaba a algún oficial que pueda ir en su ayuda. Así, al día siguiente, le informaron que habían capturado a un hombre de unos treinta y cinco años que llevaba un tiempo acosando a una escolar.

Dicho esto, el pelinegro, completamente desvergonzado, tomó la mano del mayor, guiándolo hacia la comisaría más cercana.

TaeHyung solo soltó un suspiro, creyendo nuevamente que esta no era una buena idea.

TaeHyung solo soltó un suspiro, creyendo nuevamente que esta no era una buena idea

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